la A-létheia, el no-ocultamiento

El lenguaje de los griegos llama a lo eso que deja libre lo despejado, y que concede recién todo lo abierto, la A-létheia, el no-ocultamiento. Él que no deja a un lado el ocultamiento: esto ocurre tan mínimamente, que el desocultar, el poner a descubierto [Entbergen], requiere siempre del ocultar. Heideggeriana: ArtePensar

El misterio de la renombrada luz griega reside en el desocultamiento, en el des-encubrimiento que reina en ella. El cual pertenece al ocultamiento y se oculta él mismo, de tal forma, en verdad, que él, a través de este sustraerse, le deja a las cosas su permanencia, la que se manifiesta desde la delimitación. ¿No predominará tal vez una dependencia casi insospechada entre la reserva frente al destino y el todavía impensado como aún retraído desocultamiento? ¿No es acaso la reserva ante el destino la hace largo tiempo ya permanente retención del desocultamiento? ¿No conducirá, tal vez, la seña hacia el misterio de la aún impensada A-létheia, a la vez, al ámbito de la proveniencia del arte? ¿Vendrá desde este ámbito la llamada a la producción de las obras? ¿No tiene que apuntar la obra como obra hacia aquello no disponible para el hombre, hacia lo que se oculta por sí mismo, para que la obra no sólo diga lo que ya se sabe, conoce y hace? ¿Acaso la obra de arte no tiene que acallar aquello que se oculta, lo que oculto por sí mismo evoca en el hombre el recato ante aquello, que no se deja planificar ni controlar, ni calcular, ni hacer? 15105 Heideggeriana: ArtePensar

No lo sabemos. Pero sí sabemos que la A-létheia, que se oculta en la luz griega y que concede recién la luz, es más antigua y originaria, y por ello más permanente que cualquier obra y figura ideada por el hombre y realizada por mano humana alguna. 15109 Heideggeriana: ArtePensar

A-létheia - desocultamiento en el ocultarse - una mera palabra, impensada en aquello que le predice a la historia occidental-europea y a la civilización mundial que brota de ella. 15113 Heideggeriana: ArtePensar

Lo que un ente es, lo que se ha puesto en la patencia de él mismo, es lo verdadero. Y ¿qué quiere decir verdad? Los griegos dicen: a-létheia, el desocultamiento; en el inicio de la filosofía griega la verdad pertenece a la esencia del Ser. Verdad es allí no sólo y meramente, como lo será más tarde y todavía hoy, una propiedad del enunciado y de la proposición, que el hombre dice y continua diciendo sobre el ente, sino el acontecimiento fundamental del ente mismo, de este que entra en la patencia o, como es hecho patente, por ejemplo, en el arte a través de su obra; pues el arte es el poner-en-obra de la verdad, la patencia de la esencia de las cosas. 5214 Heideggeriana: EuropaFilosofia

Cuán íntimamente unidos están para los griegos ser y verdad (phýsis y a-létheia) lo hemos de inferir desde los opuestos, en los que el pensamiento griego pone desde un comienzo al ser: ser y devenir; ser y apariencia. El devenir es lo no-estable, lo que siendo pasajero de lo que esta puesto en sí, se va perdiéndo. En la medida que lo ente aparezca y desaparezca, sea captado en el cambio, se muestra constantemente diferente de como era antes; en la medida que lo ente aparezca asi, se torna a sí mismo como un apariencia inconsistente. 5216 Heideggeriana: EuropaFilosofia

La vuelta a la caverna y la lucha entablada dentro de ella entre el liberador y los prisioneros, refractarios a toda liberación, da lugar a un cuarto escalón de la "alegoría", con el que ésta se completa. Es cierto que en este paso de la narración no se emplea más la palabra aleethés, aunque igualmente ha de tratarse en este escalón de lo desoculto, lo que determina el dominio cavernario, al que de nuevo se ha ido. Pero ¿no se había designado a las sombras ya en el primer escalón como lo "desoculto" regulador en lo interior de la caverna? Sí, por cierto. Pero para lo desoculto no sólo es esencial que de cualquier manera haga accesible lo que semeja y deje abierto su aparecer, sino que lo desoculto supere siempre una ocultación de lo que yacía oculto. De modo que lo desoculto tiene que ser arrancado y, en cierto sentido, sustraído a una ocultación. Y porque para los griegos, desde un principio, la ocultación prevalece como un esconderse a sí misma la esencia del Ser y, por consiguiente, también determina al ente en su presencia y accesibilidad ("verdad"), es por lo que la palabra de los griegos, para la que los romanos llaman "veritas" y nosotros los alemanes "Wahrheit", se distingue por la alfa privativa de su formación, a-léetheia. Verdad significa primariamente lo arrancado con lucha a la ocultación en que yacía. De modo que verdad es ese arrancar con lucha y siempre en la forma de un desentrañar. La ocultación por lo demás puede ser de diversos modos; a saber: encierro, preservación, embozo, encubrimiento, velación, disimulación. Y puesto que, conforme a la "alegoría" platónica, lo desoculto máximo tiene que ser arrancado con lucha a una baja y obstinada disimulación, es por lo que también el desplazamiento de la caverna al aire libre bajo la luz diurna es una lucha a vida o muerte. Que la "privación", el ganar lo desoculto arrancándolo con lucha, pertenece a la esencia de la verdad, está señalado particularmente en el cuarto escalón de la "alegoría", por lo cual, así como en cada uno de los tres escalones anteriores, también en él se trata de la aléetheia.

a) el phainomenon, en efecto, se relaciona a la aletheia y la presupone como su horizonte - pero la aletheia comprendida ya de antemano siempre a partir del legein (incluso en Homero; para esta cuestión ver Hegel y los griegos). Este sentido decisivo y primario de la aletheia como aletheia del logos; bloquea, para los griegos mismos, la posibilidad de pensar la aletheia como a-letheia (como des-ocultamiento); es decir como Claro. Lo importante aquí es que únicamente el pensamiento del Claro del ser puede aportar la claridad necesaria para volver inteligible al logos; mismo.
Reference: Site www.heideggeriana.com.ar

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