CHAGALL


En las entradas que hemos dedicado a la Estética, un concepto recurrente, y sobre el que necesariamente se posicionan los filósofos del Arte, es el de "artista". Chagall sería un ejemplo para todos aquellos que quisieran demostrar que el "artista" es una especie de "demiurgo", un hombre arrebatado por el Cielo, y que vive en la Tierra para hacernos accesible el mundo de las Ideas. Leyendo el libro que escribió a los treinta y cuatro años, con el título "Mi vida", y leyendo lo que decían de él sus contemporáneos, enseguida nos damos cuenta que su pintura es auténtica, es una expresión de lo que era su vida misma. Existe entre la vida y la obra de Chagall una relación íntima, honesta, de la que su obra es la expresión de las emociones, sentimientos e imagenes de su vida. Muy pocos pintores han sentido la necesidad de escribir una biografía personal. Chagall, sí. Y ello es prueba de que el pintor volvía sus ojos una y otra vez hacía su vida, para entenerla, exponer lo que en ella acontecía, para desentrañar su significado. Sus cuadros son por ello como cuentos. Aparecen personjes, edificios, lugares, atmosferas, del presente y del pasado. Toda la vida de Chagall se desparrama en cada lienzo, apareciendo una y otra vez, los mismos personajes mezclados con otros nuevos, lugares en los que vivió con los que vivía en el momento de pintar. Desentrañar por ello el significado último de la Pintura de Chagall es simple. Consiste en desvelar el motor de su vida. Eso por lo que vivió, le hizo feliz, y al final sería su vocación. La pregunta que nos desvelará esta clave, será la de los amores de Chagall. En ellos entenderemos la base última de su vida, y, como no, la de su pintura. Nacido en Vitebsk, su familia fué muy pobre. En ese momento de la infancia Chagall miraba con un amor inmenso a su padre y su madre. En sus pequeñas memorias no encontramos nada en este época que nos hable de resentimiento derivado de la pobreza en la que vivía, sino del profundo cariño y admiración por el esfuerzo de sus progenitores por sacar a la familia adelante. En su formación fué clave su madre. Ella fué la que sobornó al director de la escuela, con cincuenta rublos, para que Chagall pudiese entrar en ella a la edad de 13 años (a los niños judios les estaba vetada la escuela rusa). Ella fué también la que al final accedió a que Chagall iniciase su carrera artistica. En la escuela conocería otro gran amor: la pintura. Nos cuenta en sus memorias: "Hasta 1906 nunca había visto en Vitebsk ni un cuadro ni un dibujo. Pero un día, en la escuela municipal, vi copiar a un compañero un cuadro de una revista (...) Cuando le vi dibujar me quede sin habla...". A partir de entoncés es como si el pintor pudiese resistirse a pintar. Todo cuanto pasaba en su vida, todo cuanto sentía y vivía, tenía que quedar plasmado en una hoja o un lienzo. Aunque recibiría clases de pintura, núnca quedo satisfecho con lo que se le enseñaba. Se han perdido los dibujos y cuadros de la primera época de Chagall, pero por lo que cuenta en sus memorias, pienso que núnca se sintió demasiado agusto en el encorsetamiento académico. El corazón de Chagall se derramaría también por su pueblo natal, y éste y los recuerdos de su infancia, apareceran una y otra vez en sus cuadros. Chagall sintió siempre lo que en galicia llaman "morriña". Su memoría estaba siempre recordando con nostalgia su lugar de origen. Esta emoción terminaría mezclada con la impresión que le produjo Paris, pero siempre en su pintura, su lugar de nacimiento estuvo presente. El otro amor de Chagall fué su primera mujer. El nombre de esta mujer parece toda una premonición en la vida de Chagall: Bella. ¡Qué nombre tan bonito para la qu sería mujer y musa de un pintor!. En cuanto la conoció la incorporó inmediatamente a su imaginario. Dice de ella que la impresión que le produjo al conocerla fué ésta: "Su silencio es el mio. Sus ojos, los mios. Es como si ella meconociese desde hace mucho tiempo, como si supiera todo de mi infancia, de mi presente, de mi futuro; como si velase por mí, me adivinase más de cerca, a pesar de que la veo por primera vez". Tan dependiente era de su mujer, que cuenta el pintor que al terminar un cuadro siempre le preguntaba su opinión, y que de ella dependía el que lo tuviese por bueno. Otro amor de su vida, y que terminara participando en sus pinturas, es Paris. Calificaba a esta ciudad como su segunda patria. En ella aprendió lo que exigía la época del pintor. Allí conoció a Matisse, Picasso, etc., y para mí que fué allí donde su imaginario terminó de completarse. Por último, otro gran amor de su vida sería Dios. Es curiosísima la visión que Chagall tiene de Dios. Siendo Judio, se volcó muchísimo en la representación de la crucifixión de Jesucristo. De hecho, la comunidad judia le criticó por esto. Pero, hay algo en toda su obra que respira cristianismo. La visión del amor de Dios a través de la crucifixión es un tema recurrente en su obra. De hecho, aun cuando lo que quería representar era otra cosa, como por ejemplo en la serie que dedica al circo, manifestaba que al pintar esos personajes circenses le movían las mismas sensaciones que al pintar la crucifixión. Esta sin estudiar este tema en profundidad, pero intuyo que Chagall en un momento de su vida se convirtió al Cristianismo. baso esta opinión en los siguientes hechos. El primero, es que la comunidad judía en la que nació Chagall tenía a mal la pintura. La representación de Dios y aún del hombre no era algo bueno para esa comunidad. Esto tuvo que suponer un gran choque para un pintor cuya pintura necesitaba representar escenas vitales, en las que aparecían personajes. Del mismo modo, estu tuvo que contradecir mucho la vocación que Chagall sentía por la pintura. Para él resultaría incomprensible que el amor por la pintura fuese incompatible con el amor a Dios. En segundo lugar, en la época de Chagall, y en el entorno de la comunidad judía en Europa, se vivía un clima de conversión. No existen demasiados datos sobre el itinerario de Chagall respecto a la posible conversión que pudo tener, pero sabemos que un amigo suyo, escritor y pintor reconocidísimo: Max Jacob, abandonaría en Judaismo convirtiéndose al cristianismo haciéndose monje benedictino. En tercer lugar, es impresionante el peso que la simbologia cristiana tuvo en toda la obra de Chagall. Este peso no sólo puede verse en la elección del tema de la crucifixión como motivo (de lo que ya he hablado), sino incluso en la composición de sus obras. En efecto, hasta donde he leído nadie se ha dado cuenta de que la composición de los cuadros de Chagall es parecida a la de Fra Angelico, Botticelli y otros pintores de finales del Gótico y principios del Renacimiento. Los ángeles que aparecen por cualquier parte del cuadro, las figuras en proporciones no reales. el que toda la composición quede supeditada a la historia y emociones que el pintor quería transmitir... Lo cierto es que este tipo de composición, que en el arte cristiano servía para contar una episodio Biblico, a Chagall le servirá para desplegar su imaginario en el lienzo y contar las historias de su pueblo, Paris, su mujer, Dios. El expresionismo le daría el color. Sus colores son primarios y secundarios, llegando a una distribución de ellos en el lienzo de acuerdo a la emotividad que le despertaba el motivo. La distribución del color en la composición es bastante aleatoria. No encuentro un criterio fijo, ni que Chagall diese a los colores un significado especial. Composición y color creo que llegaban al lienzo de manera intuitiva, emocional. Chagall es por ello un pintor enormemente íntimo, subjetivo, arrobado en su mundo nos trae a éste las imágenes que el amor ha ido incorporando a su vida.

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