Los Ojos de la Virgen de Guadalupe

Los Ojos de la Virgen de Guadalupe

Realmente este es uno de los casos que realmente te dejan asombrado, un hecho que recalca el hecho que la fe, es todavia algo intocable por los cientificos.

Lee el siguiente reportaje, y luego mira el video para tener una vision mas detallada de este milagro.

En 1929, el fotógrafo Alfonso Marcué, estudiando algunos negativos de la imagen, observó que en el ojo derecho de la Virgen había una figura humana. El descubrimiento fue una sorpresa. Otros fotógrafos intentaron aclarar el hecho. En 1951, Carlos Salinas, fotógrafo oficial de la Basílica de Guadalupe, afirmó que había constatado que una figura humana se veía también en el ojo izquierdo. Entonces empezaron a interesarse también los médicos. Uno de éstos, Rafael Torrija Lavoignet, obtuvo el permiso de estudiar la imagen sin la protección del cristal. Entre 1956 y 1958, hizo cinco investigaciones sirviéndose de lupas y oftalmoscopios y confirmó la presencia de imágenes de figuras humanas en los ojos de la Virgen.

En el ojo humano se forman tres imágenes reflejadas por los objetos observados. Se llaman «imágenes de Purkinje-Sanson»: los nombres de los dos investigadores que las descubrieron en el siglo XIX. Dos de éstas son ‘rectas’, una en la superficie externa de la córnea, la segunda en la superficie externa del cristalino. La tercera, que se forma invertida, aparece en la superficie interna del cristalino. En teoría, tales imágenes reflejadas además en los ojos de una persona viva pueden ser vistas en una fotografía, pero no pueden verse en los ojos de un rostro humano dibujado sobre una tela. El fenómeno se hizo evidente cuando fue observado y estudiado con los medios modernos más sofisticados ligados a las computadoras.

En 1979 visitó México el ingeniero peruano José Aste Tonsmann. En Lima, donde había nacido, había estudiado en el Colegio de San Luis. Fue siempre el primero de la clase y se recibió en Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Ingeniería de Perú, donde también fue el mejor de su curso. Después consiguió una licenciatura en Filosofía y pasó a la Universidad Cornell, en los Estados Unidos, donde se especializó en Ingeniería de los Sistemas de Investigación a través de computadora. Trabajó con grandes empresas y dictó cursos en las más prestigiosas universidades estadounidense. Era, en definitiva, un investigador moderno calificado.

«No conocía nada de la Virgen de Guadalupe», explicó el ingeniero Aste Tonsmann. «Desde el primer día de mi llegada a México estaba muy interesado en digitalizar, a través de un elaborador, una señal representativa y característica de su cultura. Todavía no sabía cuál. Pensaba en el famoso Calendario azteca o en alguna cosa parecida. En aquellos días me cayó entre las manos una revista americana [sic, por estadounidense] que hablaba de los estudios hechos por el señor Carlos Salinas y se describían los detalles de la investigación en el ojo derecho de la imagen de la Virgen de Guadalupe. La noticia despertó mi interés y mi curiosidad. Me parecía que era un campo de investigación interesante. Me puse en contacto con los responsables del Santuario y empecé mis investigaciones».

El trabajo hecho por Aste en 23 años es asombroso. Sirviéndose de instrumentos de última generación, los que usa la NASA para descifrar las fotos enviadas por los satélites en el espacio, ha estudiado a fondo, en todos sus aspectos, los ojos de la imagen de la Virgen. Ha conseguido obtener ampliaciones de hasta 2.500 veces las dimensiones originales, con 25.000 píxeles por milímetro cuadrado.

Los ojos de la Virgen de Guadalupe, estudiados de esta forma, revelaron la presencia no de una única imagen, sino de una completa y compleja escena, de la que forman parte diez personajes. Se distinguen claramente: un indio sentado, desnudo, con la pierna izquierda apoyada en el suelo y la derecha doblada sobre la otra; tiene el pelo largo, recogido a la altura de las orejas, un pendiente y un anillo en el dedo. Junto a él, puede observarse un hombre anciano, casi calvo, barba blanca, nariz recta, cejas pronunciadas, con una lágrima que le desciende por la mejilla derecha: en este personaje se identificó al obispo Juan de Zumárraga. A su izquierda, se ve un hombre bastante joven, y se supone que se trata de Juan Gonzales, el intérprete. Más adelante, aparece el perfil de un hombre de edad madura, con barba y bigotes, nariz grande y aguileña, pómulos pronunciados, ojos hundidos y labios entrecerrados, que parece llevar una capucha: es un indio. En el momento en que está a punto de abrir su tilma, está mirando en dirección al anciano calvo.

De la descripción de estas imágenes, se comprende que la escena es la que aconteció cuando Juan Diego llevó las rosas al obispo. De esto se desprende que la Virgen estaba presente, sus ojos fotografiaron la escena y su imagen, que en aquel momento se imprimió en la tilma del indio, se conservó para siempre.

En la descripción de los varios personajes observados en los ojos de la Virgen, el ingeniero Aste individualizó también a una joven negra. Este detalle intrigó a los estudiosos ya que en tiempos de la aparición, en México, no había negros. Pero sucesivas investigaciones han esclarecido el enigma. Del testamento[cita requerida] del obispo Juan de Zumárraga se supo que tenía a su servicio una esclava negra, a la que, antes de morir, quiso concederle la libertad por los valiosos servicios prestados.

Junto a estos personajes, que se encuentran perfectamente descritos también por las crónicas[cita requerida] del tiempo en que se verificó el prodigio, José Aste individuó una segunda escena, separada de la primera, casi en segundo plano, con un grupo de personas anónimas, que podrían representar una familia azteca compuesta por padre, madre, abuelos y tres chiquillos

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