LA MEDITACIÓN Y LA VIDA



LA MEDITACIÓN Y LA VIDA


01/06/2003
MEDITAR


No es una actividad psicofísica, si así fuera a eso le llamaríamos concentración.

La concentración requiere unir la propia energía y focalizarla en un punto predeterminado, manteniéndola fija en ese punto.

Hay un impulso que nos lleva hacia la unidad en la concentración , para desarrollar todas nuestras facultades mentales es necesario unir toda esta energía cerebral y mantenerla, en el tiempo y en el espacio, focalizada sobre un objeto de atención. Nuestra energía difusa vuelve a la fuente y se mueve en una única dirección.

En ese momento estamos vitalizando nuestra mente, su percepción y muchos supuestos poderes latentes no sólo de los órganos cerebrales sino también de la estructura física.

En la actividad sicofísica de la concentración, tres elementos son necesarios :

Determinación de practicarla.

Un objeto sobre el que concentrarse.

Una duración.

Esta capacidad mental puede ser desarrollada con la cooperación del cuerpo, creando así un sistema nervioso muy afinado, pero todo esto queda como capacidades de la mente.

La experiencia es otra capacidad sicofísica donde el “ yo “ o el “ mí “ están en el centro con referencia al pasado, interpretando lo nuevo sobre la base y el contenido de la experiencia del pasado. Pero todo esto no tiene nada que ver con el SILENCIO.

La meditación está al final del pensamiento, es la cesación del movimiento mental condicionado y de su tradición consciente, inconsciente y subconsciente. Es la cesación voluntaria del movimiento mental en todo.

¿ Por qué no hacerme amigo de la mente ?.

¿ Qué quiere la mente, dónde están las raíces de su impulso ?.

La disciplina es necesaria cuando existe conflicto, distracción o dispersión. Silencio es coger la mente e irte hacia atrás con ella, verla vagabundear por donde quiera ir, sin imponerle, obligarla o condenarla. La veo y puede ser que suceda que al final llegue al simple e inocente silencio.

Yo prefiero conocer la mente más que disciplinarla.

Es diferente el conocimiento que crea su propia disciplina y su orden interno, ya que se manifiesta sin imponérsela. Es la historia del camello.

La vida está dividida entre el “yo” y el “no yo“, y en esta bifurcación intentamos crear un centro.

En el estado meditativo este centro desaparece.

Ya no hay centro, tan sólo un oceano de energía que no me pertenece a mí en particular, sino a la totalidad de la vida, de la que soy una gota, una parte orgánica.

La Meditación es una forma revolucionaria de vivir, donde el centro cambia o mejor dicho deja de existir.

El “yo”, el mental, no alcanza para tocar esa esencia que está dentro del tiempo y del espacio.

La “No acción“ voluntaria nace de un profundo sentimiento de que el propio movimiento es irrelevante. Lleva consigo un relajamiento total como resultado de salirse de la corriente.

La Meditación debe estar en relación con un íntimo e incondicionado relajamiento total del “yo“.

Debemos usar el “yo“, la conciencia, la experiencia y todos los talentos físicos y sicológicos armoniosamente y con ese orden interno.

Es en ese espacio interno donde se encuentra la vida, la que actúa sobre nosotros y sobre las estructuras del pensamiento, del sistema nervioso y del cuerpo.

En este espacio, la respiración da libertad y calma, y ahí, al final de esos pensamientos y muy cerca de la ensoñación puede aparecer el Silencio que está más allá de los oleajes íntimos que se producen en mi cabeza. Por Carlos Fiel

MEDITACIÓN EN LA VIDA

Patañjali dice: “lo esencial es quitar los obstáculos”, para ésto lo esencial es la atención, la vigilancia. Si a Krishnamurti lo tuviéramos que definir con una sóla palabra sería con esta, atención. El Budismo nos instruye siempre sobre como ejercitar la atención.

Si decorticamos la palabra at = hacia, nos señala una dirección, tensión = “poner bajo tensión”, para que pase la corriente. Atención en su conjunto querría decir : estar bajo un estado vibratorio que nos permite estar en relación con… mucho más intensamente. Introduzco el aspecto de energía = prâna, por estar en la mente de todos y ser su característica sustancial.

Por lo tanto :

1.- Nuestro sistema de relacionarnos es intencional. At = dirección, intención.

2.- Nuestro sistema de relacionarnos puede ser vivido más finamente cuando entendemos que se trata de “ponerse en vibración con “, abrirse sin crispación al aspecto vibratorio de todas las cosas.



Funcionamiento de los sentidos

Nosotros somos emisores - receptores a través de los sentidos, son el instrumento de nuestra ilusión y de nuestra ignorancia, ajustarlos en su justa medida a la inteligencia requiere de un intenso trabajo.



• En principio nuestros sentidos no son receptores, o mejor dicho, no son tan receptores como nos parece. De los miles de sensaciones que nos llegan a cada instante tan sólo elegimos una pequeña cantidad o gama de ellas. Sentimos allí donde queremos sentir y de la manera que queremos. Al igual que un radar al principio emitimos y muchas veces el primer movimiento sensorial sale de una frase ya estructurada, “vamos a echar una ojeada” o “vamos a poner la oreja”.



• Nuestras sensaciones están guiadas por una intención. Si somos unos despistados y no nos damos cuenta las guiará nuestro inconsciente y nuestros hábitos dictarán su ley.

Sólo una purificación del inconsciente nos ayudará a eliminar los obstáculos y me permitirá encontrar la alegría de la presencia en cada cosa, del despertar, la transparencia en el presente, el alargamiento de consciencia. Es un trabajo enorme. Esto explicaría el flujo de pensamientos, las mil distracciones que nos asedian y agobian cuando queremos hacer silencio. Es una purificación lo mismo que cuando ayunamos y lo primero que sentimos es el olor del aliento.

La sabiduría nos permite reconocer nuestra situación real, nuestra sombra, para trabajar en la dirección correcta.

Desde el momento en que estoy presente a todo lo que me pasa, abierto, intentando ser transparente, estar despierto, buscando la fluidez, la alegría y tomando distancia con todo esto que me sucede entonces estoy en el camino del estado de meditación.



• Grados de la atención.

No es lo mismo pedirle atención a un niño que a un adulto. El adulto deberá agudizar sus sentidos para percibir el ambiente de las cosas, de las personas y de las situaciones.

Podemos estar a la escucha y sentir, así percibiremos no sólo lo superficial sino también lo que hay detrás y alrededor de cada situación. Todos buscamos, aún sin saberlo, cosas que están más allá de la apariencia.

Si vuestro médico os pregunta ¿ qué tal estais ? y respondeis, “no muy bien, doctor”, vereis que, en este dominio de la energía de la vida, la imprecisión es bastante común, muy abundante y demasiado corriente. El sentir, el observar no pertenecen al mundo ingrávido de la lógica que aveces con cualquier recubrimiento exterior nos salvamos.

Si queremos avanzar por este camino de la “atención mejorada” deberemos trabajar esa cualidad enorme de la vigilancia, donde aceptemos que toda realidad es vibratoria, es decir imparable, impermanente. Muchas energías participan en cada situación de la vida, unas comprensibles y otras requerirán de otro tipo de observación o atención. Tenemos que saber distinguir los excesos y los defectos, un polo y su contrario.



Tenemos que saber cual es nuestra intención para no dejar este papel al inconsciente y además teníamos que ser transparentes a la relatividad de cada situación y aquí se encuentra la primera dificultad ya que para la mayoría de nosotros hacer frente a los mecanismos de los hábitos es muy complejo.

Es aquí donde podemos situar la ayuda de la energía como hilo conductor que nos lleve a la meditación.

La práctica, la forma o los medios diversos están para ayudarnos a profundizar sea la percepción del prâna, sea la energía a través de una práctica de conciencia postural, sea la propia naturaleza y el contacto que podamos tener con ella. Hay dos pistas que os podrán ayudar :



La Energía de la Vida:

Mejorando la energía de nuestra salud podemos aprender a ponernos en comunicación con las distintas funciones, agudizando la atención y la sensación o escucha fisiológica.

Si de verdad buscamos el saber qué dice mi cuerpo todo lo que podamos descubrir en él, por alargamiento de la conciencia, influirá en las funciones de nuestro ser más global. Este cambio constante en el juego de la energía, de la comunicación me ayudará a ver a los otros y las distintas situaciones de la vida como un espejo de mi verdadera realidad. Esperamos escucha, comprensión o una chispa de luz. Aprender a mantenerse con los pies en la tierra y abiertos hacia el infinito, es así como amor y desapego se alían con libertad y responsabilidad.



La Naturaleza como Energía:

Ver, escuchar, sentir el estado vibratorio de la vida más allá de la apariencia. Nosotros creamos el mundo con nuestra mirada, esta es nuestra parte creadora y de responsabilidad con cada acción. Todo cambia, todo es vibración y…nunca sabremos por donde va a salir el conejo, como decía Catañeda.

La naturaleza al menos consigue despertar nuestros sentidos y emociones más profundas, sus imágenes siempren acompañan al baul de nuestros recuerdos. Nos morimos si no nos sentimos libres en ella. Quien la habita tiene el corazón más calmo.

La búsqueda es un ejercicio de los más ancestralmente humanos, crear un dialogo o tener la posibilidad de acceder a la escucha de lo divino y adentrarse en su misterio nos ha llevado a crear un lenguaje bellísimo y a desarrollar eso que llamamos el “ritual”.

Si algo hemos comprendido a lo largo de estos milenios de adentrarnos en los laberintos del misterio es que cada cual debe redescubrir y reexplorar ese territorio por sí mismo, más allá de la seguridad que nos proporciona una cultura, linaje, tradición o religión ya que nos lo dan todo hecho, el contexto, el lenguaje, las creencias, el ritual y hasta la actitud. Perdemos la frescura del contacto con el diálogo íntimo en nuestro interior, la comunión con el espíritu se desvanece y nos llenamos de trucos para creernos alguien frente a la vida, para obligarla, así crece nuestro fanatismo, nuestro engreimiento y nuestro corazón en vez de abrirse se cierra, se hace más insensible, menos dialogante y más intransigente. Nuestro corazón no podrá expresar los problemas que le tocan con confianza, sin amenaza. Si me oculto a la realidad de mi corazón será muy difícil oir la voz del universo en mi interior, me faltará comunión y contacto.

Como buenos funambulistas tenemos que hacer nuestros volatines sólos, con una gran conciencia y con una barra de equilibrio que nos de confianza, en un extremo el compromiso con la práctica, haciendo ese viaje con apertura y respeto hacia lo cotidiano. En el otro extremo el desapego, para liberar nuestro corazón de las ataduras, amenazas y miedos. Así saldremos de nuestra inseguridad en el camino elegido, ese fino alambre que nos sostiene y nos exige tan sólo “ser conscientes” para desenmascarar nuestros esquemas mentales, reconocer nuestra sombra y caminar sin ataduras.



La gracia

La unión, mantener la llama de la conexión eso creo que es una gracia, poder acceder a tu espacio de silencio, tener un lugar interior de paz, esto representa el compromiso con la práctica.

Los sistemas válidos y probados a través de un linaje o de una tradición nos dan garantía y claridad, debemos de respetar a las personas que se comprometen así, pero no es imprescindible.



Todo sistema tiene sus trampas, aún los más probados están llenos de excesos y fanatismos, los oimos todos los días. Conviene vigilar ciertos riesgos de los sistemas excesivamente codificados. Por eso tampoco está mal pensar en los lenguajes personales, intimistas, también pueden encerrar riesgos, pero son destilaciones de un sentimiento colectivo propio de nuestros días.

Lo importante es que ese lenguaje - oración que empleemos sea auténtico en nuestro corazón, esto nos dará una concepción más amplia de la espiritualidad y, junto con la conciencia que desarrollemos en la práctica, nos servirá para esquivar las contradicciones que encontremos en el camino, así la manifestación de nuestra realidad será más coherente.

El estado de coexión o de comunión llenan de contenido nuestra fé, ya no volverá a ser el incienso y la puesta en escena. Así nace nuestro yo espiritual a partir de esa intención de amor solidario con todos los seres, la naturaleza y la vida.

Los civilizados hemos perdido esta oración tribal que mantenía la fuerza en la fé del grupo, era el ritual de la armonía, la renovación del contrato con el Universo, lo que daba otra prespectiva sobre la vida y la confianza en la existencia. Así el grupo salía ritualmente del miedo y participaba en la creación de la vida.

No hay ambición espiritual que nos destruya si vivimos en ese estado de unión ya que él disolverá nuestro ego y haremos espacio en nuestro interior para que lo habite el espíritu.

Nada de sobreesfuerzos sino nos alejaremos del estado de unión. Es mejor permanecer con una fé sencilla manteniendo el dialogo con nuestra locura y seguir siendo humildes.

El sufrimiento llenará muchos espacios de nuestra vida, nos permitirá tomar un diálogo, nos hará salir del engreimiento y, si nos entregamos, abrirá nuestro corazón.

El compromiso y el desapego nos llevarán a una profunda unión con nuestra práctica.



La meditación

La meditación alimenta nuestra conciencia, la despierta, nos lleva hacia la realidad profunda que se esconde detrás de toda apariencia o acción.

La oración es la práctica de esa conexión.

Es un misterio lo que encierra, nos lleva hacia lo profundo, hacia el silencio o la paz, parece algo naif pero guarda la serenidad de lo no aprendido, de las cosas que se hacen sabias por la fuerza que las motiva. Pienso que necesitamos el misterio de su esencia para amarlo, para no dudarlo y vaciarlo de palabras.

Sólo la oración, el mantra o la plegaria pueden soportar la repetición creativa, la que nos saca del miedo, la que nos pone en contacto con nuestra profundidad y las fuerzas que nos ayudan.

Cuando comprendemos que el mundo no está hecho para nosotros sino nosotros para el mundo, es cuando la oración toma fuerza y hacemos del dominio-armonia una fecundación de la vida (domus-in = fecundar), en vez de un dominio-explotación, que es cuando abandonamos la oración-comunión.

La oración es sanadora ella es la mediadora entre nosotros y el universo. Su fuerza curativa viene de la conexión del corazón con nuestra conciencia, con reconocernos en lo profundo, así lo sagrado actúa sin obstáculos y la vida cobra su papel homeostásico, de equilibrador.

La ecología de nuestro corazón es el verdadero corazón de la ecología.



Yoga, meditación y oración

El Yoga es un medio que nos prepara para algo más profundo, crea las condiciones de escucha y un espacio interior para mejor sentir.

Así la práctica espiritual del Yoga toma un papel relevante en el que lo demás se hace secundario, y durante dicha práctica hay que ser conscientes de no apegarse sólo a la forma o habilidad de los ejercicios.

En la práctica descubrimos diferentes niveles de comunicación - oración.

Al principio todos practicamos por una u otra razón sea curación, centramiento, calma, fuerza o paz, no importa el origen es una de tantas formas de pedir ayuda, sin saberlo muy bien expresar, con más o menos ganas y profundidaz.

Cuando avanzamos vienen los repechos y las dificultades. La constancia y la confianza hacen su papel y nos dan energía. Nuestro cuerpo y nuestra percepción ya no son exactamente los mismos, toman otra dimensión. Se despierta la sensibilidad y con ella la unión del cuerpo con las emociones, con la naturaleza. Mi cuerpo ya no es un bloque inaccesible. Esta conexión no es algo abstracto está encarnada, en lo cotidiano me doy cuenta de muchas cosas y procuro huir de caer en problematizar por las pequeñas cosas, intento desdramatizar y vivir con una apertura de corazón sin olvidar el amor solidario.

A esto le llamamos una disciplina espiritual a la unificación del cuerpo, del corazón y de la mente, nada más lejos de una idea sectaria que nos divida o nos obligue a seguirle a otra persona y a sus intereses personales.

Vivir la atención y la presencia en nuestra práctica es lo que nos acerca al estado de meditación.

Todo esto quiere decir el “no esfuerzo”, cuando nuestro espíritu está en calma el estado de yoga aparece o mejor dicho se hace a través de nosotros, gracias a que hemos confiado y perseverado. Hemos trabajado y ahora nos relajamos, lo que esto nos aporta nos daremos cuenta más tarde ya que ahora el ego no está allí para percibirlo.

La oración se produce cuando cuerpo-mente-espíritu se alinean, el gesto del Namasté, acompañado del saludo, del agachar la cabeza y de la disponibilidad hace que se produzca esa unificación y así se hace la oración de la práctica, rezando nuestro cuerpo. Nos mantenemos en contacto con la vida y la naturaleza y podemos volver a la quietud.

Integrando la oración en lo cotidiano nos transformamos con las cosas más simples y la vida se nos convierte en nuestra fuente y maestro, por fín la separación sagrado-profano se disuelve.





CUENTOS

Se sintió abatido

y se tendió en la tierra

su cuerpo se unió a su sombra

y entonces…comprendió.



¿Qué es una tierra sin sombras?

Un desierto



Sumérgete en la materia, hijo del hombre

Es ella la que te acunó

la noche de tu inconsciencia,

es ella la que te llevará hasta Dios

T. de Chardin.



Dicen los azaudes, un pueblo del Sudán

que no es la lanza,

sino la segunda lanza (la intención),

la causa de la muerte del elefante.





Voy con las riendas sueltas

y refrenando el vuelo

pues no es lo importante llegar sólo, ni pronto

sino llegar todos juntos y a tiempo.

León Felipe



http://www.carlosfiel.com















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