EL MITO DEL PIGUCHEN

EL MITO DEL PIGUCHEN

ANÁLISIS MORFOLÓGICO , FOLKLÓRICO Y CRIPTOZOOLOGICO

ABSTRACT:Los autores nos propusimos reunir la más amplia bibliografía sobre el Mito del Piguchen hasta el momento. Hemos realizado una amplísima revisión de la literatura folklórica chilena logrando trazar el origen de estas creencias en las más antiguas referencias escritas. Sumándoles testimonios orales de antaño y del presente configuramos un volumen de información nunca antes reunido. Con tal valiosa información sobre nuestra mesa de trabajo produjimos este sistemático análisis que entregaremos en dos partes .La primera se refiere a las referencias escritas desde la antigüedad hasta el presente conjuntamente con el análisis geográfico y lingüístico . La segunda parte incluirá los testimonios orales y el estudio antropológico del mito.

-ESTUDIO LEXICOGRÁFICO : DIFERENTES GRAFÍAS:

Tratándose de una expresión indígena perteneciente a una cultura o culturas que carecen de idioma escrito , es de suponer y los elementos reunidos lo prueban en forma indiscutible que , se han recogido grafías tan variadas como autores se ocuparon de este tema. Si bien las formas de escribir su nombre son numerosas , las pronunciaciones se asemejan en gran medida , sirviendo como ejemplo y como testimonio de que todos los analistas de este mito han sido bastante fieles considerando las disímiles y a veces delicadas condiciones en que se obtuvieron los testimonios orales.A los fines de este trabajo hemos UNIFICADO todas ellas en PIGUCHEN la cual a partir de ahora se utilizará en este trabajo .Veamos el listado:

Peuchén – piuchén
Peucheñe
Pichén
Pichihuén
Pihuchén,
Piguchén o Pihuechen
Piguehén
Pihuichén (Por errata Febres escribió Pimuychen)
Pihuinche (*)
Piruchen (*)
Pihuychén,
Pinche [pjucé]
Piuchén [pjukén] o Peuchén
Del mapudungun Piwuchéñ o Piguchén, (“Secar a la gente”)
La palabra correcta no es pinuychén sino que pinüfchén que significa “hombre que vuela”
Referencias:
• Morales Pettorino, Félix con la colaboración de Oscar Quiroz Mejías, Patricia Arancibia Manhein.
• Nuevo Diccionario Ejemplificado de Chilenismos y de Otros Usos Diferenciales del Español de Chile. Tomo III, Editorial Puntángeles, Playa Ancha, Valparaíso, Chile. Febrero 2006,pgs. 2259-2260.
• El cerro Piuchén y Rapilermo [manuscrito] [informante] Rosa Elba Rojas Espina.
• Dowling Desmadryl, Jorge. El Piwichen. Revista En Viaje Nº 456, Noviembre 1971, pgs. 12-14

-DISPERSIÓN GEOGRÁFICA DEL MITO

Ningún análisis exhaustivo y racional puede llevarse a cabo sin acotar el área de dispersión del mito en cuestión. Para ello llevamos a cabo por vez primera un relevamiento de todas las fuentes disponibles acerca del Piguchen. Del prolijo sondeo se pudo confeccionar el siguiente listado que volcamos en el mapa anexo.

Quebrada La Chimba, Provincia de Antofagasta, II Región.
Palqui, aldea al interior de Ovalle, provincia del Limarí, IV Región
Pisco Elqui, Aldea, Provincia de Elqui ,IV Región
Coquimbo, provincia de Elqui, IV Región
Choapa, caserío provincia del Choapa, IV Región
Santiago, Región Metropolitana (RM)
Angostura de Paine en la comuna de Maipo, actual RM
Talagante, RM.
Melipilla, RM
Laguna Bucalemu, Coinco, VI Región
Colchagua, VI Región
Linares, provincia de Linares, VII Región
Parral, provincia de Linares, VII Región
Quella, provincia de Cauquenes, VII Región
Ñuble, toma el nombre del río Ñuble, provincia de la VIII Región
Coihueco, provincia de Ñuble, VIII Región
Temuco. Provincia de Cautín, IX Región.
Puerto Montt, provincia de Llanquihue, X Región
Coinco. Aldea, provincia de Chiloé, X Región
Cucao, caserío provincia de Chiloé, X Región
Lago Huillinco, provincia de Chiloe, X Región

-TOPONIMIA

El relevamiento de las toponimias (nombres de lugares) es de imprescindible valor al momento de emprender un análisis racional del mito desde cualquiera de los ángulos que hemos propuesto en el subtítulo de esta monografía.Desde luego que es imposible obtener TODOS sitios con nombres relacionados con determinado concepto mitológico o folklórico porque en muchas oportunidades se trata de pequeños parajes , encrucijadas, bosques o simplemente roquedales los cuales son bautizados por los lugareños más allá de la nomenclatura oficial del Instituto Geográfico.De todas formas estos son nuestros hallazgos:

1-PIUCHE [pjucé]
Cordillera. Esta designación corresponde a la parte N de la cordillera que corre de N a S en la Isla Grande de Chiloé. PIUCHIHUE, que significa, en lengua araucana, lugar del Pihuichén.
* Soto Pérez, Humberto :“Chilhue. Tradición y Misterio”, Impreso en los talleres de la Editora Anibal Pinto S. A., Segunda edición, enero 1997.
(Cf. ERIZE, Dicc., p. 325; LENZ, Dicc., p. 598).

*Ramírez Sánchez Carlos :Toponimia Indígena de Chile , Valdivia. Versión electrónica del libro, 1997 - http://www.edicionesmayo.com/ocio/detall_viajes.html?id=21§ion=31


2-PIUCHEPIUCHE [pjucépjucé]
Localidad. Presenta escasa población; se encuentra ubicada al NO de la ciudad de Osorno, al S de la localidad de San Juan de la Costa, en la precordillera de la Costa de la provincia de Osorno.
(Cf. ERIZE, Dicc., p. 325; LENZ, Dicc., p. 598).

3-PIGUCHEN : un caserío y un fundo en el departamento de San Carlos, provincia de Ñuble. Pp. 274-275
* Manuel Antonio Román Diccionario de Chilenismos y de Otras Locuciones Viciosas. Imprenta San José, Santiago de Chile, 1913-1916

4-PIGUCHEN , SAN JOSÉ DEL : Ubicada a 10 kms al norte de la ciudad de Putaendo. Provincia de San Felipe de Aconcagua, V Región. *http://www.elquiancestral.blogspot.com/


5-CERRO PIUCHÉN Y RAPILERMO : Se encuentra ubicado en la séptima región. Se ubica a 34 kms del pueblo de Curepto, 60 kms de Talca y 40 de Curicó. El cerro tiene altas y grandes piedras con bonitas figuras y hay una que se llama la Piedra del Piuchén.
Fuente: Rojas Espina, Rosa Elba. [Informante] El Cerro Piuchén y Rapilermo [Manuscrito] Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, Biblioteca Nacional. 1998.

5-PIUCHÉN : Existe un lugar llamado Piuchén entre Marchihue y Peralillo detrás del lugar llamado Población en la Sexta Región.
Fuente: Sr. Javier Díaz. Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, Biblioteca Nacional.

6-PIGUCHÉN , RINCONADA DEL : Se encuentra ubicada en el curso medio del río Putaendo. Los trabajos arqueológicos efectuados en este lugar corresponden a una prospección sistemática que permitió identificar 7 sitios, algunos de ellos de tiempos Alfarero Temprano.
Los sitios registrados se caracterizan por ser ocupaciones de amplia extensión espacial que presentan abundantes materiales líticos en superficie, predominando instrumentos de gran tamaño (derivados de núcleo, núcleos, tajadores) elaborados sobre materias primas de grano grueso (basalto y andesita).
Los contextos cerámicos son bastante poco claros, predominando cerámica monocroma de paredes medias y delgadas, todas con pastas basadas en la aplicación de desgrasantes de tamaño medio y pequeño.
http://www.geocities.com/arqueo_aconcagua/pat/piguchen/piguchen.htm

La toponimia asociada con la dispersión geográfica basada en testimonios orales y escritos permite mapear la distribución espacial del mito como tal ; cuantificando su extensión en una determinada región o país. En el caso del Piguchén podemos apreciar una amplia franja distribuida a lo largo de casi todo el país mayormente a partir de la IV Región hasta la X.

TESTIMONIOS ESCRITOS

1-ANTIGUOS

José Ignacio Molina : El jesuita recogió en su memorable obra Compendio della storia geografica, naturale, e civili del regno del Chile. Bologna , Nella stamperia di S. Tommaso D'Aquino, 1776 , la primera referencia al Piguchen. Este libro fue escrito de memoria pues sus apuntes habían sido retenidos en el puerto de El Callao , Perú en la instancia de su expulsión de América en 1768. Esta obra como puede apreciar el lector carece de autor y su tirada , pequeña , fue solamente de distribución local.


José Ignacio Molina

En 1782 por medio de una circunstancia fortuita pudo recuperar sus notas y al fin publicó en Bologna su Saggio sulla storia naturale del Chili. De esta obra recogemos la referencia más antigua publicada sobre el piguchen en su página 228.

“Il Piguchen (e un) quadrupede alato, o specie di gran pipistrello, il quale, se la sua esitenza fosse reale, formrebbe uno degli anelli che uniscono gli uccelli ai poppanti. Questo animale, per quanto dicesi, é della grandezza e figura del coniglio doméstico: va coperto di un pelame fino di color di cannella: ha il muso appuntato, gli occhi grande rotonda e luccicanti, le orecchie appena visibili, le ali membranose, le gambe corte pentadattili, la coda sul principio rotonda, e poi larga a guisa di quella dei pesci: física come le biscie, e alzasi a volo come le pernici; abita nelle buche degli alberi, dalle quali non esce se non di notte: non fa male ad alcuno, fuorché agli’insetti, dei quali si nutica”

Esta obra fue traducida posteriormente al Alemán (1782) , al Español (1788) ,al Francés (1789) y al Inglés (1808).Veamos la versión en Castellano:

“El Piguchén, cuadrúpedo alado o especie de gran murciélago que a existir en la realidad formaría uno de los eslabones u anillos que unen los paxaros a los cuadrúpedos. Este animal, que según dicen, es de la magnitud y figura del conejo casero, está cubierto de un pelo fino de color canela, tiene el hocico aguzado, los ojos grandes, redondos y resplandecientes, las orejas casi invisibles, las alas membranosas, las patas cortas y semejantes a lagarto, la cola redonda por nacimiento y después ancha a modo de los peces, silba como las culebras y vuela como las perdices. Habita en los huecos de los árboles de donde sale únicamente durante la noche y no hace mal a nadie si no es a los insectos que le sirven de pasto "



Versión en castellano de Molina

Sin embargo , en 1779 un colega de Molina , el abate francés Rozier había publicado unos extractos de la obra anónima de 1776. Cronológicamente fue la segunda referencia al Piguchen y aún restaba la versión en Alemán en 1782 antes que se publicara en castellano.



La Cita de Jean-Baptiste François Rozier (1779)

Es curioso descubrir que muchas veces mitos propios de nuestros países resultaban muy conocidos en Europa antes que localmente.Se trataba de expresiones folklóricas o míticas de lejanas regiones a las cuales solamente llegaban los aventureros y exploradores.



Jean-Baptiste Rozier Primer Autor en Publicar Parte de la Obra Anónima de Molina

Recién en 1855 el tantas veces citado Benjamín Vicuña Mackenna reprodujo algunos datos sobre el piguchen en un libro referido a la agricultura editado en París . Gracias a la gentil transcripción de ese texto por parte de Liliana Núñez lo presentamos a los lectores:

"Le soir, on entend encore les cris de quelques étranges oiseaux. Les lechuzas habitent les toits des églises avec les chances souris. Le solitaire guairabo, don’t la couleur se confond avec celle de la nuit tombante se montre seul à cette heure, tandis que ceux qui doment en de hors des maisons entent, apres minuit, les mélancoliques, apres minuit, les mélancoliques du piuquen. Le peuple croit que c’est un vampiro qui se nourrit du sang des mortels qu’ il trouve endormis, et, pour le faire venir, vous dévorer, il ne faut que lui crier tous bas: chonchon! Chonchon (nom donné aussi au piuquen)! Venez demain pour un peu de sil le chuncho a aussi un cri de mauvais augure, et le checan, un petit el joli oiseau, fair fremir l’ Indien de Chiloé quand il chaute sur non ton fachent de huit-huit.
Dans les campagnes du Chile, chez a peuple primitif, on croit à toutes sortes de miracles. Il ya a des personnes qui sont devenues imbéciles d’ avoir vu, le soir, le diable ou des arnes du purgatoire, ceux-ci s’appellent espantados de ánima. Il y en a d’autres qui ont vu le piguchen animal extraordinaire qui reunit quelque chose dur reptile, du poisson, de l’ oiseau et des animaux, ayant un coros de couleuvre, la tete d’ un animal, la queue d’ un poisson et des ailes au milieu!...
On croit aussi aux enchantements, à un tanreau aux cornes d’or qui est enchanté, á lagune de Bucalemu et on ne doute point des daños, c’es-à-dire le mal que vous fair un enne mi dans les entrilles en vous dé siraut la mort on une maladie quel con que pour la quelle el y a des médecins et des médecines expreses bien entendu."



La Obra de Benjamín Vicuña Mackena

Siguiendo cronológicamente nuestras referencias sobre el Piguchen nos topamos con un pequeño opúsculo del gran bibliófilo José Toribio Medina editado en 1874 , quien a pesar de ser poco exacto en varias de sus apreciaciones , en este caso demuestra un particular escepticismo. La colección de opúsculos fue editada en 1926 por Juan Borchert :

" Nada más común en los pueblos de civilización poco adelantada que esa multitud de creencias absurdas, divulgadas sobre todo entre las clases más ignorantes y relativas a los fenómenos naturales cuya causa no aparece de manifiesto. Esto se observa, principalmente, entre los campesinos, gente sencilla y en diario contacto con la naturaleza.
¿Quién no ha oído hablar del Piuchén? ¿Quién no se ha figurado ver los regueros de sangre con que el implacable vampiro marcaba sus huellas en el pasto, saciado ya con la víctima que yacía agonizante? Nuestra gente del campo y no sólo la de la clase última refiere siempre a sus huéspedes con la mayor buena fe y con la más íntima persuasión, mil hazañas, a la cual más terribles, de ese animal extraordinario, que nunca el narrador ha visto, pero que siempre invoca con complacencia a algún testigo presencial de sus depredaciones.
¡Qué terrores! ¡Qué pesadillas! Se han encontrado muertas, ovejas y mulas y bien pronto el Piuchén había desangrado todo el rebaño. Sin duda que sido él. ¡Lo han visto, no se habla de otra cosa en la villa! Los cuentos, que por la tarde, cuando ya se había entrado el sol, me contaban bajo la enramada, todo lo que había oído decir el grave dueño de la hacienda y que yo miraba como fábulas, han salido ciertos!
Mis amigos de Santiago, mis condiscípulos que estudian historia natural, se van a burlar de mí cuando les refiera que en Chile existe un mamífero pero con plumas, que vive de la sangre, que ha chupado. Se van a empeñar en explicarme que un murciélago que ellos llaman Desmodus Orbignii, de piel lustrosa y como de seda muy oscuro en la superficie de la cabeza, los lados de la cara, la parte superior del cuerpo y en lo demás de un blanco ceniciento, con orejas de un regular tamaño con hoya nasal partida por los respiradores y hendida profundamente en el margen posterior, como si fuesen dos hojuelas unidas por la base, con un cuerpo de tres pulgadas de largo y con alas de trece, es el misterioso ser que con sus afilados dientes abre alguna vena en el lomo del animal recién desensillado.
Qué aprovechándose del adormecimiento en que su presa se encuentra y de sus alas, que agita como un abanico, para no ser sentido, va quizás a quitarle la vida, que se escapa por la herida que permanece sin cerrar.
¡Tres pulgadas de largo. Esto es tranquilizador. Pero, ¿qué hacer?...
Si no aprovecho la oportunidad de salir de dudas que ahora se me ofrece, tal vez se me escape por siempre la ocasión de divisar al solitario habitante de la campiña. Veré y creeré; si es necesario, tendré valor para combatir, siquiera para acercarme. Un peón acaba de llegar con la respiración casi perdida, avisando que el Piuchén está escondido en una cueva del potrero.
La gente se arma a toda prisa: cada cual acude a lo que estima más seguro: quien se apodera de una barreta, de un hacha, quién más afortunado, consigue una escopeta. Todos nos ponemos en marcha. La duda, el sobresalto, el miedo, la emoción, se pintan en todos los semblantes. Hay muchos a quienes tiritan las piernas y ya algunos se han quedado atrás. Al fin llegamos. En un uno de los cauces formados por las aguas que corren de las quebradas en el invierno, y en ese entonces seco, se ve una cueva excavada en una de las paredes que forma la zanja. A la entrada, dos ojos amarillos, fantásticos, deslumbradores, se ven brillar, solo esperamos el menor movimiento para correr a todo escape. El más osado se acerca, por último; sin duda que juega su vida
Esperamos verle de repente hecho añicos por las terribles garras.
Cuando nos convencimos de que nada le sucedía, que permanecía inmóvil me aproximé también, y… ¿sabéis lo que vi?
- ¡Un pequén!" (Pájaro común en Chile , N.A.).



José Toribio Medina

José Silvestre , comenzando las clásicas notas divulgadoras de mitos y misterios en 1904 publicó en un diario regional de Ovalle una corta descripción de este extraño ser :

“Tiene el Piuchén pico y alas de loro, cuerpo de sapo y cola de culebrón. Anuncia su presencia con tres silbidos, y se ahuyenta colocándole en alto banderas blancas o silbándole en una botella. Este animal es famoso y dañino, pero no se le ha podido cazar. En las majadas de cabras de color blanco, no hace daño el Piuchén”

Cuatro años después Tomás Guevara en su clásica obra Psicología del Pueblo Araucano , se extiende mucho más en el comportamiento y descripción del piguchen:

"De los mitos de origen totemista, que tienen morada en la selva se cuenta en primer lugar el Pihuicheñ (Pimuychen de Febres). Es una serpiente alada que silba i vuela en la noche i en los días de grandes calores se adhiere a la corteza de los árboles i deja en ella un rastro de sangre. La persona que por desgracia llega a verlo, casualmente, se aniquila i muere. Se alimenta de sangre que bebe a los hombres i a los animales cuando duermen, a los que enflaquece i destruye. Cuando llega a la edad de la vejez, se transforma en un pájaro del tamaño de un gallo, que causa los mismos estragos que en su forma primera. Multitud de historias circulan en los grupos indígenas acerca de las apariciones i daños de este mito."

Por primera vez el autor Manuel Antonio Román en su Diccionario de Chilenismos y de Otras Locuciones Viciosas. Tomo IV , realiza una breve recopilación de las fuentes antiguas intercalando sus propias consideraciones que estimamos de utilidad a los fines del análisis posterior del mito . A continuación su cita:

"Monstruo fabuloso de la mitología araucano chilena, al cual se da generalmente la figura de un gran lagarto con alas de murciélago, que mata con su silbido o con su mirada y que bebe la sangre de los hombres y animales aún desde lejos. Ésta es la creencia más general del vulgo; pero si se averigua en cada región o provincia, se verán acumulados más errores.
El naturalista Juan Ignacio Molina, engañado sin duda por algún campesino que le presentaría como piguehén algún animal raro, lo describe minuciosamente como ave y cuadrúpedo, en sus dos obras, El Compendio anónimo y el que publicó con su nombre. Los autores de los diccionarios araucanos, Havestadt y Febrés y el continuador de éste, lo dan como animal fabuloso. El naturalista Gay no se atrevió a hablar de él en ninguna parte de su larga obra; pero en el Índice General dice: “Piguchén”… Animal de forma muy extraña, pero enteramente fabuloso”. Philippi agrega que “hay una especie (de vampiro) en Chile, sobre todo en la provincia de Coquimbo (Desmodus D´Orbigny), que dio lugar a las fábulas del piuchén”. El nombre vampiro es pues el que más se acerca a la noción que tiene del piguchén nuestro vulgo. He aquí la definición que dice: Murciélago americano de unos quince centímetros de largo, con una membrana foliácea en las ventanas de la nariz, que anda con facilidad, se alimenta de insectos, y chupa la sangre de las personas y animales dormidos”
Estrige podía también convenirle tal como estaba definido en la 12ª. edición (“ave nocturna infausta y de mal agüero, de la cual creía el vulgo que se cebaba en la sangre de las criaturas o niños de pecho”) pero la 13ª., lo hizo igual a lechuza.
Festivamente se aplica en Chiloé el nombre de piguchén a todo viejo decrépito que puede vivir todavía algunos años (Cavada); porque al piguchén de la fábula se cree de tan larga vida como el fénix. En las provincias del Norte, chinchel o bodegón de poco más o menos el licor que en él se vende para el pueblo el oficio de vampiro.
La forma de este vocablo, entre personas cultas, es piguchén, y así pedimos que lo acepte el Dice.
El pueblo dice piuchen. La voz viene del araucano pihuichen (culebra que dicen vuela cuando silba, y el que la ve se muere. Febres, aunque por errata escribió Pimuychen) Havestadt escribió pihuichen y Febrés-Astraldi, pihuchen."



La Monumental Obra de Manuel Antonio Román

Contemporáneamente el Padre Antonio Cavada en 1914 afirmaba que los indios a comienzo del siglo XX , pensaban que las antiguas tempestades en el lago Huillinco se debían a la presencia allí de un Piguchén.

“Empero un día llegaron unos religiosos y deseando hacer cesar aquello, conjuraron la laguna, arrojando en ella sal bendita. Desde entonces la laguna se ha aquietado notablemente y el Piguchén que recorría triunfalmente aguas provocando tempestades, ha quedado después del conjuro, impotente para hacer mal y flotando boca arriba."

Julio Vicuña Cifuentes , comenzando su labor en el terreno del folklore chileno publicó originalmente sus primeros trabajos en la revista Chilena de Historia y Geografía , de allí extractamos su cita de un artículo de Ricardo Latcham que aún no hemos podido hallar pero que por sus características merece ser reseñado:

"El culebrón según me contaron en Palqui, aldea al interior de Ovalle es una culebra grande y rabona, es decir con la cola truncada.
En el dorso tiene una melena que mide a veces hasta dos cuartas de largo y que, extendidas a ambos lados, le sirve de alas para volar. El tamaño del culebrón es variable y se han visto ejemplares de ocho cuartas (1.60 m) de largo.
Vive cerca de los corrales en que se encierra los ganados de cabras o de ovejas, pues tiene la propiedad de hipnotizar estos animales para mamarles la leche, por lo que la gente cree que en la vecindad de la majada hay algún culebrón. A veces chupa la sangre de los cabritos recién nacidos pero esto lo hace cuando no puede satisfacer con la leche su apetito.
En Elqui, el culebrón tiene estas mismas proclividades, pero su forma es algo distinta. Ahí no se discute como razón, sino que se reemplaza la cola truncada por otra cabeza ni se le asigna melena, sino alas, con las cuales vuela, aunque sólo de noche.
Durante el día se mantiene oculto en algún escondrijo y si se le encuentra a esas horas puede matársele fácilmente pues se mueve con mucha lentitud.
Los que le han visto, dicen que alcanza hasta dos metros de largo, que es grueso como la pierna de un hombre y que su color es manchado.
“No hay duda que este mito no es moderno, pues en la colección de antigüedades del Seminario de La Serena existe un vaso sacado de una sepultura indígena de Elqui el cual conozco por un dibujo que debo a la cortesía de mi amigo el Padre Weimers.
En este vaso aparece el culebrón en la misma forma con que ahora se le describe, forma que está relacionada, muy de cerca con las representaciones de la serpiente emplumada común a las mitologías indígenas de la región de la cordillera andina, desde Nuevo México hasta la de los Diaguitas.
Su existencia en Chile se deriva probablemente de las relaciones con este último pueblo.
Al sur de Choapa, el mito del culebrón se encuentra esporádicamente bajo este nombre, aunque lo hemos encontrado hasta en Angostura de Paine.
Una anciana de este último lugar nos hizo de este mito la siguiente descripción:
El culebrón es una víbora rechoncha con cabeza y hocico en cada extremo. A veces le salen cabecitas por los costados y tiene cerdas a lo largo del espinazo.
Chupa la sangre a los corderos pequeños, más al sur se le aplica esta descripción al piuchén, según algunos autores que talvez han seguido a Febres quien describe este ser mítico como culebra que vuela, confundiéndolo talvez con el culebrón del Norte. (Latcham. Sobre algunos mitos zoológicos chilenos)".

Julio Vicuña Cifuentes


La Clásica Obra de Ricardo Latcham

"El Piguchén, pihuychen (Febres) o piuchén forma más corriente entre los campesinos chilenos, es un animal fabuloso cuya figura varía de una región a otra. Este mito se conoce en todo Chile, es muy antiguo y de indudablemente origen indio.
En general el piguchén se representa como culebrón emplumado, a veces con alas, a menudo sin ellas. Con frecuencia carece de plumas y en este caso suele ostentar una hilera de cerdas en el dorso.
Havestadt da la misma noticia.

El padre Augusta describe el concepto en que está tenido entre los araucanos actuales. Dice: “Piwichen (prob. Comp. De piwn y de che), animal imaginario del cual se da la siguiente descripción: tiene el cuerpo de forma alargada como culebra. Con el tiempo le crecen alas y vuela pero carece de plumas. Chupa la sangre de animales y gente secando el cuerpo de sus víctimas. Su silbido que suena piurit, piurit es anuncio de muerte segura. Si la persona a quien se acerca al bicho perverso no alcanza mirarlo antes de ser visto por él.
Molina lo pinta como mitad cuadrúpedo, mitad ave y opina que no hace daño a alguno y que no sabe de qué se alimenta.
Cuando infecta una casa tienen que morir todos sus habitantes, quedándoles como único medio de escapar, el de trasladarse al otro lado de agua corriente. Hay quienes pretenden hacerlo en una fuente con vino. Además hace sobresaliente papel en las visiones y supersticiones de las machis.
Se supone que un murciélago vampiro que existe en Chile haya dado origen al mito piwichen
Darwin comprobó la existencia de este vampiro, el cual tuvo la suerte de obtener un ejemplar en Coquimbo, el que llevó a Europa. Fue descrito por Waterhouse en la Zoología del Beagle, recibiendo el nombre de Desmodus Dorbinyi. Resultó ser un gran murciélago que chupa la sangre de los animales.
Reed dice que el Desmodus Rufus es el original del piguchén.
No sabemos si son estas dos variedades o si los nombres son sinónimos. De todos modos parece que el mito tuvo su origen en este vampiro que existe o existía en Chile.
En el norte del país el mito es todavía muy común entre la gente de campo, quienes lo llaman culebrón. Allí asume la forma de una culebra rechoncha, a veces con alas, a menudo sin ellas. Raras veces figura con plumas, pero casi siempre lleva una hilera de cerdas en la espalda.
En la provincia de Coquimbo encontramos una forma arcaica del mito que es probablemente la original. Según este mito el culebrón o piguchén tiene una cabeza en cada extremo de su cuerpo. No tiene plumas ni alas, pero en cambio tiene en ambas cabezas, largas y puntiagudas orejas que le sirven para volar.
Decimos que esta forma es probablemente la original, por cuanto entre la alfarería sacada de las sepulturas precolombinas de la zona, se hallan numerosas piezas con el dibujo de culebras de dos cabezas, algunas de ellas con apéndices ondulados en vez de orejas.
En el atlas que acompaña mi trabajo que tenemos listo para la prensa sobre la Alfarería Chilena, figuran siete piezas que tienen este dibujo, todas procedentes de la provincia de Coquimbo.
Es de notarse que era en esta misma provincia donde Darwin obtuvo su ejemplar del Desmodus Dorbinyi. No sabemos como se llama el bicho pero sí, como es de pensarlo, el nombre se tomaba de su grito piuhit, la voz piguchen o pihuichén puede haber significado gente del puuhit. Alguna familia puede haber tomado este bicho como tótem y así se explicaría el sentido del apodo.
Para seguir más adelante esta suposición, uno de los fundadores de la estirpe puede haberse llamado pihuit de dos cabezas, y tendríamos establecido el pillán cuya representación figura en las vasijas que hemos mencionado. Naturalmente todo es pura hipótesis y no tenemos la menor prueba de que sea la verdadera explicación.
En nuestra opinión, muchas de las figuras antropomorfas y zoomorfas que figuran en la alfarería funeraria como igualmente en las piedras escritas o cubiertas de jeroglíficos que se hallan en tantas partes del país son representaciones totémicas y es muy probable que el piguchén o culebra de dos cabezas, era el símbolo de algún tótem o bien de algún pillán y como tantos otros se ha modificado con el tiempo, olvidándose su verdadero origen. "

2-MODERNOS

Un excelente artículo rescatado de una publicación que solía dar cabida en sus páginas a hechos anómalos plantea por vez primera una asociación que luego veremos reafirmada entre el accionar del Piguchen con la brujería tan ampliamente difundida en el sur de Chile:

"Cerro “Digua”, en Parral fue habitado por "Lumaco" culebrón alado que, según la leyenda, se alimentaba de Sangre.
La región de Digua comienza donde termina lo plano y empieza la zona de quebrada y montañosa. Digua es el nombre de un altísimo y cónico cerro que se aproxima a la Cordillera de los Andes y de una antiquísima hacienda que antaño se extendía desde ahí hasta muy adentro del valle. Perteneció a un antiguo y noble “encomendero” español que la vendió más tarde a los Benavente, según consta de antiguos y apergaminados documentos auténticos.
Hablamos aquí de Digua que pertenece a don Luis Benavente y donde queda el legendario cerro de su nombre. Por de contado que la palabra “Digua” es netamente araucana y parece ser corrupción de “Ilgua”, que significa “adivino” o brujo. Según las antiguas leyendas, en la cumbre del cerro vivían personas que se dedicaban a la hechicería y que eran famosas y temibles.
Con posterioridad ha aparecido otra leyenda que recogemos aquí sin darle mayor importancia que la que merece. Es el caso que, sobre la cumbre del cerro Digua, vivió por espacio de mucho tiempo un culebrón alado que al decir de la gente, volaba de noche hasta el cerro menor y distante de Cunacalquín (“canje”; cresta; “calquen” (águila grande) y se alimentaba de la sangre de ovejunos y de terneros. La gente antigua decía que “Lumaco” era el nombre de ese culebrón alado y legendario que todos temían.
Digua está ubicado a escasos 36 kilómetros de Parral al oriente por el camino que lleva a Bullileo."



El Legendario Cerro Digua en 1949

Agustín Alvarez Sotomayor , apunta una nueva y diferente versión del Piguchen en la isla de Chiloé , en la que lo describe con inusuales características aunque con efectos similares a las anteriores:

"Es un animal imaginario que reúne caracteres de coipo y de cefalópodo. Vive en lagunas, ríos o riachuelos que tienen pozas. Cuando se sacude despide una sustancia nociva y si, casualmente una persona toca el agua saturada se le cubre el cutis de sarpullidos. De este mal puede curarla un curioso.
En el distrito de Tolque había un machi especialista en la curación de este mal. Era don Manuel Catrín, a quien mucha gente recuerda con cariño."

En la edición completa de su libro en 1947 Julio Vicuña Cifuentes incorpora algunas versiones recogidas en esos 30 años transcurridos desde su primera publicación:

"La gente del pueblo es una culebra que al cabo de cierto tiempo se transforma en una especie de rana de gran tamaño , toda cubierta de un vello finísimo, con alas muy cortas y anchas que sólo le permiten dar pequeños vuelos, las patas fuertes y los ojos saltados y espantosos. El vampiro y prefiere la sangre de los animales a la del hombre (Talagante)
Señala también que se alimenta de la sangre de las ovejas y su presencia en un lugar es conocida por el excremento rojo que chorrea de los árboles frondosos en que se oculta en el día (Melipilla)
El piguchén se alimenta con la sangre de los animales mulares (Coínco)
El piguchén es un culebrón que devora las ovejas principalmente las negras por las que muestra particular predilección (Coihueco de Chillán)."

Siguiendo la línea folklórica de relacionar al Piguchen con la brujería rescatamos un excelente artículo de Jorge Dowling Desmadryl del cual extractamos lo siguiente:

"En las ceremonias del nguillatún que celebran los mapuches residentes en Argentina participa una pareja de jóvenes a los cuales se les denomina piwichen. En estas ceremonias participan dos niñas y dos niños, denominándoseles respectivamente piwichen domo y piwichen wentru. Los niños llegan a la ceremonia con dos caballos blancos pintarrajeados de rojo en los cuartos y según el investigador F. San Martín estos niños están consagrados a ngenechén, la potestad divina, y durante los tres días que dura la ceremonia permanecen sin contacto con el resto de los concurrentes, so pena de desatar la cólera divina sobre el que viola tal precepto.
¿Qué relación se puede establecer entre estas parejas de jóvenes con nuestro enigmático animal mitológico, además de tener una misma denominación?
Resulta un misterio que en Argentina se utilice la palabra piwichen para designar a seres humanos cuando en Chile, con esa misma palabra, se designa a un animal fabuloso, el enigma desaparece si se le da una interpretación correcta a esta palabra y a otra fonéticamente muy similar.
En efecto, entre los antiguos mapuches que residen en Argentina es común la palabra pinuychén la que, según Federico Barbará autor de un “Manual o vocabulario de la lengua pampa”, significa “culebra voladora” y acota que esta palabra pertenece a una leyenda de las machis. Sin embargo, la palabra correcta no es pinuychén sino que pinüfchen que en su traducción literal significa “hombre que vuela” pero, como muy acertadamente advierte el P. Félix de Augusta, el verbo pinüfn se refiere a las cosas que vuelan sin tener alas. Luego la acepción más lógica y, por ende, la más correcta de la palabra pinüfchén es la de “un hombre que se eleva por sí solo”. No sabemos si los mapuches conocieron casos de levitación, pero como se trata de una palabra relacionada con las machis y como antiguamente estos chamanes eran varones, aunque se comportaban como mujeres, no es raro que la palabra pinüfquén se refiera simbólicamente al acto durante el cual el chamán realiza su ascensión celeste desde la plataforma del rewe o escala cósmica en su estado de éxtasis. Esto quiere decir sencillamente que en lengua mapuche hay dos términos que se han confundido: piwichen y pinüfchén.
El piwichen es la culebra alada o simplemente una culebra que se les aparece a las futuras machis durante el perimontún y el pinüfchén es el hombre machi que se eleva durante el küiminkelen, o sea durante su estado de éxtasis cuando le corresponde realizar su viaje celeste para ponerse en comunicación con ngenechén y darle a conocer las súplicas del pueblo mapuche y regresar con la respuesta divina."

Nicasio Tangol aporta una relación con la brujería en su obra sobre Leyendas de Chiloé que citamos a continuación :

"El “Piguchén” es una “fiura” que se presenta adoptando formas diversas, no definidas.
Cuando un estudiante para brujo no tiene inteligencia para aprender el arte, en castigo se le arroja desde un barranco a las correntosas aguas del río Thraiguén. Si con el golpe no muere, se transforma en un animal “piguchén”, en un monstruo que no es hombre ni animal. Asi le sucede también al gallo colorado que pone un huevo; si no se le mata a tiempo se transforma en un animal “piguchén”.
El “Piguchén” tiene una vida muy prolongada; en el caso del aspirante a brujo fracasado, al transformarse en “piguchén” permanece por siglos en el fondo de las aguas. Si por desgracia a alguien se le ocurre bañarse en esas aguas, “el piguchén”, atraído por el olor a carne viva sube a la superficie y lo atrapa. En seguida lo arrastra hacia el fondo, donde lo despedaza para comérselo.
Por lo general el “piguchén” adopta la forma de una culebra con alas, forma que facilita sus andanzas para conseguir su alimento que consiste en sangre de animales y de seres humanos. Sus víctimas comienzas a enflaquecer, luego se ponen anémicas y finalmente mueren sin que nadie descubra la causa de su mal.
Cuando se sorprende a un murciélago silbando como serpiente, no hay duda de que ese mamífero esta transformado en un animal “piguchén”.



Nicasio Tangol (1906-1981)

El argentino Félix Coluccio agrega en sus descripciones algunos elementos morfológicos dignos de destacarse y que conjugan a no dudarlo una verdadera pléyade de imágenes de esta supuesta criatura:

"Es una especie de gallina grande con pico muy delgado y largo asombrando también sus ojos saltones, surcando su dorso en hileras cerdas fuertes y espinosas muy temibles. Sea como sea, siempre actúa como vampiro y bebe la sangre de los animales o los devora sobre todo si encuentra ovejas negras.
Pero el hombre no permanece ajeno a su accionar. Cuando aparece bajo la forma de culebra alada y en ocasiones emplumada, lo ataca sorpresivamente a quién ose mirarle, lo mata y sale en busca de otras víctimas como son por ejemplo los que se han dormido en el bosque o en el campo y bebe su sangre.
José Silvestre dice que tiene pico y alas de loro, cuerpo como sapo y cola de culebrón. Este animal es famoso y dañino pero no se le ha podido cazar. "

Humberto Soto Pérez escribiendo sobre Chiloé propone una forma de simbiosis cultural y folklórica entre el Piguchen y el Basilisco , señalando algunas analogías dignas de ser resaltadas:

"Es fiel habitante de los lagos y fangos en los altos de la cordillera y tiene aspecto de vaca horrible, de piel envejecida con trizas de roca, de cabeza chata con los cuernos cortos.
Tiene cualidades como el Camahueto pero es de mayor fuerza y de poderes superiores. Cuando se incomoda con los relámpagos y truenos hace temblar la tierra, produciendo avalanchas de lodos y agua. Este lodo que corre por los campos fértiles es como una maldición del demonio y deja las tierras estériles por más de cien años. Si las aguas fangosas logran llegar al mar, la muerte es inevitable para los peces.
Este animal es poderoso está incluido en los lentos de la zona de los lagos con algunas atribuciones diferentes.
En Chiloé se le atribuye, como dije antes, poderes similares al Camahueto.
La fiereza de la naturaleza contribuyó a la creación de este ente extraordinario. El primitivo indígena no logro comprender el por qué de las erupciones volcánicas, de ríos de lava y las tierras estériles por las cenizas. Fue necesario crear este Pihuichen de fuerza y poderes incontenibles. Son pocos los antecedentes para incorporar a éste definitivamente a la mitología de Chiloé.
Pihuichén: Palabra que viene del Mapuche y que significa culebra voladora que silba. En la Isla Grande de Chiloé y en la parte de la cordillera se le denomina Piuchihue, que significa en lengua araucana, lugar del Pihuichen.
El Basilisco es una rara especie, mitad culebra y mitad gallo, nace de un huevo muy pequeño del tamaño de un huevo de diuca. En ocasiones este huevecillo es puesto por una gallina cansada de poner o también por un gallo muy viejo. Este gallo cuando quiere poner su huevo facilismo comienza a cacarear como gallina, de inmediato el dueño procede a darle muerte, preparando una suculenta cazuela, en igual caso si la gallina comienza a cantar como gallo corre la misma suerte.
Si este huevecillo piuchen es incubado al sol o por una gallina, al nacer busca refugio en algún tronco hueco o palo podrido, desde allí acecha a sus víctimas tomándoles el aliento.
Si el huevecillo es encontrado de inmediato se procederá a quemarlo, éste al ser lanzado al fogón ardiendo hace explosión provocando que las brasas salten por el aire.
Este engendro del demonio, ya adulto, se traslada bajo el enraje de una casa y allí forma su nido, de dónde comienza a tomarles el aliento a los habitantes los que se enferman de tos seca, enflaqueciendo rápidamente. Por las noches cuando sus moradores están profundamente dormidos, les chupa la flema hasta que un par de meses mueren totalmente secos."

Renato Cárdenas Álvarez rescata una leyenda única por sus significado en relación con el Piguchen. La titula "De Cómo Nació la Catarata" y la situamos geográficamente en la región del Lago Tocoihue:

"Esto, todo esto era una laguna, explica un vecino, abarcando con su gesto a la explanada completa.
Nadie se dio cuenta al comienzo, medita, pero primero fueron las aves las que abandonaron la laguna. Después vino la mortandad de mariscos; el puro concherío quedaba a la orilla. Los peces escaseaban cada vez más. Porque esta era una laguna con vida.
Cuando las aguas se empezaron a negrear y a oler como ese barro de los ciénegos, supieron que su laguna se les estaba muriendo.
Empezaron a murmurar que algo se revolvía dentro de la laguna, que salían como borbotones a la superficie.
Un huecuvu, se aposentó en la laguna, decían los más viejos. Es el mal que está destruyendo la vida.
Una noche “allañe”, es decir, muy clara y hermosa, la comunidad del lonco Tocoihue confirmó que un monstruo colosal habitaba la lengua. Sus bufidos, su silueta grotesca y sus pavorosos retorcimientos hacían crujir las constelaciones. El pueblo estaba aterrorizado.
Al día siguiente, el lonco Tocoihue salió tras un afamado poudgtén de la comarca vecina que tenía la facultad de controlar la naturaleza con gestos y romanceos, que son como rezos indígenas.
Volvió con él para que diagnosticara:
Es un peuchén parido por la laguna, sentenció el Curioso, pero necesita pasar al mar, así como los camahuetos. En estas aguas está confundido, prisionero de su propia matriz. Se está pudriendo junto con la laguna que ya no lo acepta. Hay que ayudarlo a salir.
¿Y eso que significa?, averiguó intrigado el lonco.
Debemos preparar una ceremonia para la próxima luna. La bestia se irá, pero arrastrará a la laguna consigo, agregó el chamán.
Eso es preferible a que todo mi pueblo tenga que salir por culpa del monstruo, acotó con resignación el patriarca.
Hay algo más, anunció con seriedad el Encantador. Una joven que no haya conocido varón debe ser ofrendada para el plenilunio. Así lo establece el ritual.
El anciano lonco Tocoihue, de sobrada sabiduría y mansedumbre, sintió que la noticia se le agolpaba en el corazón. Su quepucha, la última de sus hijas, era la doncella que podía apaciguar a la bestia de la laguna. Aunque en edad de merecer y codiciada por los jóvenes de su edad, se mantenía separada de ellos y muy aferrada a su familia. Nadie más que él estaría en condiciones de ofrecer a los dioses, a las fuerzas de la naturaleza, su creatura más preciada.
A medida que la luna crecía en el huenumapu o cielo huilliche, se aceleraban los preparativos y se acercaba la hora en que los elementos serían intervenidos por un humano, con el consentimiento de Ngenechén y Ngnemapún los protectores del ser humano y de la tierra, respectivamente.
La niña había sido separada de su familia hacía ya un mes. Nada sabía de su destino. Pensaba que este retiro tenía que ver con su Ceremonia de Iniciación.
La noche del plenilunio entró nacarada por el sur. La luz se hizo tan intensa y gruesa que se sentía como una brisa plateada. El Huenu-leufu, (Río Jordán o Vía Láctea) se hizo navegable en su archipiélago de estrellas.
Hogueras de coleos y chamarasca daban un tinte rojizo al sitio del ritual. Varios poudgtenes conjuraban a las fuerzas del universo: al Pillán y a los dioses protectores.
La niña, adornada con flores y llancas fue llevada, en una canoa ceremonial, hasta el centro de la laguna. Las cultruncas percutieron y los encantadores iniciaron un romanceo para controlar el mundo físico. Una señal desde tierra y la niña fue sumergida en lo más hondo de las aguas.
Entonces la laguna se abrió y dejó la bestia al descubierto y sus alaridos apagaban los tambores y todo el ambiente estaba nauseabundo y penetrante. Pero las aguas lo volvieron a tomar, impulsándolo hacia el este, en la ruta del mar. Y bajaron destrozando montes y abriendo cañadas.
A la amanecida, los ojos adormecidos y atormentados de los comarcanos, se abrieron desorbitados para admirar la nueva topografía: el lago había escapado con la bestia pero, en el centro de la cuenca dejada, corría un riachuelo cantarino que caía hacia el mar en forma de un hermoso traiguén o cascada de aguas cristalinas.
El zanjón que dejó la bestia es el Estero de Tocoihue, asegura el lugareño. La gente más antigua decía que cada cien años, es posible ver a la hermosa joven -la hija del cacique Tocoihue- en el tonco, en la fuente de la cascada. Ella viene cada siglo a bañarse allí, para mantener eternamente la juventud que esas aguas dispensan."



Renato Cárdenas Álvarez

Y con esta descriptiva e interesante leyenda damos por concluida esta primera parte de nuestra monografía sobre el mito del Piguchen.La segunda parte incluirá testimonios orales , versiones de primera mano de residentes en regiones muy distantes en la geografía chilena.

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Un profundo agradecimiento a la Sra. Micaela Navarrete, Jefa del Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional por su gentileza para buscar entre los testimonios que disponen, a don Osvaldo Guzmán del Museo Benjamín Vicuña Mackenna por ayudarme a encontrar antiguas referencias, a la señora Elizabeth Vivanco de Talca por permitirme reproducir parte de su manuscrito y a don César Esquivel Castro de la localidad de Pisco Elqui por contarnos historias del tema tratado en esta monografía.

EL MITO DEL PIGUCHEN II

ANÁLISIS MORFOLÓGICO , FOLKLÓRICO Y CRIPTOZOOLOGICO

ABSTRACT:Los autores nos propusimos reunir la más amplia bibliografía sobre el Mito del Piguchen hasta el momento. Hemos realizado una amplísima revisión de la literatura folklórica chilena logrando trazar el origen de estas creencias en las más antiguas referencias escritas. Sumándoles testimonios orales de antaño y del presente configuramos un volumen de información nunca antes reunido. Con tal valiosa información sobre nuestra mesa de trabajo produjimos este sistemático análisis que entregaremos en dos partes .La primera se refiere a las referencias escritas desde la antigüedad hasta el presente conjuntamente con el análisis geográfico y lingüístico . La segunda parte incluirá los testimonios orales y el estudio antropológico del mito.

TESTIMONIOS ORALES Y PRESENCIA EN LA LITERTAURA POPULAR

EL REGRESO DEL PIUCHEN.
(Seudónimo Carmen, 1997) (Resumen del cuento)

“Se acercaba el fin de semana del mes de mayo y donde los Silva se veía ya movimiento de fiesta porque el abuelo, bisabuelo y tatarabuelo don Ruperto Silva cumplía cien años.
Don Ruperto tan alto y lúcido como en aquellos tiempos, como cuando era el jutre del Fundo El Aromo, hombre muy rico y muy bueno como patrón, era querido por todos los trabajadores del Fundo y todos decían que ojalá Dios le diera muchos años de vida.
…Junto a los preparativos de la fiesta circulaba en el ambiente un rumor que en el fundo vecino al de don Ruperto de propiedad de don Artemio Sepúlveda, se le había muerto casi todo el ganado y que cada día que pasaba aparecía una vaca, un toro o cualquier animal muerto en circunstancias muy extrañas que daba qué hablar.
Morían con unas mordeduras en el cuello como de vampiro, y siempre escogía las bestias más bonitas, igual a las que tenía mi abuelo en engorda, a esas atacaba y morían secas sin sangre y nadie escuchaba nada en la noche cuando ocurrían estas cosas, así los peones decían que era una maldición lo que le ocurría a don Artemio por lo apretao que era pa’ pagarle a los trabajadores.
Don Ruperto, junto con la alegría que sentía por cumplir cien años también estaba preocupado porque sus padres le contaron que cuando él nació hubo una gran hambruna en esos años en el campo, se moría el ganado, y nadie sabía por qué morían en las mismas circunstancias que las de don Artemio, el vecino del Fundo del lado.
Se dijo que en esos años la muerte de los animales era por culpa del Piuchén, animalito muy curioso que tiene la mitad del cuerpo hacia la cola como culebra y la otra mitad hacia la cabeza como pájaro, con plumas multicolores, puede volar y arrastrarse como las culebras.
Este animalito se forma de un culebrón que vive en las vegas y tranques y que nadie puede ver y que al cabo de cien años se transforma en un “Piuchén”, comienza alimentándose de pajaritos que saca de los nidos y una vez crecido comienza a chuparle la sangre a los animales más grandes, también le chupa la sangre a los hombres que duermen botados en el campo a la intemperie.
Esta criatura regresa cada 100 años y cuando aparece hace mucho daño a la ganadería, luego se va y no vuelve hasta pasados cien años.
El abuelo estaba preocupado porque ese año debía volver…
Cuando todos se iban a dormir a eso de las 06 AM uno de los peones gritó “le vengo a decir que cuando fui a ordeñar las vacas encontré dos de ellas muertas y un cordero también, tenía unas mordeduras en el cuello, como de vampiro y están secas sin una gota de sangre”
El abuelo ordenó que encerraran a los animales, les pusieran mallas a los corrales y gallinas exclamando: “A mis padres empobreciste hace 100 años cuando yo nací matándoles todo su ganado, pero conmigo no lo lograrás maldito Piuchén!
Todos le miramos. La cara del abuelo estaba rojo de rabia, tan rojo que se puso morado. Lo llevamos a la cama para que se calmara y durmiera.
Al atardecer nos levantamos y reunimos en la mesa para comer algo, fuimos a despertar al abuelo y no reaccionaba; mi primer grito: ¡”Vayan a buscar al médico!” Mi otro primo dijo, no vayan. Ya está muerto, se lo llevó el Piuchén, se ensañó con él. Nos pusimos a llorar y hasta ahí no más llegó la alegría y de la fiesta se pasó al velorio. Y todos los invitados comentaban no es bueno desafiar al Piuchén y menos a la edad del abuelo”
Vivanco D. Elizabeth. El regreso del Piuchen [manuscrito] [informante] Chile, Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, 1997. Entrevista telefónica Julio de 2007.



Audio Exclusivo de la Entrevista . Copyright Liliana Núñez O . para AFLA

EL PICHIWEN

Boris Llanquinao tiene 21 años y es estudiante de Diseño de la Universidad Católica de Temuco, proviene de la comunidad indígena Manuel Manqueñir – Francisco Ladino, de la novena región. 9 julio 2004

Viviendo en el Laurel encontramos al piwichen. Estos terrenos suelen ser pantanosos y a veces de difícil acceso, lo que los convierte en un escondite seguro para que estos animales vivan en paz. El piwichen es un pájaro con forma de gallo, de patas largas y casi sin cola, sus plumas poseen un rojo intenso y brillante, además, de un pico largo. A este animal no le gusta ser visto, por esa razón siempre está escondido, sólo sale en ocasiones a buscar alimento, al igual que como lo hacen las gallinas, por eso es muy común que uno lo confunda, y es ahí cuando se debe tener mucho cuidado, porque si te llega a pillar que lo observas, te da Perimontun.
El Perimontun es una visión que tiene la persona, como apariciones, o simplemente es algo extraño que solamente puede ver el afectado, son muy temidos los espíritus o animales emparentados con este mal, ya que de algún modo enferman o producen padecimientos en alguna extremidad en la persona, impidiéndole trabajar y aún peor agravándole con el tiempo.
La sanación sólo está en manos de una machi especialista en estos casos, por el hecho que cada una tiene su área de trabajo. Esta asistencia debe realizarse lo más pronto posible, ya que la enfermedad avanza rápido y al final produce la muerte.
Otro lugar peligroso y donde aparece el piwichen son los menucos. Es una tierra pantanosa, siempre hay lagunas o mallines cerca. Aseguran los antiguos, que estos lugares son de temer y más cuando hay neblina, por que los espíritus o seres son frecuentes en estos sitios, por lo mismo es fácil padecer de perimontun.
Mi padre cuenta que mi abuelo sin intención, pasó a cortar unos ganchos de un laurel, en ese mismo instante sus brazos y una pierna se durmió, no los podía mover. Solo y sin que nadie en ese momento lo estuviera ayudando, hizo lo posible para salir de ahí y poder llegar a un lugar en el cual pedir auxilio.
Preocupada toda la familia, lo llevaron a uno de estos médicos en la ciudad, ellos lo examinaron y le pronosticaron reumatismo, pero en la familia no creían, ya que en aquel entonces mi abuelo era joven y nunca había sufrido enfermedades, además, el reumatismo no se produce de un día para otro, ni tampoco avanza tan rápido como para que, en un corto tiempo, se tuerzan las partes del cuerpo.
Mi abuela soñó que una machi especialista en Perimontun debía sanar a mi abuelo, ya que el animal debía ser calmado a causa de la cólera que le habían inflingido. Consiguieron a una machi y rápidamente comenzaron con la rogativa, los acompañantes de la machi y mi abuela estuvieron un buen tiempo rezando y pidiendo al espíritu [piwichen] que por favor dejara a mi abuelo, que no había sido su intención el molestar y cortar parte de aquel laurel. Mediante las ofrendas y las rogativas, pudieron por fin terminar y sanarlo.
Tiempo después, mediante los sueños, el piwichen hablo a mi abuelo y le dijo que sólo por la rogativa, la sabiduría y el poder de comunicación que la machi posee frente a la naturaleza, lo había dejado libre.
Este relato habla de lo importante que es respetar a los animales y por supuesto a la tierra [ñuke-mapu], pedir permiso con sumo respeto a los árboles sagrados como a los más antiguos, ya que no solamente el piwichen habita ahí, sino que distintos animales y espíritus que desean vivir en paz y cuidar a la naturaleza.
*MUNDO MAPUCHE
http://www.ciudadacuarela.com/news/one_news.asp?IDNews=400&NewsEditions=13


HISTORIAS DEL FOGÓN EN ALEPÚE

Recuerdo que alcancé a conocer a un tío abuelo de mi papá. Se llamaba o le decían Manke. Lo recuerdo siempre, con su negra manta pasando por el camino cerca de mi casa montando su yegua blanca llamada Fortuna. No le dirigía la palabra a nadie. Tenía además un zorro y un piwichen, una especie de serpiente voladora, cuyo grito se oye, aunque no se ve. Estos animales siempre se escuchaban antes que él pasara por el camino.
Se contaba también de otros vecinos y gentes del lugar, pero eran cosas que en la casa se hablaban a medias.
Cuando una noche volvía desde el pueblo a mi casa, vi en un claro, a la vuelta del camino, muchas luces pequeñas formando un círculo. Curioso me acerqué a verlas, pero desaparecieron al instante. Quise volver al camino, pero éste ya no estaba y me pareció haber llegado a otra parte, a una pampa enorme rodeada de un bosque grande. La neblina daba una extraña claridad a la noche. Caminé un poco y recordé lo que decían en mi casa. Que había interrumpido una reunión de brujos. Entonces me senté a esperar que la alucinación pasara. Creo que dormité un rato y me despertó el frío de la noche. Entonces me di cuenta que estaba sentado en medio del camino. Me levanté y fui a mi casa, le conté a mi madre lo que me pasó y me preparó unas yerbas que eran contra. Estuve como tres días sin ánimo de nada y lleno de sueños en que veía a varias personas que conocía degollando serpientes y lagartijas.
Mientras avanzaba la noche, mi abuela se adentraba en relatos que hablaban de parientes que habían desaparecido en los caminos y otros que alguna vez se casaron con los espíritus de algún estero, llamados shumpall. Por lo que yo entendía, de alguna manera estábamos emparentados con los espíritus de la naturaleza del lugar que ahora habitaba mi familia. La comunidad de Alepúe.
Por el lado de mi mamá tenía un tío que era machi y otro tío lejano también. Al primero lo conocí bien, pues vivía cerca de nuestra casa. Siempre tenía muchos enfermos que llegaban a su casa y además lo buscaban de comunidades distantes. El abuelo Lorenzo, tío lejano de mi mamá, también tenía fama de buen machi, En la casa del enfermo hacía un rehue con dos largos colihues, que eran enterrados en medio del patio. Allí cerca mandaba hacer un gran fuego. Luego, cuando Recuerdo que alcancé a conocer a un tío abuelo de mi papá. Se llamaba o le decían Manke. Lo recuerdo siempre, con su negra manta pasando por el camino cerca de mi casa montando su yegua blanca llamada Fortuna. No le dirigía la palabra a nadie. Tenía además un zorro y un piwichen, una especie de serpiente voladora, cuyo grito se oye, aunque no se ve. Estos animales siempre se escuchaban antes que él pasara por el camino.
Se contaba también de otros vecinos y gentes del lugar, pero eran cosas que en la casa se hablaban a medias.
Cuando una noche volvía desde el pueblo a mi casa, vi en un claro, a la vuelta del camino, muchas luces pequeñas formando un círculo. Curioso me acerqué a verlas, pero desaparecieron al instante. Quise volver al camino, pero éste ya no estaba y me pareció haber llegado a otra parte, a una pampa enorme rodeada de un bosque grande. La neblina daba una extraña claridad a la noche. Caminé un poco y recordé lo que decían en mi casa. Que había interrumpido una reunión de brujos. Entonces me senté a esperar que la alucinación pasara. Creo que dormité un rato y me despertó el frío de la noche. Entonces me di cuenta que estaba sentado en medio del camino. Me levanté y fui a mi casa, le conté a mi madre lo que me pasó y me preparó unas yerbas que eran contra. Estuve como tres días sin ánimo de nada y lleno de sueños en que veía a varias personas que conocía degollando serpientes y lagartijas.
Mientras avanzaba la noche, mi abuela se adentraba en relatos que hablaban de parientes que habían desaparecido en los caminos y otros que alguna vez se casaron con los espíritus de algún estero, llamados shumpall. Por lo que yo entendía, de alguna manera estábamos emparentados con los espíritus de la naturaleza del lugar que ahora habitaba mi familia. La comunidad de Alepúe.
Por el lado de mi mamá tenía un tío que era machi y otro tío lejano también. Al primero lo conocí bien, pues vivía cerca de nuestra casa. Siempre tenía muchos enfermos que llegaban a su casa y además lo buscaban de comunidades distantes. El abuelo Lorenzo, tío lejano de mi mamá, también tenía fama de buen machi, En la casa del enfermo hacía un rehue con dos largos colihues, que eran enterrados en medio del patio. Allí cerca mandaba hacer un gran fuego. Luego, cuando Recuerdo que alcancé a conocer a un tío abuelo de mi papá. Se llamaba o le decían Manke. Lo recuerdo siempre, con su negra manta pasando por el camino cerca de mi casa montando su yegua blanca llamada Fortuna. No le dirigía la palabra a nadie. Tenía además un zorro y un piwichen, una especie de serpiente voladora, cuyo grito se oye, aunque no se ve. Estos animales siempre se escuchaban antes que él pasara por el camino.
Se contaba también de otros vecinos y gentes del lugar, pero eran cosas que en la casa se hablaban a medias.
Cuando una noche volvía desde el pueblo a mi casa, vi en un claro, a la vuelta del camino, muchas luces pequeñas formando un círculo. Curioso me acerqué a verlas, pero desaparecieron al instante. Quise volver al camino, pero éste ya no estaba y me pareció haber llegado a otra parte, a una pampa enorme rodeada de un bosque grande. La neblina daba una extraña claridad a la noche. Caminé un poco y recordé lo que decían en mi casa. Que había interrumpido una reunión de brujos. Entonces me senté a esperar que la alucinación pasara. Creo que dormité un rato y me despertó el frío de la noche. Entonces me di cuenta que estaba sentado en medio del camino. Me levanté y fui a mi casa, le conté a mi madre lo que me pasó y me preparó unas yerbas que eran contra. Estuve como tres días sin ánimo de nada y lleno de sueños en que veía a varias personas que conocía degollando serpientes y lagartijas.
Mientras avanzaba la noche, mi abuela se adentraba en relatos que hablaban de parientes que habían desaparecido en los caminos y otros que alguna vez se casaron con los espíritus de algún estero, llamados shumpall. Por lo que yo entendía, de alguna manera estábamos emparentados con los espíritus de la naturaleza del lugar que ahora habitaba mi familia. La comunidad de Alepúe.
Por el lado de mi mamá tenía un tío que era machi y otro tío lejano también. Al primero lo conocí bien, pues vivía cerca de nuestra casa. Siempre tenía muchos enfermos que llegaban a su casa y además lo buscaban de comunidades distantes. El abuelo Lorenzo, tío lejano de mi mamá, también tenía fama de buen machi, En la casa del enfermo hacía un rehue con dos largos colihues, que eran enterrados en medio del patio. Allí cerca mandaba hacer un gran fuego. Luego, cuando entraba en trance, normalmente en la noche, subía bailando hasta la punta de los colihues que se cimbraban con su peso. Entonces bajaba y mandaba que sacaran todo el fuego y lo desparramaran dentro de la casa. Mientras, el seguía bailando sobre las brasas y con un tizón en la mano perseguía a los espíritus malos. Tenía tal control del fuego que, aunque las casas eran de paja ratonera, no provocaba incendios y nadie se quemaba. Sus machitunes eran tan espectaculares que a veces se le consideraba también un brujo.
MUNDO MAPUCHE.
http://www.precolombino.cl/es/biblioteca/pdf/voces/palabras-sonadas.pdf

CERRO PIUCHEN Y RAPILERMO

En el Cerro Piuchén y Rapilermo cuenta en su manuscrito la dueña de casa señora Rosa Elba Rojas Espina que está ubicado en la VII Región en el lugar denominado Rapilermo Alto a 34 kms del pueblo de Curepto, 60 kms de Talca y 40 de Curicó.
El cerro tiene grandes y altas piedras con bonitas figuras y hay una que se llama La Piedra Piuchen.
“En las noches se escuchan murmullos y llantos de alguien que llora, se ven luces y apariencias como un hombre que sale en la oración, que da vueltas en redondo con un sonido de mil tapas juntas. La gente piensa qué es el diablo”
“Rapilermo tiene 170 habitantes y los hijos de los dueños del cerro Piuchén lo están destruyendo para forestarlo con pino”
Fuente: El cerro Piuchén y Rapilermo [manuscrito] / [informante] Rosa Elba Rojas Espina.
Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares, 1998.

EL PIUCHEN

El piuchen es una culebra con plumas, que da unos grandes saltos y aparece por las cuevas de las tumbas. Cada vez que muere alguna persona se mete en el ataúd y chupa la sangre del muerto. Hay personas que lo han visto asoleándose en las rocas cercanas al Quitre alto en Buchupureo; en el cajón del Molino en Cobquecura.
Se dice que es producto de la fecundación de un huevo de gallina con una culebra, es muy ágil, silencioso y tenebroso. Hay quienes lo alimentan diariamente con leche y sangre animal como penitencia por el pago de algún pacto con el maldito.
Recopilción de Leyendas Impulsada por el Profesor Luis Alberto Zamora Figueroa de Cobquecura.


ESQUIVEL CASTRO, CÉSAR.
LOCALIDAD PISCO ELQUI, EN LA IV REGIÓN
Comunicación personal. Agosto de 2007

En comunicación telefónica con el ex Carabinero señor César Esquivel Castro de Pisco Elqui qpudimos ruenir algunas referenci sorales acerca del mito del Piguchen:

“Un día de 1968 en la ciudad de Temuco un leñador que estaba cortando leña, se cansó por el duro trabajo quedándose dormido un rato en el suelo afirmado en un árbol cuando se le acercó un piuchén. Él sentía como que estaba emborrachado y no podía despertar, cuando pudo hacerlo, se dio cuenta y alcanzó a ver a la distancia como de dos metros, que iba arrancando por el suelo una culebra con aletas”

¿El hombre se pudo salvar?
“Sí, porque despertó a tiempo y lo persiguió a palos pero voló y no alcanzó a matarlo”

Más adelante me comentó don César que la gente de campo, los crianceros de Pisco Elqui, IV Región, no lo han podido nunca sorprender.
“Dicen que tiene la cabeza como la de un gallo con cresta y que es una culebra, una serpiente y pone la cabeza a una distancia de un gemen que le llaman ahí tiene dos aletas y después sigue el cuerpo como una culebra la cola y para volar se enrolla y canta en el aire. Durante el día lo pasa escondido en los bosques porque aquí en el mismo Pisco Elqui, en el terreno donde yo vivo, en el fundo que se llama a un pedazo chico de tierra pasa un río y en unas mollacas se creía que había uno y le prendieron fuego y lo encontraron quemado pero no se pudo identificar si era culebra o pájaro porque estaba seco entre los escombros”.

¿Ha habido casos de matanzas de animales en la zona en que Ud., vive?
“De cabras así no más. Últimamente se ha hablado mucho del Chupacabras como le llaman ahora. El Chupacabras, yo lo encuentro qué es como el Peuchén.
Es cómo que inventaron el nombre para mí, de chupacabras”



César Esquivel Castro (en el centro)



ANÁLISIS DEL MITO

El análisis que plantearemos para el mito del Piguchen estimamos como único en el folklore de Chile y auguramos que futuras investigaciones puedan extender este análisis hacia otros mitos de significancia.
Para clarificar al potencial lector hemos de definir al mito como una figura construida a través de varios elementos. De acuerdo con A.J. Greimas cada narración folklórica esta determinada por 6 actantes o actores que son: Dador, Objeto, Destinatario, Sujeto, Coadyuvante y Opositor. El dador es el contexto social figurado como la necesidad de esa comunidad de expresar sus necesidades. Esta carencia sea conciente o inconsciente genera el Objeto, o sea el personaje del mito. El Destinatario es aquella parte de la sociedad o las instituciones a quienes se consideran como objeto de reclamo de esa mencionada carencia.
El Sujeto, como su nombre lo indica, es la persona física que transmite ese mito o narración folklórica. Los Coadyuvantes son todas aquellas cualidades o elementos que facilitan el desarrollo del mito en la sociedad permitiendo su permanencia geográfica y temporal. Los Opositores son todos aquellos obstáculos que aparecen para impedir el proceso de mitificación.
Siguiendo el excelente camino trazado por Martha Blache en su excelente obra Estructura del Miedo propusimos el análisis del signo creado por Charles Peirce en la tricotomía: Icónico, Indicial y Simbólico.
Brevemente, indicamos al lector que el primer plano, Icónico, configura la descripción de la morfología y características sensoriales que evidencia el mito, el Indicial, recoge el comportamiento de ese personaje y finalmente el Simbólico establece como se valoriza esa figura.
Excedería ampliamente el marco de este trabajo el análisis particular de cada actante en cada plano, conllevaría el estudio de 18 puntos. Creemos que con un estudio un poco más global podremos transmitir el concepto en forma evidente y clara.

NIVEL ICONICO

Objeto: En líneas generales podemos afirmar que existen dos grupos bien diferenciados de características que definen al Piguchen. Los que están presentes en TODAS las narraciones y los variables. El elemento presente en todas las versiones que hemos recogido es la presencia de alas o algún tipo de órgano adaptado para producir el vuelo, sea en forma prolongada o corta. Alas membranosas como los quirópteros, cerdas o una hilera de crines fuertes y espinosas en el lomo o bien orejas puntiagudas y largas adaptables para volar.
A título comparativo podemos mencionar las excrecencias duras como pelos gruesos y punzantes reportados en el lomo de las criaturas llamadas “chupacabras” fundamentalmente en sus primeras apariciones en México y Puerto Rico.
La otra característica inmutable son los ojos descritos como saltones y luminosos o brillantes.

La diversidad de la morfología se evidencia en los siguientes párrafos:
Los informantes describen su cuerpo como similar a una gallina, un reptil, una serpiente, una rana, un pulpo (sic) y un cuadrúpedo (mamífero).
El pico es descrito como de loro o bien largo y puntiagudo (como un ave zancuda). Al respecto no podemos dejar de mencionar la criatura aparecida en Mendoza, Argentina en 1972 y 1973, llamada “Vampi” por los lugareños que produjo una impresionante matanza de animales y que en algunas oportunidades en que fue apreciada fue descrita como un ave con pico largo y puntiagudo).
El cuerpo suele ser escamoso como una serpiente, o bien cubierto de fino vello, probablemente liso como un batracio.
Las extremidades son definidas como fuertes y “como de lagarto” y su número varía según la especie a la que se lo asimila.
Las percepciones auditivas son coincidentes en que el piguchen emite un agudo y fuerte silbido, similar al de los ofidios o al de algunas aves.
Las percepciones olfativas se detectan en la presencia de ciertas sustancias nocivas o hediondas emitidas por el piguchen.
Un punto importante en relación con la morfología del Objeto esta evidenciado en sus metamorfosis. Varios relatos indican que el piguchen se transforma en tal luego de pasar por otros animales:
“Al envejecer se transforma en un pájaro grande como un gallo.”
“Nace como culebra y luego le crecen alas sin plumas”
“Culebra que se transforma en rana con cuerpo cubierto de fino vello y alas muy cortas y anchas”
“Brujo fracasado se transforma en piguchen”

Coadyuvantes: La noche y los días calurosos son los momentos ideales para la aparición del piguchen. La presencia de ganado caprino, ovino, caballar o bovino constituyen cebos ideales para atraer al mitológico ser.
Algunos rituales de los brujos chilenos favorecen y hasta crean los piguchen, en efecto aquellos hombres que se entrenan para ser brujos pero fallan son arrojados por un barranco hacia un profundo lago y cuando sobreviven se transforman en eternos piguchen con características maléficas.
En este caso las lagunas, pozos profundos son coadyuvantes geográficos para la aparición del ser.

Opositores: Se trata de un mito con pocos opositores. La luz del día, las banderas blancas situados en lo alto, silbar en una botella y los conjuros o bendiciones religiosos.

NIVEL INDICIAL

Objeto: Su accionar está anunciado por un agudo silbido similar a una serpiente o ave. Su búsqueda constante de presas lo lleva a atacar el ganado en todas sus variedades e incluso al hombre siempre amparado por las sombras de la noche.
Otra treta que suele utilizar es la de fijarse a la corteza de los árboles o bien ocupar huecos en los troncos o utilizar pequeñas cuevas como escondrijos para aguardar que pase por el sitio alguna futura víctima.
Un procedimiento es atraer con el silbido al modo del Pombero o bien producir una mirada hipnótica o paralizante como el Basilisco. Este sincretismo folklórico es algo muy común cuando se detectan orígenes mixtos indígenas y europeos del mito.
Un sistema indirecto para provocar daño está finamente desarrollado en su ponzoña. Uno de los procedimientos es su excremento rojo que chorrea de los árboles donde se fija y otro una sustancia nociva que emite en sus variantes lacustres. De este modo emponzoña el líquido elemento provocando una enfermedad terminal.
La otra forma de matar es la clásica succión de la sangre de animales y seres humanos a quienes lleva a la muerte.
En una de las versiones acuáticas devora seres humanos y también produce alteraciones en la superficie del agua al modo de una poderosa tormenta.
En una sola narración, la de Molina, se menciona que se trata de un ser insectívoro inofensivo para los animales y el hombre.
Finalmente, una variante, es la de sitiar una casa dónde enferma a sus habitantes (presumimos que tras la continua succión de su sangre) produciendo la muerte en forma lenta pero segura.
Curiosamente, la longevidad o lucha contra la muerte del piguchen se evidencia en una narración dónde si bien se le dio muerte, esta fue calificada de “muy lenta”.

Coadyuvantes: Son los mismos descritos para el plano ICONICO La oscuridad, los días de mucho calor, los bosques cerrados, el pasar por las inmediaciones de sus guaridas, no verlo cuando la víctima es acechada. La presencia de corrales de ganado, la existencia de comunidades de brujos en las cercanías, utilizar un agua poco potable para el baño o lavado de enseres o ropas.

Opositores: Los mismos que en el plano anterior: La colocación de banderas blancas en lo alto, silbar con una botella vacía, verlo antes de que el piguchen lo descubra, el accionar de los religiosos en menor medida. La luz del día y el frío surgen como opositores a su accionar. En una versión se afirma que no atacas ovejas blancas, con lo cual podemos establecer que dicho color es también un opositor.

NIVEL SIMBÓLICO

Objeto: El actante objeto tiene muy poca “comunicación” con las víctimas. Por lo general se trata de una plaga casi incontrolable. Las diversas técnicas de ataque y las múltiples formas de producir daño configuran un símbolo de su maldad manifiesta.
Haciendo un paralelo con las religiones occidentales estaríamos en presencia de verdaderos demonios ocupados solamente en destruir al hombre y sus animales de crianza.
No parece haber ningún tipo de “pacto o compromiso” con el piguchen. Se trata de un mito de naturaleza muy primitiva, totalmente animalizado y sin comunicación con los humanos.
El ámbito en que se manifiesta es aislado, boscoso, alejado de los centros urbanos. Los mitos enraizados en esas comarcas tan solitarias carecen de humanización y se sustentan en el salvajismo y primitivismo más profundo.
Se trata de un mito carente de sexualidad, la cual es suplantada completamente por el primitivismo asexuado, por la maldad y el daño constante.
Como tal el mito suele producir profundo temor en los seres humanos y a veces un simple entregarse a la muerte cuando se “sabe que lo ha atacado” el piguchen. El mito debe enmascarar muchísimas dolencias, seguramente metabólicas, aunque lamentablemente son nulas las estadísticas médicas en esas desoladas regiones.
El mito del piguchen suele diluirse en las ciudades donde los peligros pasan por otros caminos.

Coadyuvantes: Es evidente que el color negro, simbolizado en la oscuridad y en el color de sus víctimas predilectas (ovejas negras), constituye una representación de la maldad. Lo sombrío de los bosques, las cuevas y los lagos profundos despliegan un panorama tétrico de carencia de luz, de humedad y soledad.
La sangre como elemento puesto en juego en el accionar del mito simboliza la vida, la fuerza, la energía vital de los seres humanos y animales. Su robo sistemático, su descarga lenta pero constante constituyen una muerte física y sicológica, una tortura pausada y agónica. La víctima humana sabe que esta muriendo en forma irremediable y por supuesto nada puede hacer para evitarlo. El piguchen simboliza el mal, el ladrón del más preciado fluido del ser humano, en definitiva, de su propia existencia.
Las formas que adopta el ser son como vimos numerosas, sin embargo ellas tienden siempre a simbolizar criaturas consideradas maléficas en las culturas universales (serpientes, ranas, vampiros). Si bien podemos hallar etnias que adoran esos animales como dioses creadores debemos coincidir en que la mayoría los toman como “repugnantes, dañinos, asociados a demonios y seres malignos o brujos”.
El mito del piguchen expresa temores profundos de los seres componentes de esas comunidades aisladas.
La longevidad o dificultad para matar al piguchen evidencian un símbolo de “poder absoluto” de dominio de la vida. Este elemento contribuye notablemente a sostener el miedo profundo a esta creación.
Las metamorfosis también simbolizar su poder divino, su poder gestador de cambios que no afectan su maldad. Transformaciones que sorprenden y producen aún más temor por su invulnerabilidad.

Opositores: A nivel hogar, siendo que el hombre posee un poco más de defensa, puede oponérsele un abandono del sitio, dejando un río de por medio. El símbolo es la fuerza del hogar propio No existen elementos religiosos o amuletos para su ahuyentamiento. El color blanco, representación de la pureza suele producir un efecto de alejamiento aunque no de destrucción del piguchen. La iglesia o los religiosos tienen poca participación en este mito.

CONCLUSIONES

El mito del piguchen como vampiro y entidad maléfica constituyen un alerta de las comunidades aisladas a su poca valorización por las autoridades. Su indefensión casi absoluta contextualizada en sus carencias económicas, alimenticias y de salud dan marco a un símbolo que actúa irremediablemente, llevando a la sociedad a un fin lento pero constante. El hombre aislado, como un punto en el espacio no tiene medios para luchar contra estas necesidades y la formación de comunidades organizadas aparece como el único elemento salvador. Ni siquiera los estamentos religiosos pueden desbaratar esta máquina destructiva simbolizada por el piguchen. La aniquilación sistemática de las culturas autóctonas americanas, el mancillar sus obras y sus costumbres, producen una pérdida irreparable que se hace patente en el afloramiento de mitos con características tan nefastas.
Quizás, en la época de José Molina el piguchen como mito solo se alimentaba de insectos, hoy la llamada civilización ha dado vida a un mito que mata poco a poco, que es casi eterno y todopoderoso. Las comunidades aisladas son vulnerables a las manipulaciones de la civilización y al accionar de sectas simbolizadas por los “brujos” verdaderos hacedores de piguchenes acuáticos que no solo matan y devoran seres humanos sino que contaminan sus aguas con sustancias venenosas. La pérdida de los recursos naturales constituye un elemento adicional a este oscuro panorama.
No es nuestra finalidad alertar sobre la situación de las comunidades nativas americanas, sin embargo, si los encargados de manejar esas cuestiones tan importantes se tomaran la molestia de leer este modesto aporte, podrían, sin lugar a dudas, tomar algunos datos verdaderamente valiosos.

REFERENCIAS:

Blache , Marta : Estructura del Miedo ,Narrativas Folklóricas Guaraníticas , Plus Ultra , Buenos Aires ,1982.

Greimas, Algirdas Julien :Semántica Estructural , Gredos, Mdrid ,1971.

Peirce , Charles : Collected Papers of Charles Sanders Peirce, 8 vols. Edited by Charles Hartshorne, Paul Weiss, and Arthur Burks (Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1931-1958).

Agradecimientos
Un profundo agradecimiento a la Sra. Micaela Navarrete, Jefa del Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional por su gentileza para buscar entre los testimonios que disponen, a don Osvaldo Guzmán del Museo Benjamín Vicuña Mackenna por ayudarnos a encontrar antiguas referencias, a la señora Elizabeth Vivanco de Talca por permitirnos reproducir parte de su manuscrito y a don César Esquivel Castro de la localidad de Pisco Elqui por contarnos historias del tema tratado en esta monografía.

Copyright ® Liliana Núñez O. y Fabio Picasso Agosto 2007

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