Carta XVIII: La Luna

Carta XVIII: La Luna

Ensayos de Andrea Vitali para la iconografía del Tarot





La luna se representa en el Tarot de Carlos VI (fig. 1) y en los Tarots de Ercole I d'Este (fig. 2) como un astro objeto de estudio por parte de uno o más astrólogos. En los Tarots de Visconti (fig. 3) hallamos una muchacha que tiene en su mano al astro creciente, según una tipología común en otras cartas, como por ejemplo en aquella de la Estrella del mismo mazo y en la carta de los Tarots de Bartolomeo Colleoni. En la Basílica de San Clemente en Roma, un fresco representa a San Cristóbal en el acto de cruzar a través del río al niño Jesús que tiene en una mano una luna llena, como una nueva de luz según el dicho de San Ambrosio: "Ergo annunziavit luna misterium Christi".
En la hoja Cary encontramos una imagen completamente cambiada: el astro domina con sus rayos un paisaje mitad acuático y mitad terrestre. En el agua se representan un cangrejo, mientras que sobre el terreno montañoso dos construcciones se ubican una frente a la otra (fig. 4). El Cangrejo (Cáncer) es la morada zodiacal de la luna, pero también es animal símbolo de Inconstancia, como lo he hallado en e tratado "Iconología" de Cesare Ripa (fig. 5), representada como una "Donna che passi co' piedi sopra un Granchio grande, fatto come quello, che si dipinge nel Zodiaco; sia vestita di color torchino, e in mano tenga la luna. Il granchio è animale, che cammina inanzi, e indietro, con eguale dispositione, come fanno quelli che essendo irresoluti, or lodono la contemplazione, hora l'attione, hora la guerra, hora la pace... La Luna, medesimamente, è mutabilissima, per quanto ne giudicano gli occhi nostri; pero si dice, che lo stolto si cangia come la luna, che non sta mai un'hora nel medesimo modo..." (pag. 276-277, ed. 1669). (Mujer que pasa con los pies encima de un Cangrejo grande, hecho como el que se describe en el Zodiaco; está vestida de color turquesa y en la mano tiene la luna. El cangrejo es un animal que va hacia adelante y hacia atrás, con igual disposición, como hacen aquellos que, careciendo de resolución, ora alaban la contemplación, ora la acción, ora la guerra, ora la paz... La misma Luna es mutabilísima, según pueden juzgar nuestros ojos; pero se dice que el insensato cambia como la luna, que nunca está una hora del mismo modo....")
Las dos construcciones puestas lateralmente bajo el disco de la luna son faros. Su presencia se vincula con la Luna por diversos motivos: por ser desde siempre este astro un faro para los navegantes, por el culto dedicado a la luna (véase lo que sigue) y por los símbolos vinculados a su apelativo de "Triforme".
En la obra "Mythologiae" de Natale Conte del 1551 el autor escribe que la Luna era "venerada por los egipcios con el nombre de Isis y vinculada a las tempestades y a los navegantes, como atestigua Luciano en el "Dialogo Zefiro e Noto" (Libro III, cap. XVIII, p. 468).
Cartari informa sobre una imagen de la diosa (Fig. 6) que lleva en la ano una pequeña nave y la define "Imagen de Isis diosa egipcia que es la Luna, tenida como diosa de los navegantes... y que son por tanto parte de aquellos que le han dado en la mano derecha una pequeña nave, con la cual querían manifestar que ella pasó por Egipto, donde se celebraba una fiesta como escribe Lactancio, dedicada a la Nave de Isis" (pp. 85-86). Pignoria, a propósito de un antiguo camafeo representando a la diosa, escribe: "En el camafeo se representa Isis como se ve en las medallas antiguas de Adriano y de Antonino Pio;... y esta figura significa, a mi juicio, el Navío de Isis, que se menciona en el Calendario Rústico Antiguo. Y en la medalla de Antonino se ve un Faro de Puerto que confirma así la conjetura. Léase Apuleyo en el 11" (Lorenzo Pignoria "Annotazioni al libro delle Imagini del Cartari", en Vincenzo Cartari "Imagini de gli dei de gli Antichi", 1647, p. 298). En las "Metamorfosis" Apuleyo describe, en efecto, el Navío de Isis dando una gran representación de este ritual. El Gabinete Numismático del Castillo Sforza de Milán posee varias monedas de acuerdo a las descripciones hechas por Pignoria. Se trata de dracmas alejandrinos de bronce de la época imperial, hechos acuñar por Antonino Pio (138-161). En estas aparece por un lado un busto de Isis y por el otro "Iside Pharia", esto es, la diosa que navega sobre una barca hacia un faro (fig. 7).
La representación de este astro en el folio Cary muestra dos faros puestos lateralmente bajo el disco de la luna llena. Para explicar la presencia de dos faros, considérese que la Luna era llamada "Triforme" por los antiguos y que sus tres aspectos se ponían en relación con sus diversas virtudes. Cartari en su obra escribe: "Es llamada Luna Hécate y Triforme, por las variadas figuras que muestra en su cuerpo según que se encuentre más o menos próxima al Sol, por lo cual son también tres sus virtudes. Una es cuando comienza a mostrar la luz a los mortales, proporcionando así crecimiento a las cosas... La otra, cuando ya tiene la mitad de toda la luz... La tercera es cuando está llena de luz" (p. 80)
En la carta se representan estos aspectos de la Luna "Triforme": los faros puestos a los lados de la carta representan la luna en su primer aparecer y la media luna, el astro brillante en la altura, al centro de la carta, evidencia la luna llena. Y también se representan las tres fases lunares: creciente, llena y menguante, otros aspectos del triple apelativo de la Luna, cuya luz en cualquiera de sus tres estados es para todos los navegantes un faro en la noche. Es bastante probable que el agua presente en la zona inferior de la carta deba ponerse en relación con el momento en que la luna no aparece porque está escondida en el mar, según la creencia de los antiguos. A este respecto Cartari escribe: "Regresando a Apuleyo, el dice que durmiendo le pareció ver a esta Diosa (la Luna) que con reverenda faz salía del Mar (porque pretendían los poetas que el Sol, la Luna y todas las otras estrellas que ascienden se dirigen a zambullirse en el mar, y de aquí surgen en su primera aparición) y que poco a poco mostró luego todo su luminoso cuerpo" (pag. 87).
Con referencia a la Luna oscura, citando a San Ambrosio, Cartari subraya una vez más la inestabilidad del astro, cuya inconstancia deviene enseñanza moral de lo que no ha de imitar el hombre "Et acciocche questa immagine della Luna, oltre alle cose naturali, che in essa sono mostrate, ce ne insegni qualche altra più utile alla vita umana, riguardiamo a quello, che dice il Beato Ambrogio, il quale con l'esempio di questa, il cui lume si può chiamare ragionevolmente incerto, perche mutandosi tuttavia hor cresce, e hora scema, ci ammonisce, che fra le cose humane non è fermezza alcuna, e che tutte col tempo si disfanno. Et per questo dicevano alcuni, che gli antichi Romani di famiglia nobile portavano ne i piedi certe Lunette, con essere con quelle spesso ammoniti della istabilità delle cose humane, accioche non insuperbissero, ancora che fossero di molti beni copiosi, e abbondanti, perché le ricchezze, e altre cose tanto stimate da' mortali fanno apunto, come la Luna, la quale hora è tutta luminosa, e risplendente, hora assotiglia in modo, il lume, che di sé mostra più poco, e all'ultimo così diventa oscura, che più non vi pare essere"( pag. 91). (Y eso que nos muestra esta imagen de la luna, aparte de las cosas naturales, en tanto enseña algo más útil a la vida humana, consideremos aquello que dice el Beato Ambrosio, quien con este ejemplo, cuya luz se puede llamar razonablemente incierta, puesto que cambiando todo el tiempo ora crece, ora mengua, nos advierte que entre las cosas humanas no hay seguridad alguna, y que todas con el tiempo se deshacen. Por esto algunos decían que los antiguos romanos de familia noble llevaban en los pies ciertas Lunetas, recordando así con frecuencia la inestabilidad de las cosas humanas, a fin de evitar la soberbia, por más que tuvieran muchos bienes copiosos y abundantes, porque las riquezas y tantas cosas amadas por los mortales, son como la Luna, la cual ora es toda luminosa y resplandeciente, ora va adelgazando la luz que muestra poco a poco, y al final se vuelve tan oscura que ya no parece existir"
La presencia del perro en la amplia iconografía de la Diosa evidencia la relación Luna-Diana, como nos informa entre otros Guglielmo Choul en su "Discorso della religione antica dei Romani" del 1569, mostrando una antigua medalla dedicada a Julia Pia "Et per mostrare anchora meglio che Diana et Luna erano in quel tempo una medesima cosa, io ho fatto qui mettere un'altra medaglia di bronzo de la medesima Giulia nella quale è scritto Luna Lucifera" (p. 81) (Y para mostrar aún mejor que Diana y Luna eran en aquél tiempo una misma cosa, he hecho poner otra medalla de bronce de la misma Julia en la cual está escrito Luna Lucifera). En las imágenes la diosa es representada con un perro a sus pies, mientras tiene levantada una antorcha. Dice Cartari, a propósito de la antorcha: "Puede la faz encendida en mano de Diana... mostrar que aunque luciendo de noche hace de escolta para los paseantes, y por ello era llamada Diana Escolta, es conductora" (p. 78) Una bella imagen de la diosa con estos atributos (fig. 8) se encuentra en la obra "Mythologiae" de Natale Conte (ed. 1616). El perro y los otros animales que la acompañan, como los ciervos y las serpientes, representan los instintos inseparables del ser humano que éste necesita dominar para llegar a la "Ciudad de los Justos", que según Homero, la diosa dirigía (J. Chevalier -A. Gheerbrant "Dizionario dei Simboli" 1986, vol. I, pag. 103).
La presencia sucesiva en la carta de la Luna de dos perros, uno blanco y el otro oscuro, como se encuentra en el Tarot Marsellés (fig. 9), tiene precisas indicaciones en el ámbito medieval. Dos perros, generalmente, pero también otros animales, devienen la representación del día y de la noche, según un concepto bastante usual que vinculaba estos dos colores a situaciones contrapuestas. Como nos informa Cartari, quien al hablar del carro de la Luna tirado por dos caballos, escribe que "De estos uno era negro y el otro blanco, como dice Boccaccio, porque la luna no sólo aparece de noche, sino que se ve también de día" (pág. 75). He hallado otro ejemplo de este modo de representar el día y la noche en una espléndida pintura de Jacopo del Sellaio "Il Trionfo del Tempo" (fig. 10) actualmente en el Museo Bandini de Fiesole: el Viejo está senado sobre el círculo del sol en el cual están numeradas las horas. Debajo de esto, en correspondencia con las oras de luz y de oscuridad, se representan respectivamente un perro blanco y un perro negro, para indicar que el tiempo transcurre sin detenerse nunca, sea de día o de noche. Los colores de los dos perros en la carta de la Luna significan, según un concepto típico del Renacimiento, que la virtud del astro nunca disminuye, aún cuando éste no aparece, como afirma Cartari: "Su virtud tiene fuerza no sólo en el Cielo, donde la llaman Luna, sino también en la tierra, donde la llaman Diana, e incluso debajo en el Infierno, donde la llaman Hécate, y Proserpina, porque se cree que desciende al Infierno todo el tiempo que está escondida para nosotros" (pág., 80).
En la Edad Media y el Renacimiento, pero también posteriormente, como encontramos en los tratados de iconología, era práctica habitual conectar alegóricamente las virtudes humanas a las del mundo animal. San Ambrosio, en el "Hexaemeron" (VI, c. IV, 17) afirma que el perro debiera tomarse como modelo por los cristianos por su fidelidad por el reconocimiento que muestra hacia sus benefactores. En la obra "Imprese pastorali di Mons. Arcivescovo Carlo Labia, Vescovo d' Adria" de 1685, en "Impressa LXXX - Non valent latrare" (pag. 906), las cualidades del perro tales como "la potencia, la fidelidad, la piedad, la constancia, la gratitud" viene distinguidas entre las cualidades que todo obispo debe poseer para desarrollar al máximo la propia vocación pastoral.
Un espléndido ejemplo en el cual dos perros, uno blanco y uno negro, se representan en tal sentido se encuentra en fresco del s. XV en el Templo Malatestiano de Rimini. El Templo es una de las realizaciones más espectaculares del Humanismo italiano que el arquitecto León Battista Alberti realizó por encargo de Pandolfo Sigismondo Malatesta, Señor de Rimini. Este edificio se construye más como un templo pagano que una iglesia cristiana, asumiendo la imagen de un verdadero monumentos neoplatónico. El mismo Valturio declara explícitamente que el plano iconográfico del templo se inspiró en la filosofía, incluso " ai più risposti segreti della filosofia" que sólo pueden penetrar los más expertos. Tanto es así que una de las varias capillas trata de los horóscopos, con los símbolos de la civilización y de la teología egipcia. Alberti inició las obras en 1450 y terminaron cerca de diez años más tarde, seguido por la condena de Sigismondo Malatesta por parte del Papa Pio II Piccolomini. Este era un intelectual refinado y un humanista exquisito, "pero justamente porque el Papa conocía bien y compartía el clima intelectual y el sistema de valores simbólicos que están a la base del edificio albertiano, supo dar una lectura "ex contrario", pérfidamente exacta y supremamente eficaz" (Antonio Paolucci "Il Tempio Malatestiano", 2000, pág. 9 -10). Definiéndolo lugar de ritos paganos y templo de "infieles adoradores de los demonios", Papa Pio II Piccolomini aprovechó su conocimiento para objetivos instrumentales de denigración política. Objeto de mi investigación es la "Cella della Reliquie" en la que Piero della Francesca en 1451 pintó un fresco representando "Sigismondo in preghiera davanti a San Sigismondo" (fig. 11). (Sigismondo rezando ante San Sigismondo).
En este caso el interés está dado por la presencia de dos perros, uno negro y otro blanco, representados a la derecha del fresco, echados y con la cara girada hacia direcciones opuestas (fig. 12). La presencia de los perros está motivada por una alegoría precisa: la fidelidad y la gratitud de Sigismondo hacia su Santo protector está exaltada y descripta por estos animales considerados desde siempre en posesión de tales prerrogativas. Los colores de los perros denotan que la fidelidad
de Sigismondo está contínuamente viva, tanto durante el día como durante la noche. La cara de los dos perros vuelta hacia direcciones opuestas manifiesta que la devoción de Sigismondo por San Sigismondo no es una prerrogativa del tiempo presente, sino que también ha sido siempre y siempre será: como en el pasado, también en el futuro. Por lo que a mí respecta, esta es la primera interpretación iconográfica de la presencia de los dos perros en el fresco.
Continuando con nuestra investigación sobre el simbolismo de los perros vinculado con la Luna en el Renacimiento, hallamos que se conectan con la inutilidad de los grandes excesos que se realizan bajo la mirada del astro. El emblema CLXV "Inanis impetus" (pág. 695, ed. 1621) extraído de los Alciati es significativo al respecto (fig. 13)"Lunarem noctu, ut speculum, canis inspicit orbem seque videns, alium credit inesse canem et latrat: sed frustra agitur vox irrita ventis, et peragit cursus surda Diana suos" (De noche el can mira el rostro de la luna como si fuese un espejo, y viéndose cree que se trata de otro perro y le ladra; pero inútilmente la vana voz se pierde a los vientos y Diana continúa insensible sus viajes)
En el Tarot Vieville, bajo el astro lunar aparece una mujer que está hilando (fig. 14). Como habíamos indicado al referirnos a la carta del Sol de los Tarots de Carlos VI, el mito de las Parcas está muy vinculado también a la Luna en cuanto dadora de vida. En efecto la Luna, como ya sabían los antiguos, influye en diversos grados sobre los humores de los hombres, en el crecimiento de las plantas, sobre las mareas y en el nacimiento de los seres humanos. Cartari escribe en efecto que la Luna "por ser planeta húmedo acelera el tiempo con su flujo, por lo cual a veces nacen niños en el séptimo mes, que a él está subordinado, y hace casi siempre más fácil el parto" (p. 77). A propósito de las Parcas, el mismo autor dice, refiriéndose a Varrone, que estas diosas "Sono state dette dal partorire, come a quelle ne toccasse la cura: donde venne che i Latini ne chiamarono una Decima, l'altra Nona, perche il tempo del maturo parto, è quasi sempre a l'uno di questi duo mesi, nono, e decimo. Ma perche chi ci nasce ha pur anco da morire, fu detta la terza delle Parche morta dalla morte, con la quale era creduta mettere fine al vivere humano" (p. 223) (son llamadas del parto, como si lo tuvieran a su cargo; de donde proviene que los Latinos llamaran a una Décima, a la otra Novena, porque el tiempo del parto maduro es casi siempre en uno de estos dos meses, noveno y décimo. Mas puesto que quien nace ha de morir también, la tercera Parca fue llamada muerta de la muerte, con la cual se creía que se ponía fin a la existencia humana)
Nota: Donde no se indica expresamente, las referencias a la obra de Vincenzo Cartari "Imagini de gli Dei de gli Antichi" se han tomado de la edición impresa en Venezia en 1609

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