LOS CUENTOS DE LA ABUELA (BRUJERIA VASCA )

Los Cuentos de la Abuela

Noviembre 20, 2007 por Johanes de Bargota

Un cuento para disfrutar…

-¿Y quienes eran las Sorgin?- Preguntaba la niña a su abuela mientras esta trataba de trenzarla el pelo. Se encontraban en el Caserío con el fin de visitar la casa de los abuelos en la que tenían que arreglar unos asuntos que a ella se negaron a relatar, simplemente la habían dejado esperando en la vieja cocina y poco después su abuela se unió para hacerla compañía. Sus padres hacía mucho se habían trasladado a la ciudad, devorados por la promesa laboral del mundo civilizado. La mujer sonrió escondiendo tras sus ojos ciertos recuerdos, tal vez de su niñez, o puede que también fuesen recuerdos de la niñez de sus padres, o de sus abuelos, tal vez más atrás aún.

-¿Eran?- Preguntó la anciana esbozando esa sonrisa, la misma sonrisa con la que negaba en navidad haber colocado el regalo bajo su cama, mientras culpaba al Olentzero de tal allanamiento. -Las Sorginas eran lo que siguen siendo, cariño- nadie más en el mundo sabía hacer la trenza con la misma delicadeza, su madre siempre la propinaba dos o tres involuntarios tirones en el pelo. Sin embargo la amama, la abuela, sabía trenzar muy bien y ella casi disfrutaba del trenzado. -Las Sorginas son las sabias de los viejos tiempos, mucho antes de que construyeran las Ermitas- el trenzado seguía produciéndose directamente emanado de las manos de aquella anciana, unas manos blancas y arrugadas que revelaban el Invierno de su edad. -¿Antes de que tú nacieses Amama?- La anciana soltó una estruendosa carcajada mientras trataba de que los lazos con los que intentaba decorar el pelo de la niña no se descolocaran producto de la convulsión que acompañó la risotada. -Bai, cariño. Mucho antes de que yo naciera, me temo que demasiado tiempo atrás-. -Ellas son las que conocen los secretos de la madre que recorre estas tierras cabalgando en el aire que te hace temblar cuando sales al colegio. Son, mi niña, las descendientes de un linaje muy antiguo que emanó de las mismas entrañas de la Naturaleza, nuestra madre, Amalurra, en el momento que la humanidad apareció sobre estos parajes que tú ves aquí- En la imaginación de la niña aparecían brujas creciendo de la tierra, con sombreros puntiagudos y escoba en mano, -No, cariño, así no- se aventuró la anciana en una asombrosa lectura del pensamiento de su nieta -Eres muy pequeña para entender, pero lasai, lasai, ya entenderás de grande, tú recuerda bien lo que te digo ¿Quién sabe cuando vamos a poder a volver a tratar los temas de la Amalurra en intimidad, cariño?- La dijo guiñando el ojo con un gesto extremadamente felino.

-Cuando la madre de estas tierras que tú pisas dio a luz por primera vez a la Luna y al Sol, parió con ellos a un grupo de personas, hombres y mujeres, que repartió por todos los lugares. A menudo estos seres tenían los pies de pato, otros tenían cola de gato, algunos tenían pequeños cuernecillos sobresaliendo de sus frentes…- La niña pegó un respingo -¿Cuernos, patos y rabo?- La anciana sonrió -Si, cariño, ellos no tenían la sangre “de los del día”, estaban mezclados con los vecinos, los que el párroco teme, “los de la noche”. Como tal estas personas comenzaron a hacer cosas muy asombrosas producto de su linaje sobrenatural y fueron llamados Sorginas; los que hacen cosas asombrosas, en otros lugares algunos Sorginas conocían los secretos de la vida y la muerte y como tal ayudaban a las amas en el momento que daban a luz a sus pequeños y ahí fueron llamados Sorsain; los que hacen nacimientos. Los Sorginas eran los voceros de Amalurra en la tierra y con sus poderosos oráculos aconsejaban a comarcas enteras en las cosas que realmente interesan y siempre han interesado a nuestras gentes; el pastoreo, la agricultura, la salud, el buen Adur. Enseñaban las cosas que les eran preciadas a los de la noche, incluidos todos nuestros antepasados, y así el mundo de los del día se mantenía en paz con el de la noche. Ellas eran alumnas de un ser muy fuerte que vive escondido en las montañas, en los lugares más inaccesibles de las mismas, este es Aker quien es mitad humano y mitad macho cabrío. El Maestro que enseña a las Sorginas como tienen que hacer de tal modo que puedan desarrollar sus potenciales heráldicos que viven latentes en su parte sobrenatural mediante la que están emparentados con el mundo que nunca vemos. Con el tiempo las sorginas aprendieron a esconder esos raros atributos como los pies de pato o de cabra y las colas de gato o caballo. Parecían seres humanos normales y así, ellos pensaban, podrían ser más accesibles a sus vecinos. Sin embargo cuando ellas querían se convertían en animales que trotaban a velocidades increíbles y volaban más allá de este mundo donde se reunían con sus familiares muertos, con los espíritus que pueblan la cara oculta de estas tierras y también con los Dioses que nacieron en nuestros parajes, como nosotros, y la habitan desde el principio de las memorias. Ellos acostumbraban a cantar secretos en la noche en las que la luna parece un enorme queso, lo hacían mientras volaban de camino al Akelarre donde el Maestro aguardaba con una llamada entre sus cuernos, símbolo de la santidad que ilumina el oscuro camino que separa a los del día de los de la noche. Con sus canciones, bendiciones y maldiciones restauraban el equilibrio y así afianzaban el pacto entre los espíritus dueños de estas tierras y los que la habitamos- Suspendió la conversación mirando hacia el techo como observando una escena muy triste -Pero entonces llegaron esa gente forastera, trajeron a su Dios que en principio convivió en paz, pero con el pasar de los tiempos erigieron leyes para tratar de expulsar a las sorginas y … bueno muchas sufrieron mucho. Eres muy pequeña para entenderlo.-

La niña comenzaba a sentir un sentimiento de nostalgia inexplicable que la invadía profundamente, como si por un momento hubiese establecido un vínculo empático con los espíritus que se esconden tras la naturaleza de la que ella tanto disfrutaba en sus numerosas excursiones y que sentían la nostalgia de los “viejos tiempos” en los que sus presencias eran advertidas por los lugareños, no ahora, tras siglos de ignorar estas cosillas. De pronto se dio cuenta que su abuela se disponía a proseguir.

-En esos tiempos las cosas se ponían muy difíciles para la gente que apreciaba las tradiciones ancestrales, nada raras para ellos, no dejaban de ser cosas comunes que siempre se habían hecho. Sin embargo comenzaron a llamar “pecado” a estas cosas y comenzaron a decir que el pecado te conducía a un lugar en donde ardías eternamente. Del Maestro dijeron que era un ser de mal, que solo deseaba la destrucción de la humanidad en un combate a su Dios. Mucha gente se preguntaba si a caso el Maestro conocía a ese Dios para combatirle, si así era ¿porqué nunca le había mencionado? Después de todo ¿no era el Maestro quien revelaba los más arcanos secretos? ¿Por qué compartir los misterios del Otro mundo y en cambio no mencionar esa batalla? Algunos se convencieron, otros fueron convencidos a raíz de numerosas presiones, otros sufrieron destinos peores…- Suspiró - Muchas casas comenzaron a hablar en secreto de las cosas comunes, de las cosas del pueblo, y así se transmitió en secreto las historias y muchas de las costumbres. Otras se perdieron…-

La anciana secó las lagrimas de la niña al advertir que se derramaban sobre sus mejillas algunos lagrimones furtivos mientras su barbilla temblaba ligeramente.

-Pero…- Dijo arqueando una ceja, como dándose cuenta de algo -Quedaron muchas cosas que ahora te cuentan en la Ikastola y lees en los libros que Aita te regala cuando te portas bien y haces todos los deberes y las tareas de la escuela- Se detuvo examinándola -Algún día… tal vez no muy lejano, la gente se pondrá a recopilar las cosas que han ido sobreviviendo. Lo harán buscando en cada aldea, en cada pueblo, en cada comarca, y juntándolo todo se recuperará lo suficiente para recordar como fue… tal vez no exactamente, cariño… pero muy parecido.- La niña la miraba asombrada como imaginando la escena, casi comparaba ese resurgir con el despertar de la Bella Durmiente, película que acababa de ver antes de salir para el Caserio. - Entonces, como si de un libro mágico con profundos secretos se tratara, aprenderán como hablar con los de la noche, y estos, asombrados, escucharán lo que tiene que decir el hombre, siglos después del silencio.- La anciana que había terminado la trenza, comenzó a gesticular exageradamente -Entonces la gente irá al Akelarre, al Akelarre que está tras el velo de niebla que separa este y el otro mundo, y allí verá nuevamente al Aker que volverá a compartir sus secretos y a prender con su llama a los elegidos…sí preciosa…y ellos serán Sorginas. Entonces aprenderán como volar “por encima de las zarzas y por debajo de las nueves”, irán “con el corazón en la mano”, podrán nuevamente volver a convertirse en esos animales capaces de cabalgar, a lomos de la Serpiente Cornuda, a lo largo de la línea inadvertida que separa el mundo del día y de la noche. Volverán a restablecer el pacto entre la Amalurra y sus hijos, lo harán en las fechas que se hacían antaño, y Amalurra retribuirá nuevamente grandes cosechas y numerosos secretos mientras ellos danzas extáticos sobre sus escobas en vertiginosas carreras y alocados saltos- Sonrió -Volverán a saber como tejer el tapiz que nadie puede ver y susurrarán conjuros con los que influirán en los destinos de las cosas, y volverán a construir un puente entre los vivos y los muertos, nunca más nuestros antepasados serán ignorados-. La anciana acarició la mejilla de su nieta -”Todo lo que tiene nombre existe”, cariño, recuérdalo. Nunca más pienses que los Sorginas existieron, sino que existen y existirán.-

La madre llamaba a su hija a que entrara a la habitación y la abuela le hizo un gesto para que volviese con su madre, a lo que ella obedeció. Abrió la puerta y… miró a su alrededor, había muchos familiares con una cara muy triste pero ¡¡¡Que era Eso!!! La abuela se hallaba en la cama, tumbada inerte ¿dormida? No, muerta…

Rápidamente volteó la mirada y solo pudo alcanzar a ver un pájaro negro salir por la ventana, se hecho la mano al pelo…ahí estaba la trenza… En las afueras se escuchó un estruendoso Irrintzi que sobrecogió a todos los que se hallaban en el cuarto, el párroco se consagró y todos le imitaron. -Que el Señor nos guarde, el Irrintzi de las Sorgin, el grito del Diablo-. Todos respondieron un unisolo Amén mientras la niña esbozaba una sonrisa entre lágrimas -Ya han vuelto…- Susurró.

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