ESPIRITUS CASEROS DE LA BRUJERIA VASCA

Espíritus Caseros

Noviembre 11, 2007 por Johanes de Bargota

Desgraciadamente, muchas veces, vemos en el Neopaganismo que se repite muy frecuente la palabra “animismo” con un pretendido entendimiento de lo que involucra pero muchas veces, llevado a la práctica, termina en resultados prácticos que tienden a dejar mucho que desear.

Dentro del animismo, como concepto y praxis religiosa e incluso chamánica, vemos observando una infinidad de elementos autónomos categorizados en diversas entidades de las cuales muchas han sido inmortalizadas en el folclore popular. La naturaleza, sin embargo, muy lejos de suponer un entorno estático, ni física ni abstractamente hablando, nos puede revelar impresiones diferentes (a veces nuevas, a veces pre-existentes pero profundizadas) de estos elementos autónomos, de estas entidades, que dentro de una red cosmogónica rica pero a veces confusa, compone el status animista de las creencias antiguas de la Europa pre-cristiana.



¿Por qué estoy hablando de “elementos autónomos” haciendo referencia a entidades, pero sin embargo denotando cierta jerga cuasi matemática? Me interesa profundamente desmarcarme, o mejor dicho desmarcar las concepciones tradicionalistas, de las asunciones pre-concebidas del entorno Neopagano y New Age sobre “arquetipos”, sobre entidades que prácticamente son dominadas por la nueva instauración de la concepción del “todo vale”:

“Visualiza esta entidad, que va vestida así y es así, imagina que desprende de sus manos una luz que te llena de paz y…”

¿Cuántas veces hemos visto esto? No se tú, pero yo decenas y decenas y más decenas de veces. Yo a estos paganos practicantes les preguntaría ¿Dónde, exactamente, queda el margen para la acción individual de esta entidad? Es exactamente como si yo tomo a un amigo, le visto como yo quiero, le tiño el pelo del color que a mi me guste, y le digo, exactamente, lo que quiero que haga y diga y pretender que la gente piense que realmente este amigo tiene autonomía personal.

Al decir “autónomo” quiero recalcar, aunque intuyo que nunca será suficiente, precisamente la autonomía, auto-consciencia, y auto-existencia no de ciertas entidades, sino de todas las de este y las del “Otro Mundo”.

Una entidad, del tipo que sea y donde incluyo a los Dioses, como un ser humano, tiene la perfecta función de acción individual, programada por su voluntad individual, de forma autónoma y siempre, o casi siempre, ligado a una serie de gustos y disgustos que emanan de su personalidad igual de autónoma que sus acciones. Puede que estas acciones, personalidades y demás funciones aunque autónomas no sean del mismo tipo que las acciones humanas. Entendamos que hablamos de entidades no-humanas, en mundos no-humanos donde, como aquí, hay una serie de leyes naturales que permiten su existencia (auto-existencia), y su continuidad. Así como este mundo está lleno de todo tipo de gente, el otro mundo está lleno de todo tipo de caracteres autónomos que debido a su unicidad individual pueden manifestarse de distintas formas, desde buenas, hasta normalmente variables y también las que son negativas, pasando por aquellas complejas, confusas, y también las realmente peligrosas, que precisamente no vienen a suponer una minoría.

Estos seres, estos mundos, existen de forma autónoma con total independencia de la consciencia de la persona sobre ellos. Del mismo modo que a un bebé, que no tiene ni la más remota idea de la existencia de las bacterias y lo que suponen, cuando estas le atacan y lo enferman, lo más probable es que el bebé no diga:

“Bien, estas bacterias del tipo D están atacando mi sistema digestivo y por tanto, a pesar de mi sistema inmunológico fortalecido por el biberón, debo tomarme tal o cual clase de antibiótico para que, de este modo, estas bacterias puedan ser combatidas. Uhmmm creo que también sería bueno tomarme esta clase de vitaminas para fortalecer la capacidad de acción del sistema inmunológico que puede verse retraído por la acción agresiva del antibiótico”.

Creo que un bebé de 6 o 10 meses es muy improbable que vaya a pensar esto. No será consciente de esos bichejos (auto-existentes a su modo, como las entidades) sin embargo ¿impide que el niño esté enfermo a causa de esas bacterias autónomas? De igual modo, aunque muchas personas no entiendan ni conozcan el grado de influencia del Otro Mundo en este, ni de sus habitantes en ciertos momentos, aunque, como el bebé con las bacterias, no achaquen ciertos fenómenos a estos factores, digamos, “del otro lado”, no significa que estas no existan, con total independencia a su conocimiento y consciencia sobre ellas.

Hay una clase de espíritus, observados en varios folclores de Europa, denominados de distintas formas, bajo distintas realidades, pero que vienen a suponer un concepto ligado al Hogar; “Los Espíritus de la Casa” (House-Spirit). Estas historias especialmente fueron comunes, y continúan siéndolo, en zonas rurales donde se percibía la existencia de estos seres en casas, granjas y demás habitáculos comúnmente rurales a lo largo de numerosos puntos del continente. Te animo sinceramente a profundizar en esto desde distintas realidades folclóricas si realmente estás interesado. Aquí, por razones más que obvias, hablo del vasco Etxejaun como uno de los principales (aunque no el único) homólogo vasco de este concepto que, muy probablemente, descienda de cultos mucho más antiguos de lo que se cree, y debido a ello lo percibamos como un elemento común a lo largo de las realidades culturales que forman Europa.

Etxejaun significa “señor de la casa”, generalmente es siempre de género masculino y viene a suponer una entidad vinculada a una vivienda en donde una familia reside. A menudo se relaciona como una especie de representación de los propios antepasados de la familia, entendiendo que antiguamente, en el País Vasco, el Caserío era no únicamente un hogar familiar, sino la propia ubicación de la familia, también en términos espirituales, y hacía a la vez de templo, casa y cementerio familiar. Etxejaun era bienhechor de la casa, y por ende de los que la habitaban, protector del área hogareña y a menudo causa de prosperidad y felicidad familiar. Debido a ellos, a menudo, era destinatario de un culto hogareño consistente en diversas ofrendas que se dejaban en la noche, antes de acostarse, pues se pensaba que Etxejaun entraría a la casa por la chimenea o la ventana para poder velar la casa y también aprovechar las ofrendas que le habían dejado, a menudo recompensada por un derramamiento de suerte, felicidad y prosperidad que al día siguiente se manifestaba en la rutina de los habitantes de la casa.

Otro ser vinculado al culto doméstico es Inguma, se pensaba que Inguma causaba sueños terribles y así era contado, a menudo por los cristianos, más cuando esto es verdad, lo cierto es que supone una verdad un tanto selectiva. Inguma, efectivamente, castigaba con sueños aterradores, pero igualmente producía sueños proféticos cuando estaba contento con su “víctima”. A menudo Inguma fue también objeto de culto doméstico, aunque posteriormente se inventaran ciertas fórmulas para alejarle. Una de ellas consistía en dejar al lado de la cama un tarro de cristal con grandes puñados de semilla. Inguma, al acercarse a la cama, se fijaría en el tarro y obligado por ciertas leyes de “complejidad” (Adur e Indar) debería comenzar a contarlas. Así se entretendría y cuando el gallo cantaría debería huir corriendo sin poder causar malos (o buenos, en realidad) sueños a la persona que duerme. Realmente Inguma si es bien tratado, nos puede ayudar mucho; puede avisarnos de detalles que están por venir, o repasar sucesos que han pasado pero detallando elementos muy concretos que tal vez se nos pasaron por alto, puede comunicarnos consejos. Es entonces costumbre dejar un vaso de agua debajo de la cama, arrimado al lado donde habitualmente uno duerme. Inguma, ignoramos como, aprovechará esa agua y en gratitud puede obsequiarnos manifestaciones oníricas de utilidad.

Maide es otro ser, igualmente de género masculino. Sin embargo este ser es mucho más común en casas inmediatamente vinculadas a zonas naturales; como montes y colinas. Maide en realidad no vive “de las casas”, ya que sus parajes tienden a ser exclusivamente naturales, sin embargo muchísimos de ellos tienen en sus cercanías casas habitadas y Maide tiende a colarse, igual que Etxejaun, para ver si le han dejado a él también alguna ofrenda. Generalmente Maide, como ya hemos visto, únicamente lo hace en casas de entornos naturales, la inmensa mayoría con huertas, lo que tiende a hacer entonces es recompensar en la huerta a los habitantes de la casa que le han atendido. En ciertos lugares concretos Maide es una especie de emisario de Mari, parte de esas ofrendas, Maide se las lleva a la Diosa. En dichos lugares, entonces, el culto a Maide es, además, una parte minúscula del culto a la propia Mari.

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