PATU.HACIA LA FETCH DE LOS VASCOS (SORGINKERIA)

Patu: Hacia el Fetch de los Vascos

Noviembre 12, 2007 por Johanes de Bargota

Dentro del concepto pagano de la cosmogonía particular del ser humano, existían ciertas complejidades, a menudo no demasiado fáciles de diferenciar. Si tomamos los elementos con respecto a estas concepciones en las principales “paganías” europeas (Grecolatinos, Germanos, Celtas y Eslavos) descubriremos, no obstante, ciertas similitudes con respecto a concretas apreciaciones filosóficas de esta composición.

Estamos demasiado acostumbrados, aún inconscientemente, a la doctrina cristiana de: cuerpo y alma, mientras que nuestros antepasados figuraron un mapa de la composición humana mucho más complejo de la que emanó una filosofía que supuso, y vuelve a suponer, el Abc de la Brujería como concepto de estudio y operatividad.

Especialmente, encontramos un concepto y es el que ha sido denominado por numerosas culturas de numerosas formas: Daimon (Griegos), Genius (Romanos), Fylgja (Escandinavos), Rozenhitsye (Eslavos) y Fetch o Puckril (utilizado en Brujería Tradicional, especialmente aquellas ramas provenientes de las Islas Británicas). Y es de esto lo que vamos a hablar aquí.

El Concepto

El Magister y famoso autor Robin Artisson nos dice al respecto, en una charla sobre ciertos temas del Arte:

-La noción de que el ser humano esta compuesto de un “cuerpo”, el cual es mortal y un “alma”, la cual es eterna, es incorrecta. Es una visión muy cristiana. Para los cristianos, en el “alma” esta asentada la personalidad, los pensamientos, los sentimientos y la memoria. Es eterna; sobrevive al cuerpo, cargando con la personalidad y las memorias del ser humano, así como la habilidad de la persona para percibirse a si misma como un ser aislado.

Pero es no es así como el ser humano era entendido en lo que nos muestra la antropología pagana. Para los pueblos paganos, en cambio, existía un complejo de fuerzas y de “seres” que sejuntaban para que la “vida” de un humano se manifestase. Al morir, cuando estas fuerzas se dispersaban, no era la “personalidad” lo que continuaba sino algo más.

La muerte es un gran misterio, uno difícil para los humanos vivientes, encadenados por la racionalidad y limitados a su propia memoria de percepciones sensoriales previas, para realmente comprenderla.

Los paganos creían que el ser humano estaba constituido por un cuerpo, una “fuerza vital” y a un misterioso “otro” ser, un ser divino que actuaba como un “seguidor” o “doble” para el ser humano vivo; una entidad espiritual que estaba ligada de alguna manera al destino del ser humano, pero, desde la perspectiva del ser humano vivo, parecía un ser autónomo, independiente. De todas maneras, este “seguidor” o espíritu “guardián” era de vital importancia para la vida del ser humano; sin él, el humano moriría.

La “fuerza vital” que animaba al cuerpo, actuaba como la sede de la mayor parte de lo que comúnmente denominamos la “personalidad”, esta era la fuerza que hacía posibles el intelecto y la memoria. La fuerza vital era lo que mantenía al cuerpo, el cual a su vez, proveía los medios físicos para que la consciencia corporal, y la memoria y el intelecto que la asistían, continuasen funcionando.

La “fuerza vital” era llamada también “alma de sombra” o “alma del cuerpo”. Al morir, el cuerpo morías, y la fuerza vital regresaba al suelo mismo, o se dispersaba de vuelta en la Naturaleza, de donde había sido obtenida originalmente. La única parte inmortal del ser humano era el Doble Espiritual o el “seguidor” del cual hablábamos hace un momento. Este “doble” no es otro que el Daimon de los griegos y el Genius de los romanos. Este doble es el “Fetch” del Antiguo Oficio brujeril.-

Función y Apariencia del Fetch

No me cansaré nunca de repetir el fallo de muchos paganos que, desde mi humilde opinión, observo dicen entender el concepto de Animismo pero lo hacen desde una praxis totalmente teórica, más muy pocas veces basada en una experiencia práctica y en una reflexiva (profundamente reflexiva) que le conduzca al entendimiento, no sé si completo, pero al menos si complejo de lo que involucra el Animismo.

Basándonos en este complejo, podemos suponer que un Árbol es auto-existente, más aún, que tiene su propia existencia inmortal reflejada en un alma o espíritu que es ligado al árbol humanamente objetivo (tronco, ramas, hojas, salvia, etc…). Esto es muy bonito, como decía muy teórico, pero vayamos más allá si me permiten.

El principio pagano común, mediante el cual el ser humano, o todas las cosas, eran acompañados por un espíritu ligado a él, totalmente necesario para la existencia de su ligado, está profundamente basado en el concepto tan famoso de El Destino. Dicho espíritu ligado se encargaba de la manifestación objetiva de las realidades que permitían que su ligado (el ser humano, el árbol, una roca o cualquier otra cosa) formase una hebra del destino que junto a las demás vendrían a suponer el tapiz tejido, por la Madre Destino, de toda la existencia. Todo el entramado del Destino (Fate) era el resultado de una serie de convergencias “autónomas” que venían a representar cada Hebra que, aunque individual, formaba parte de un complejo mucho más amplio. Cada hebra es formada por una serie dinámica de acontecimientos, resultado del Destino, y a su vez eso suponía que el tapiz, en general, no era otra cosa que un infinito “banco de datos” de acontecimientos ligados que los ocultistas han bautizado como “Causa y Efecto”.

Que el espíritu ligado suponga el administrador (inmortal, lo único inmortal ligado a las cosas. Memoria, físico y demás factores son totalmente mortales) de este Destino, viene a supone que sin él su ligado no podría existir, y más aún, pues su propia condición de manifestador de los Hilos del Destino le convierte, casi de forma inmediata, como un puente de inter-conexión entre la Madre Primordial (y por ende, entre los Dioses) y su ligado entendiéndole en su existencia atemporal incluso como mensajero de los mismos… más todavía, ya que su condición le convierte también en el ligazón entre su hebra ligada, con todas las demás y a su vez con la auto-existencia del propio tapiz. Como ven, las posibilidades son infinitas.

El único error de concepto es dedicar a este Espíritu la precognición de “alma” desde el punto de vista Cristiano, más cuando nada más es un “Hado”, un espíritu inmortal acompañante que no ES en sí su ligado y a su vez si lo es. El problema para entender esto es que muchas veces consideramos la existencia de forma permanente y estática, cuando nada más lejos de la realidad (de la realidad pagana, mejor dicho) la existencia es y será en muchos niveles, a infinitas latitudes y nunca consciente del mismo modo. El ser humano (o árbol, o roca, o…) es la mitad de una ecuación, mientras su espíritu ligado es la otra, diferentes existencias de una misma realidad que aunque no son una misma, tampoco son separadas, al menos no como frecuentemente nosotros entendemos el concepto “separado”.

Estos espíritus son habitualmente concebidos como mujeres, a veces también como animales. Los Celtas y Germanos alrededor de las mismas elaboraron un pretendiente culto, muy famoso, a “las Madres del Clan”. También en el mundo Greco-Latino existió un culto, proveniente de la antigüedad, puede que más remota de lo que hayamos sospechado, a modo de Genios que cumplían la función de “Espíritus Familiares”, concepto que no debería confundirse con el de “muertos”, que aunque también existía (lógicamente) no tendría porque estar relacionado, necesariamente.

Praxis del Fetch

Cuando el Sorgin o el Crafter viaja al Otro Mundo, habitualmente sus sensaciones, intuiciones y sentimientos vienen a ser potenciados durante la experiencia. Esto se observará más potenciado si él ha trabajado sobre su Fetch hasta el punto de generar un puente más o menos estable que permita su comunicación e interrelación. El propio hecho de saltar la frontera entre este y el otro mundo está ligada al trabajo sobre el Fetch.

Aquí debemos entender que el Fetch como la “otra parte de la ecuación de la persona” reside en un espacio atemporal que a la vez supone la “otra parte de la ecuación de la realidad”. Lógicamente cuando uno se encuentra en esa otra ecuación del mundo, no es sino gracias a la otra ecuación de su ser; el Fetch.

El trabajo con el Fetch y la forma de abordarlo desde la cotidianidad del Sorgin es variado y radica especialmente en el pre-establecimiento de una interconexión entre ambos, a menudo incluso reforzado por métodos que podríamos tildar de “devocionales” (ofrendas, por ejemplo) pero que no va acompañado únicamente de un posicionamiento religioso, es una devoción de un carácter profundamente chamánico donde la experiencia es indispensable para el resultado de dichas operaciones.

El Fetch por ello mismo se convierte en un consejero, en un guardián, en un guía pero también en un vehículo tras la identificación del mismo (en forma de animal) con la propia psiquis del Sorgin actuando en el Otro Mundo. No es sino esto el resultado de numerosos cuentos de brujas convertidas en animales, así como el resultado de ceremonias donde se requería la adopción de “disfraces” de animales que hacían el papel de vestimenta sagrada del que lo portaba. Es en este momento donde la psiquis de la persona manifiesta una profundidad de su consciencia que la permite la absorción de realidades (mundos, por categorizarlos de algún modo) y entidades que fundamental el pilar de su experiencia.

El trabajo es complicado, tal vez incluso duro y confuso, pero contrae recompensas además de suponer el camino hacia una experiencia vital, cuasi necesaria en el trabajo del Sorgin que no opera sino en aquel mundo, otra ecuación del mundo en el que “habitamos”.

El establecimiento de un puente que interconecte al Fetch con su hebra no únicamente facilitará (o permitirá, mejor dicho) la experiencia gnóstica del Sorgin (el Brujo, el Crafter) en el Otro Mundo, igualmente puede ayudar de innumerables formas a lo largo de la vida diaria. El Fetch, esto es muy importante, no algo “que se usa” como una herramienta, cuidado con eso. Al Fetch deberías (y apuesto que llegarás hacerlo) tomarle un cariño como la parte que te acompaña, y que a medida que te acercas a la realidad de su auto-existencia te guía y ayuda, es, por decirlo de algún modo, la presencia de una especie de “hermano mayor”, de “tutor personal” cuya relación es fortalecida por lo personal de la misma, y a su vez, la personal de la misma lo que consigue es precisamente materializar las ventajas de la misma.

Conozco Crafters, y también Soginak, que mantienen una relación con sus Fetch cuasi familiar, han desarrollado tal simbiosis con el Fetch que prácticamente se pueden considerar extensiones del mismo; una de las metas, por cierto, en todo esto. Bajo el trabajo sobre el Fetch han alcanzado nuevas etapas de sabiduría y gnosis, además de una conexión con espíritus y entidades divinas mucho más profunda de lo que pudieron imaginar, entre otras cosas que vienen a ser beneficios paulatinos de gran valor.

Patu, el Fetch de los Vascos

Hasta ahora y a pesar de estar hablando de un término también de la Sorginkeria, he utilizado términos más conocidos para el mismo fenómeno, debido a su unicidad en la propia Brujería Tradicional, así como en muchos sistemas de Paganismo Europeo. Llega la hora, sin embargo, de dedicarle unas líneas al equivalente vasco de este misterio, que sí, lógicamente existió y existe.

José Miguel Barandiarán recoge en sus escritos, producto de innumerables investigaciones “in situ” (sobre el terreno) una serie de entidades llamadas Patuek, un plural cuyo singular es Patu. Describe a estos espíritus como genios familiares, de un modo extrañamente coincidente con el Genius romano o la Fylgja escandinava aunque con matices típicos y lógicamente autóctonos. De hecho han sido más de un autor el que, posteriormente a Barandiarán, se ha aventajado a hacer estas comparaciones.

Estos espíritus vendrían a ser entidades ligadas a las personas, que tras el Cristianismo pasaron a convertirse en una especie de antítesis del “ángel guardián” de la doctrina católica. Si alejamos, solo por un momento, la personificación de esta entidad en su realidad mitológica y cosmogónica y traducimos la palabra del Euskara al Castellano obtenemos un detalle que solo viene a corroborar a Barandiarán; Patu, Trad: Suerte, Destino, Hado.

Así pues tenemos a los Patuek como Hados personales, vinculados en su traducción al concepto de suerte y destino, y por ende una tremendamente sólida apreciación del símil con el Homólogo Europeo de Genius, Daemon, Fylgja, Puckril, etc…

Cierto autor vasco, etnólogo si mi memoria no me falla, relaciona la palabra (y la entidad mitológica) Patu con el posterior Paktu (Trad: Pacto) y lanza la hipótesis de que esto responda a una realidad mitológica olvidada (o al menos no recogida, añado) que vincule a los Patuek en calidad de genios familiares, con sus ligados, por cierto pacto que alguna vez bien pudo estar inmortalizado en el saber popular pero que a causa del transcurrir de los siglos pudiera haberse olvidado. Si esto fuese así, solo vendría a reforzar la ya reforzadísima relación entre el concepto de Patu con el de Fetch, convirtiéndolo en un homólogo vasco de un concepto que, como hemos visto, ha sido común en la Europa pagana, otros autores vascos y también de otros lugares han venido a reforzar esta tesis con sus propias investigaciones, ejemplos pueden ser autores como Wentworth Webster en su Basque Leyends o Jean François Cerquand en su Légendes & Récits populaires du Pays Basque.

Barandiarán en su costumbre de recoger testimonios (por docenas) de cada divinidad o entidad sobre la que elaborada un trabajo, también recogió algún testimonio sobre esto, que fue una declaración muy concreta, concisa y reveladora que afirma:

GIZAGAINEKO PATU BATEK GIDATZEN GAITU.

(Trad: Nos mueve un Hado sobrehumano.)

Es curioso detallar que “Destino” igualmente se traduce como Adur, además de cómo Patu. Adur, en la Mitología Vasca, representaba precisamente la otra “fuerza de la ecuación” de la realidad que percibimos, su origen. Adur vendría a simbolizar el genérico causa-efecto del tapiz que representa todos los acontecimientos que percibimos. Adur como concepto del Destino y Patu de forma idéntica, solo que personificado en una entidad, únicamente nos desvela que tal como sucede en otras culturas, dicho Hado (el Fetch) está íntimamente relacionado con el Destino a modo de concepto.

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