LA MONTAÑA MAGICA









La búsqueda del tesoro

Es sabido que en el interior de las montañas es donde se forman los metales valiosos, por eso el hombre desde siempre ha buscado la manera de penetrar en su interior. Sin embargo no es tan fácil acceder a la montaña misteriosa donde se halla la mina del oro filosófico. Tal como aparece en la ilustración alquímica, hay que atravesar el mar de los filósofos y dejar atrás el mundo sublunar.

# Ilustración del Splendor Solis , s. XVI.

La danza del cosmos

En el interior del templo, al igual que en el interior de la montaña, se halla el fuego que engendra la creación y la destruye. En la imagen del templo hindú, esta energía fija e inmutable está representada por el falo o lingam de Shiva, el núcleo central del templo, alrededor del cual se organizan las diversas partes del conjunto. Como en una danza cósmica en la que las partículas volátiles bailan y son atraídas por un centro fijo.

# Bailarina hindú en un momento de la representación del Mahabharata.
# Sección de un templo hindú clásico.

El tránsito entre distintas realidades

Por su verticalidad la montaña es un lugar de tránsito y de reunión, un espacio sagrado que, al igual que el templo, religa la realidad visible con la invisible. Las mezquitas (número 2 en el esquema superior) son un ejemplo perfecto del tránsito del mundo profano (número 1 en el esquema superior) hacia el centro sagrado, representado en la tradición islámica por la piedra cúbica de la Kaba (número 3 en el esquema superior).

# Mezquita de Córdoba, s. VIII.
# Esquema de tránsitos hacia el centro (la Kaba).

La residencia de los dioses

El grabado alquímico de Michelspascher representa la montaña mágica donde se realiza la conjunción del cielo y la tierra, por eso Coniunction es el título de la lámina. Una escalera con siete peldaños, en los que están inscritos los nombres de siete operaciones alquímicas asciende hasta el templo que cobija la unión sagrada del rey y la reina. Bajo un techo coronado por un fénix, que ostenta los símbolos del sol y la luna, se hallan los esposos. El lugar se encuentra en el interior de la montaña, que a su vez se levanta en una isla en medio del mar del mundo. En esta montaña sagrada residen los siete dioses planetarios, símbolos también de los siete metales alquímicos, con Mercurio en su cumbre. Una corona zodiacal la rodea, en ella se muestran las correspondencias de las influencias celestes con los sellos de los metales. Cuatro círculos con los nombres de los elementos sellan las cuatro esquinas del grabado.

Pero para penetrar en la montaña y alcanzar la visión de la tan deseada conjunción el adepto deberá seguir a la liebre, animal que según Horapolo simboliza el conocimiento de los secretos. El profano, con los ojos vendados, permanece ignorante de lo que sucede dentro de la montaña.

# Steffan Michelspascher, Cábala, espejo del arte y la naturaleza, en alquimia , 1616.

as stupas nepalíes aparecen como montañas impenetrables en cuyo interior se guarda alguna reliquia de un santo asceta. Su acceso está vedado al fiel que sólo puede dar vueltas a su alrededor. Así mismo, la stupa se muestra como una montaña antropomorforizada, es decir la imagen del hombre regenerado, el auténtico lugar de unión entre lo más alto y lo más bajo. En la fotografía puede observarse la forma piramidal del conjunto, desde el círculo que forma la base de la stupa, imagen del cielo terrestre, hasta la corona que culmina la piedra cúbica donde están situados los ojos del hombre primordial.

# Stupa nepalí.

La piedra de coronación

La conversión de la piedra cúbica, o piedra de fundación en piedra piramidal, imagen del cuerpo perfecto, que culmina y corona la Gran Obra de los filósofos, se ha simbolizado de diversas maneras a lo largo de la historia del arte. La montaña es uno de ellos, pero también el mito que narra del nacimiento de Palas Atenea de la cabeza de Zeus, o la coronación de la Virgen, imagen de la materia pura, sublimada.

# Cerámica decorada con una representación de Palas Atenea, surgiendo, armada, de la cabeza de Zeus, s. IV aC.
# Coronación de la Virgen de Fra Angélico, Florencia, 1440.

El gran viaje

Como hemos dicho, el acceso a la montaña sagrada sólo es posible para el iniciado que conoce el camino. Eso lo saben bien los chamanes huicholes que, en su dibujo, han representado el viaje astral de un maestro y su discípulo hacia el lugar mágico de la unión del cielo y la tierra. Para ellos la montaña secreta es el lugar de encuentro con sus ancestros.

# Tapiz de los indios huicholes.

El cielo terrestre o la tierra celeste

Cuando el cielo desciende sobre este lugar purificado sobre la tierra para residir en él se produce la unión del espíritu con la materia pura. A este misterio se le llama el cielo terrestre o la tierra celeste, representado por la Jerusalén celestial: « El cielo nuevo y la tierra nueva » . La creación perfecta y acabada, representada en alquimia por la piedra piramidal: «Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron y el mar ya no existía. Y vi a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el Trono: "Esta es la morada de Dios con los hombres" ( Apocalipsis 21, 1-22).

# Miniatura que representa el monte Sión del Apocalipsis, s. XI.


CONCLUSION:

La montaña mágica

En la cima de las montañas la tierra se sutiliza y se reúne con el cielo pero también es donde el cielo se condensa y toma cuerpo, por eso, en todas las tradiciones, las montañas han simbolizado el lugar en donde el hombre puede encontrarse con Dios y viceversa. Sin embargo, este encuentro sagrado no puede producirse en cualquier montaña, sino sólo en una montaña mágica, un lugar secreto al que únicamente pueden acceder los hombres puros que han sido iniciados en los misterios.

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