EL LOCO




ARCANO 0 - EL LOCO



Sin el concepto del 0, nuestro sistema matemático no tendría sentido. Del mismo modo, El Loco es una parte esencial del Tarot, porque es la chispa que hace que todo lo demás se mueva, es el espíritu, el aliento divino que da vida e inspira el primer paso hacia la realización y la consumación. Aunque a menudo el primer paso de un trayecto largo parece pequeño, ¡ese primer paso es vital porque sin él no habría viaje!

El Loco es la semilla del fin a sembrar en todo principio, es la nada de la cual surge todo. El Loco es potencial sin moldear, puro e inocente, ni positivo ni negativo, aunque contiene la posibilidad de ambos. El Loco representa inicios, experiencias y opciones nuevas; los primeros pasos de un nuevo camino y las primeras palabras escritas en una página en blanco.

Como los Ases de los arcanos menores, en sus inicios no son ni positivos ni negativos, pero tienen el potencial de volverse cualquiera de los dos, según las decisiones que tomes y el camino que sigas. Pero esto no debe preocuparte, porque cuando se inicia un viaje nadie sabe qué pasará en el camino. Nunca permitas que otra persona controle tu vida. Vive el presente y confía en tus capacidades, como lo hace El Loco. Como en todas las experiencias nuevas existe el riesgo de fallar y también la certeza de un cambio; el grado de ese cambio y como aparecerá es lo que no sabemos. Arrójate al abismo de lo desconocido y seguro que, aún si llegas a caer, pronto te levantarás.
Respecto de la Cábala, la letra Shim está representada por la lámina que lleva el nombre del Loco. Con esta denominación, los que nos transmitieron el Libro de la Rota quisieron velar el sublime misterio de la encarnación de la Divinidad en el hombre, y así veremos como casi todos los que se han ocupado del estudio del Tarot han escrito infinidad de despropósitos sobre esta lámina, en la que vemos un hombre andando apaciblemente apoyado en un bastón, con un hatillo en el hombre, sin preocuparse de un animalito que le está desgarrando los pantalones. Insensible a lo que ocurre en las partes bajas de su organismo, con el paquete de sus experiencias a la altura de su cabeza, marcha apoyado en ese bastón, que es el símbolo de la fuerza espiritual (luego veremos, al estudiar los arcanos menores, que los bastos corresponden al elemento fuego).

Si el Loco aparece en tu juego, interprétalo como el anuncio de la manifestación de la divinidad en tu vida. Todo será como debe ser, verás el futuro con soberana lucidez, tu inteligencia brillará y todo cuanto hagas llevará el sello de lo trascendente. Si el Reish significaba un cambio de valores, el Shim indica la irrenunciable vocación de defender los nuevos valores, poniendo fin a todas las empresas materiales.

¿Por qué mirar al interior del mundo profundo de la mente, cuando puedes permanecer seguro en el paisaje habitual del trabajo, el hogar y la familia? Sin embargo, a los que estén dispuestos a correr la aventura, el salto puede aportarles júbilo y finalmente puede llevarlos al conocimiento, la paz y liberación. El perro que acompaña al loco simboliza las fuerzas de la naturaleza y el lado animal del hombre, en armonía con el espíritu que actúa a partir del instinto. Si niegas tu ser interior, se volverá feroz. Obedécele y se mostrará benigno.
La bolsa que El Loco carga a la espalda son sus experiencias. No las abandona, no las olvida; simplemente ellas no lo controlan, tal como frecuentemente los recuerdos y los traumas del pasado controlan nuestra vida. Como un vagabundo, El Loco anda con un palo al hombro; pero el palo es en realidad una vara, símbolo de poder. El color negro parcial del bastón simboliza potencialidad. Desde su montaña El Loco puede ir a cualquier parte, puede ser cualquier cosa.
En las lecturas, El Loco nos habla de coraje y de optimismo, nos insta a tener fe en nosotros mismos y en la vida. En los momentos difíciles, cuando la gente que nos rodea nos presiona para que seamos prácticos, El Loco nos recuerda que quien mejor puede decirnos que hacer es nuestro propio ser interior. Los significados al estar invertido son motivo de controversia ya que el consultante es incapaz de seguir sus instintos. Tal vez no quiera correr un riesgo en un momento decisivo, ya sea por miedo o por confiar demasiado en planes previos y en el consejo práctico de otras personas. Otra opción es que la persona no confía en su inconsciente como guía, tener conciencia de que los grandes riesgos sólo se han de correr en el momento adecuado. Hay veces que se necesita cautela, y también aquellas en que lo mejor es no hacer absolutamente nada. El Loco nos recuerda el potencial ilimitado y la espontaneidad de cada momento. El Loco aporta lo nuevo y lo poco habitual a una situación.

PUNTO DE VISTA JUNGUIANO

Es evidente que El Loco como héroe y tramposo puede jugarnos pasadas buenas o malas según el punto de vista de cada uno. La escritora von Franz lo califica de mitad diablo, mitad Salvador, puede ser a la vez destruido, transformado o reformado al final de la historia. En los siguientes capítulos vamos a ver a “El Loco” del Tarot o héroe a través de los veintiún estadios de su transformación. Muchos milagros han de suceder para que El Loco, conglomerado de energías, simbolizado por el bufón en la carta 0, emerja en la carta 21 como El Mundo, un bailarín sereno que se mueve al ritmo de las esferas. En ciertas cartas, a “El Loco” se le llama Le Mat, literalmente "el demente". A menudo, los bufones de la corte eran realmente retrasados mentales. Aunque cortos en materia de intelecto, tenían una relación especial con el espíritu. Cuando llama a este loco "una figura religiosa arquetípica", von Franz la conecta con la función inferior, el término junguiano para el aspecto no desarrollado de la psique. En uno de sus libros, la autora von Franz compara al loco con “una parte de la personalidad, incluso de la humanidad, que quedó atrás, arrinconada, y por eso lleva aun en sí la totalidad original de la naturaleza”.
Ciertos objetos circulares, que hoy en día despiertan nuestro interés (y que están estrechamente relacionados con El Loco), son los OVNIS, esos ceros que llegan de mundos presumiblemente superiores y más allá de nuestra comprensión. Jung nos sugirió que estos círculos celestes que se veían o que se creen ver, pueden significar que una nueva imagen de la plenitud está a punto de irrumpir en la conciencia. Estos platillos voladores padecen la misma suerte que todas las visiones internas, se les tacha de locuras y se etiquetan, sin importancia, como le sucede al mismo bufón. La nada es un símbolo perfecto para el estado de plenitud indivisible referente a la creación de las cosas.
El mundo de la experiencia cotidiana es verdaderamente una ilusión creada por el ser humano, es lo que los hindúes llaman las diez mil cosas. Nosotros creamos el mundo que vemos tanto psicológica como físicamente. Todo lo que hay en él procede de la nada cuando nacemos y todo volverá a la nada cuando muramos; esta nada está fuera del tiempo y del espacio.
La idea del círculo como principio y fin del viaje, está expresada simbólicamente por la serpiente mítica que se come la cola, el Uróboros mitológico; se crea, se alimenta de sí mismo y se transforma al tragarse su cola. Su forma circular nos habla de la naturaleza inconsciente deseada al final del viaje.
Jung definió al ego como el centro de la conciencia. El Self (sí mismo) es el término que él usa para denotar el centro de la totalidad de la psique, un centro de amplio conocimiento y estabilidad. Como nos mostrará El Loco con su danza circular, el sí mismo no es algo que inventemos nosotros, ni es tampoco una zanahoria dorada que llevamos delante de nuestra nariz toda la vida. El sí mismo es algo que está ahí desde el principio; el ego es, si se quiere, lo que hacemos, el sí mismo se nos dio. Existe antes de nuestro nacimiento, durante nuestro nacimiento y después de nuestra muerte. Está en nosotros siempre, esperando que volvamos a casa e incluso nos apremia a ello, ya que aquí no hay marcha atrás. Nuestro viaje, como el de “El Loco”, es circular.
Como dice Jung: " El ego se enfrenta al sí mismo, como el móvil a su motor, como el objeto al sujeto. El sí mismo, como el inconsciente, es algo que existe previamente y de donde surge el ego. Es, por decirlo de alguna manera, una prefiguración inconsciente del ego. No soy yo el que se crea a sí mismo, pero sí soy yo el que me sucedo a mí mismo.

Nota: La gente usa generalmente como sinónimos los términos “subconsciente” e “inconsciente”. Por subconsciente se entiende a los deseos, temores, cólera y otras reacciones que la mente consciente reprime y no reconoce en sí misma. Este material pertenece al yo, adhiriéndose a él, porque se origina en experiencias que el yo no quiere reconocer pero que tampoco puede eliminar. En cambio, el inconsciente se refiere a la energía básica de la vida, informe e indeterminada, que nos conecta en el universo. No la conocemos directamente, sino sólo por mediación de sus imágenes, los sueños y arquetipos que afloran a la conciencia.

Comentarios