Lunáticos

Lunáticos

La RAE define la palabra lunático como que padece locura, no continua, sino por intervalos. Sólo durante este artículo, la redefiniré como "persona que quiere llegar a la Luna" o "persona que quiere llegar al espacio exterior". La historia de hoy quiere rendir homenaje a todos esos "lunáticos" (incluidos Goddard y von Braun) que han pasado por la historia, que tantas y tantas veces han sido objetos de burla y de los que tanto hemos aprovechado sus innovaciones. Y cuando hablamos de lunáticos hemos de hablar de cohetes.

Es posible que el primer lunático fuera un chino allá por el 1232, ya que parece ser que fueron quienes inventaron la pólvora. Pero vayamos un poco más adelante.

Los cohetes salen hasta en el himno de los EEUU. Resulta que en 1801 un experto artillero británico llamado William Congreve que había obtenido conocimientos sobre los cohetes en la India les dio uso militar. Algunos de ellos fueron utilizados contra EEUU en el bombardeo de Fort McHenry, en la guerra de 1812 y fue lo que hizo hablar a Francis Scott Key del "rojo resplandor del cohete" cuando escribió La Bandera Estrellada (el himno de EEUU) para conmemorar el bombardeo.

Pero seguramente, el primer hombre de la historia en querer utilizar cohetes seriamente para transporte en el espacio fue Nikolai Ivánovich Kibalchich. Con sólo 30 años ya era un gran experto en explosivos. Tenía la idea de encadenar varios cartuchos de forma consecutiva y así, dosificando la sustancia explosiva, se podría obtener una aceleración continua y suave hasta alcanzar una alta velocidad. Si creéis que es una idea aventurada, ya me diréis qué pensáis de la idea del matemático Stanislaw Ulam que era impulsar un cohete mediante nada menos que explosiones nucleares.

Lo malo para Kibalchich es que sus camaradas no apreciaban sus ideas. En realidad, ya tenían otra: asesinar al zar Alejandro II. Fue Kibalchich quien fabricó la bomba para ello y posteriormente detenido por la policía y condenado a muerte. Pero ni aun así abandonó su sueño de navegar por el Cosmos. Los 17 días de espera de su ejecución se dedicó a seguir madurando sus ideas. Fue él quien tuvo la idea de un mecanismo de control basado en la inclinación del motor. Si las toberas son dirigidas a un sitio u otro podemos llevar la nave donde queramos.

Días después de su ejecución todos sus planos y proyectos desaparecieron de los archivos de los juzgados que instruyeron su caso. Corría por entonces el año 1881, un año antes del nacimiento de Goddard. Un cráter en la Luna lleva su nombre.

Konstantin Eduardovich Tsiolkovsky tuvo una pérdida de audición debido a unas fiebres a los 10 años de edad. A consecuencia de ello se refugió en los libros. No había escuelas para sordos, así que tuvo que formarse totalmente a sí mismo. De los manuales que su padre le traía se hizo un gran científico. Llegó a tener más nivel en física y matemáticas que los colegiales correspondientes a su promoción.

A los 16 años pidió permiso a su padre para ampliar sus conocimientos de física, química, mecánica y astronomía en Moscú. Debido a su sordera, llevaba una trompetilla que le hizo motivo de no pocas burlas de sus compañeros. Como el sueldo de su padre no daba para más, Tsiolkovsky tuvo que compaginar sus estudios con muchos trabajos extras durante sus horas libres. El hambre y el frío de los duros inviernos hicieron tantos estragos con él que su padre se vio obligado a hacerle volver a casa donde, al menos, comería dos veces al día.

Y volvió a casa, en efecto, pero su sueño seguía en pie. Superó un examen oficial para ser profesor de escuela en Borovsk, a 100 km de Moscú. Si ya un hombre medio sordo se aísla progresivamente (entre otras cosas porque los "normales" somos casi ciegos), a esto se añadió el aislamiento científico.

En 1881 resolvió las ecuaciones de la teoría cinética de los gases y envió las soluciones a la Sociedad Rusa de Física y Química. Le contestaron que, desgraciadamente para él, alguien se le había adelantado unos 10 años y no era otro que el escocés James Clerk Maxwell. No por ello tiene menos mérito, por supuesto. Uno de los miembros de dicha Sociedad era Dimitri Mendeleyev quien se interesó por conocer a aquel extraño hombre y se asombró por su capacidad de innovación, animándole a seguir.

Tsiolkovsky no volvió a cometer el mismo error y a partir de entonces se documentó antes de seguir investigando. A este hombre le debe Rusia la construcción del primer túnel de viento destinado a probar desarrollos de aeronaves. No obtuvo ninguna subvención, por lo que se gastó buena parte de los ahorros de su familia en construirlo. Valió la pena, pues pudo probar las ventajas de un nuevo modelo de dirigible que él mismo había inventado con una funda de metal ajustable. Llegó a ensayar hasta 100 modelos distintos de dirigibles con mucha variedad de formas.

En 1898 escribió un largo artículo en el que describía una nave espacial que sería impulsada por un gas de escape para cohetes y en 1903 publicó "La exploración del espacio cósmico por medio de los motores de reacción" que fue la obra más importante que hizo. Allí anticipó las teorías de la moderna astronáutica y cohetería y propuso que en vez de utilizarse combustible sólido, se hiciera con líquido, como la gasolina. De ese modo podía dosificarse mejor la cantidad que entraba en la cámara de combustión y hacer que el cohete tuviera más o menos empuje. Además, se podía obtener mucha más potencia de la gasolina que de la pólvora.

Nunca construyó un cohete pues su sueldo no daba para ello, pero hizo un montón de predicciones, algunas de las cuales, todavía hoy no se han cumplido. Una de ellas es una curiosa nave en forma cilíndrica con gravedad artificial y con invernadero. Los guionistas de cine, desde luego, sí han puesto dicha nave muchas veces por pantalla. La verdad es que ni hoy tenemos la tecnología suficiente como para construirla. También propuso la idea de una estación espacial. Una idea muy moderna, ¿no?

A principios del siglo XX su hijo Ignaty se suicidó y en 1908 el río Oka se desbordó destruyendo todo el valioso material científico que tenía en casa. Mientras en 1914 en EEUU se concedían patentes de dos modelos de cohete, la Academia de Ciencias Rusa rechazó un innovador dirigible presentado por Tsiolkovsky.

Sólo en sus últimos años recibió una pequeña pensión para continuar con sus investigaciones. 22 años después de su muerte, en el centésimo aniversario de su nacimiento, el gobierno ruso planeó el lanzamiento del Sputnik I, el primer satélite fabricado por el hombre, para ese día en su honor. Dicho lanzamiento se retrasó 29 días pero fue un gran monumento conmemorativo.

En la cara oculta de la Luna existe un cráter que, como Kibalchich, lleva su nombre y está clasificado con el número 151 del Atlas de la Luna publicado por la Academia de Ciencias de la URSS. Es una lástima que los gobiernos se acuerden de estas personas muchos años después su muerte.


Nada mal para un chaval sin posibilidad de ir a la escuela, medio sordo y objeto de burlas por utililizar esa trompetilla para poder oír las clases, ¿verdad?

La lápida de su sepultura tiene la inscripción: "El hombre no permanecerá atado a la Tierra para siempre".

Con "lunáticos" como estos, seguro que no.

Fuentes:
"¡Esto es imposible!", VVAA (Javier Gregori)
"Historia del Telescopio", Isaac Asimov
"Enciclopedia Biográfica de Ciencia y Tecnología (Tomo III)", Isaac Asimov
http://www.daviddarling.info/encyclopedia/K/Kibalchich.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Konstantin_Tsiolkovsky
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tsiolkovski.htm

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