MITOS GRIEGOS

MITOS GRIEGOS

La Mitología es la ciencia que se encarga del estudio de los mitos y de su interpretación. La definición de mito es muy difícil de establecer, ya que existen tantos, tan diferentes, y de tan variadas culturas y sociedades, que se hace prácticamente imposible de aunarlos.
Los mitos no se entienden sino en la agrupación de estos, un mito solo puede no decir nada si no se tienen en cuenta otros. Estos son narraciones del origen del mundo y de los hombres, de la naturaleza y las fuerzas que la componen, al fin y al cabo de lo que siempre ha interesado al hombre por el misterio que hay detrás de estos temas. La definición habitual de mito dice que este es "una fábula o ficción alegórica" pero aún no se tiene una definición que satisfaga a todos.
Se piensa que los orígenes pueden estar en los primeros poblados en el Neolítico, cuando empezaron nuevas creencias, y estas se transmitían a las nuevas generaciones. Uno de los precedentes se da el 2000 a.C., cuando el Rey Nino de Babilonia hace rendir culto a la estatua de su padre. A partir de esta fecha se divinizaron numerosos personajes.
La mitología griega se estima que empieza hacia el 3000 a.C. con las creencias de las gentes de Creta Los cretenses pensaban que en todos los elementos de la naturaleza habitaban espíritus, y que algunos objetos poseían cualidades mágicas.
Desde esa fecha hasta aproximadamente el s. IIIX a.C. la mitología era confusa, hasta que Hesiodo compone la "Teogonia" donde recopila las antiguas tradiciones, relatando la creación del mundo mediante el uso de mitos y deidades. Importante fue también la obra de Homero aportando "La Iliada" y "La Odisea".
Los romanos importaron dioses y mitos directamente desde Grecia, así como también incorporaron otros de la península itálica, y de otras civilizaciones, interpretándolos hasta que acababan siendo similares a los griegos.


Venus:

Diosa de la belleza y el amor, nació de la espuma del mar producida por los genitales de del dios Urano, que fueron cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. Su nacimiento la dejó provista de todos los encantos, y abordó a la isla de Citerea, donde fue acogida por las Horas, que la hicieron sentar en un carro de excepcional diafanidad y la transportaron al Olimpo; allí las risas, las Gracias y los Juegos constituían su cortejo. Un maravilloso ceñidor añadía aún nuevos encantos a su poder y a sus atractivos. Cuando se presentó ante los dioses quedaron maravillados, y cada uno de ellos la pretendía por esposa. Júpiter concedió su mano a Vulcano, que acababa de inventar el rayo mediante el cual había sido posible exterminar a los gigantes. Pero Venus, diosa desconsiderada y frívola, enojada en extremo de tener por marido un herrero cojo, sucio y rudo, se mostraba complacida ante los halagos de que era objeto por parte de los cortesanos. El dios de los borrachos, el dios de los guerreros, Adonis, hijo de Myrrha, y muchos otros, consiguieron, sin gran esfuerzo, alegrarla en sus contrariedades.

Marte y Venus:

Afrodita-Venus, la más bella de las diosas, había recibido como esposo por disposición de Zeus-Júpiter al menos agraciado de los dioses, a Hefesto-Vulcano, el dios de la fragua, que era cojo y siempre andaba tiznado y sudoroso debido a su trabajo.
Era previsible que la bella diosa del amor engañara a su esposo con jóvenes divinidades de mayor atractivo. Uno de los elegidos fue Ares-Marte, dios de la guerra, apuesto y vigoroso. Los encuentros de los dos amantes tienen lugar de noche, a escondidas del esposo, pero en una de ellas se demoraron más de lo previsto y dieron lugar a que Helios, el dios Sol, identificado posteriormente con Apolo, les sorprendiera. Helios acudió a la fragua para enterar a Hefesto del adulterio de su esposa con Ares. El engañado dios tramó una afrentosa venganza. Valiéndose de su gran habilidad como orfebre les tendió una trampa que consistió en fabricar una finísima red que sólo él podía manejar y que instaló en el lecho donde los amantes se encontraban.
Después anunció a Afrodita que partía para un viaje. La diosa, confiada más que nunca, se citó con Ares. Cuando ambos amantes estaban en el lecho, Hefesto, que acechaba, cerró la red aprisionándolos e inmovilizándolos en él. A continuación avisó a los demás dioses del Olimpo para que presenciaran el regocijante y bochornoso espectáculo. Cuando Hefesto consintió en retirar la red, la diosa Afrodita escapó avergonzada hacia sus posesiones de Chipre mientras que Ares se dirigió a su tierra de Tracia.

Apolo y Dafne:


Dafne, nombre que en griego significa laurel, era una ninfa hija del dios-río Peneo que transcurre por la región de Tesalia. El dios Apolo amaba a Dafne con una gran pasión pero la ninfa no le correspondía y le esquivaba. En una ocasión Apolo perseguía a Dafne y ésta huía hacia las montañas para evitarlo. Cuando el dios estaba a punto de alcanzarla, la joven dirigió una plegaria a su padre o bien a Zeus, suplicándole que la metamorfoseara para poder escapar al asedio del dios. Su petición fue escuchada y concedida, y al momento la joven comenzó a transformarse en un laurel. De sus pies iban saliendo raíces y sus extremidades se convertían en frondosas ramas del árbol que desde ese momento fue el consagrado al dios Apolo y pasó a representarlo.

Saturno:


Titán y Saturno eran hermanos, y titán, como primogénito de la familia, pretendía reinar. Pero su madre, que sentía predilección por Saturno, puso en juego tantas súplicas y caricias, que Titán accedió a renunciar a la corona con tal que su hermano, a su vez, se obligase a exterminar todo hijo varón, y de esta manera la realeza volvería con el tiempo a recaer en manos de los Titanes. Saturno aceptó este pacto y se afanó por devorar a sus hijos varones tan pronto como venían al mundo.

Polifemo y Galatea:

Polifemo es uno de los Cíclopes, salvajes gigantes de un solo ojo que habitan la isla de Sicilia. Su participación más conocida en la mitología es el episodio de la Odisea en que el héroe Odiseo y sus compañeros quedan encerrados en su cueva y, para librarse, lo emborrachan y dejan ciego. Según otra tradición está enamorado de la ninfa Galatea.
Galatea es una nereida que habitaba el mar que bordea la isla de Sicilia. Polifemo, el enorme ser monstruoso de un solo ojo, está enamorado de la joven y la sigue en silencio pues no es correspondido. Galatea está prendida por el amor del bello Acis, hijo del dios Pan y de una ninfa.
Un día estaban ambos jóvenes reposando en una zona al borde del mar. Ella posaba su cabeza en el pecho de su amante. Esta idílica escena fue repentinamente alterada cuando Polifemo, desde lejos, los descubrió. Acis intentó huir pero el gigante le arrojó una enorme roca que lo aplastó. Galatea convirtió al joven en un río de límpidas aguas.

Ganímedes:

Ganímedes es un joven héroe perteneciente a la estirpe real de Troya, el menor de los hijos de Tros y de Calírroe, hermano de Cleopatra, Ilo y Asáraco. En otras versiones lo presentan como hijo de Laomedonte o bien de Ilo, de Asáraco o incluso de Erictonio.
Apenas adolescente, guardaba los rebaños de su padre en las montañas que rodean la ciudad de Troya cuando fue raptado por Zeus y llevado al Olimpo. Considerado como "el más hermoso de los mortales", había inflamado de amor al propio Zeus, de tal modo que éste lo raptó: ora es el propio Zeus quien roba al niño, ora encarga a su ave favorita, el águila, esta misión, la cual, cogiendo en sus garras al adolescente, se lo lleva por los aires. Decíase también que Zeus había adoptado la forma de águila, del mismo modo que había tomado la de muchos animales y seres con la finalidad de satisfacer sus pasiones amorosas. El lugar donde llevó a cabo el rapto varía según los autores, pero por lo general se sitúa en el Ida de Tróade o las montañas vecinas. En compensación del rapto, Zeus regaló al padre del niño unos caballos divinos o una cepa de oro, obra de Hefesto.

Perseo:


El Oráculo le predijo a Acrisio, rey de Argos, que su nieto le mataría algún día. No tenía nietos, pero tenía una hija, Dánae, y lo primero que hizo fue encerrarla en una torre para que no tuviera hijos. Pero Zeus se transformó en lluvia de oro y entró en la torre para hacer lo propio, de eso nació Perseo. Cuando Acrisio se dio cuenta los metió a los dos en una barca y los tiró río abajo. Llegaron a Serifea, donde el rey Polidecto los recibió muy bien. Pero Perseo era admirado por todos en la isla y Polidecto pensó que lo mejor era librarse de él cuanto antes. Le dijo que fuera a matar a la gorgona Medusa para conseguir honor y gloria, el primo de Perseo se lo tragó y fue a ello. Todos los dioses ayudaron a Perseo: Atenea le dio su escudo, Hermes una espada y sus botas aladas y Hades un casco que hacía invisible. Así fue Perseo en busca de Medusa, más equipado que una navaja Suiza y se la encontró dormida como un bendito. Todo el que mirara directamente a su rostro se volvía de piedra, por lo que Perseo iba escondido detrás de su escudo. Sin mirar ni nada le cortó la cabeza y la colgó en su escudo. Inmediatamente alzó el vuelo y se largó con viento fresco.
En el camino de vuelta, Perseo pasó por Mauritania donde vivía el gigante Atlas y le pidió hospitalidad. A Atlas le dio mala espina y en vez de acogerlo lo echó a patadas. Perseo entonces le encaró el escudo con la cabeza de Medusa y Atlas se convirtió en montaña.
Siguió volando hasta llegar a Etiopía donde Andrómeda estaba siendo atacada por un monstruo marino. Antes de salvar a nadie sin recibir nada a cambio, Perseo va hablar con su padre y se ponen a negociar sobre el salvamento de Andrómeda. Al final determinan que Perseo se casará con Andrómeda si la salva. Después de rescatarla se preparan las bodas, pero Andrómeda ya tenía un amante que no se iba a quedar tan contento con la boda. El amante empezó a meter camorra con una grupo de amigos, y al final la boda se convierte en una carnicería. Perseo salió airoso gracias a su escudo, que fue convirtiendo en pedruscos a quien se acercaba.
Cuando Perseo llegó de nuevo a Serifea, mató al rey Polidecto y rescató a su madre. Después de esto su abuelo Acrisio lo recibió con los brazos abiertos, arrepentido de haber despreciado a su nieto. Se celebraron juegos en honor al recién llegado, en los que participó el héroe. Pero en el lanzamiento de disco el muy bestia de Perseo tiró el disco directo a la cabeza de Acrisio, cumpliéndose así la profecía.

Leda y el Cisne:


Zeus era el dios supremo, señor de los dioses y los hombres y el principal de los dioses olímpicos. Estaba casado con la diosa Hera, pero le fue infiel en muchas ocasiones, en algunas de ellas metamorfoseado en animal.
Leda era una princesa de Etolia y estaba casada con Tindáreo. Zeus se enamoró de ella y convertido en cisne tuvo amores con Leda. Según la leyenda Leda puso dos huevos, de uno de ellos nacieron Helena, que va a ser la causante de la guerra de Troya por el rapto de Paris, y Polux, uno de los Dioscuros; del otro huevo nacieron los hijos de Tíndáreo, Cástor, el otro de los Dioscuros, y Clitem Estra que acabará por ser la esposa de Agamenón.

Hermes:


Hijo de Zeus y Maya, una mortal. Se le considera mensajero de los dioses. Además, se le conoce como dios de las artes, de la habilidad. Lleva la suerte y de la abundancia. Es embaucador, protector de los ladrones, lleno de picardía. Nada más nacer robó las armas de varios dioses, y el rebaño de su hermano Apolo, con el que se concilió entregándole una lira que acababa de inventar. Estuvo expiando sus fechorías, que a Zeus le hacían reír, en la Tierra junto a Apolo, en Tesália.
Se le representa joven y risueño. De carácter conciliador. Lleva un gorro y unas sandalias aladas, y el caduceo, que es un cetro de oro con dos serpientes enroscadas y que en su parte superior tiene dos alas. Se le atribuye a este cetro que infundía el sueño.

Júpiter e Io:

Io era una bella princesa hija de Inaco, rey de Argos. Su hermosura cautivó una vez más a Zeus, quien se convirtió en densa niebla para tomarla. Sorprendida por ese fenómeno, Juno, la esposa de Zeus, acudió al lugar donde estaban los amantes teniendo el tiempo suficiente Zeus de convertir a la joven en ternera. Juno desconfió de esa atractiva ternera por lo que se la pidió a su marido como regalo. La diosa entregó la ternera a Argos, pastor que tenía cien pares de ojos; Zeus confió a su hijo Hermes que matara al pastor, consiguiendo dormir a Argos con las monótonas notas de un caramillo. Los cien pares de ojos del pastor fueron recogidos por Juno y colocados en la cola del pavo real, su animal favorito. Correggio nos muestra a la joven y bella princesa desnuda, sobre un paño blanco que contrasta con los tonos grises de la niebla, que toma forma humana para abrazar y besar a Io.

Diana y Acteón:

La diosa Artemis-Diana es la protectora de la caza, su actividad habitual. En este cometido recorría bosques y montes acompañada de su séquito de ninfas. Cuando estaban cansadas y sudorosas tras el ejercicio solían descansar en las orillas de remansos de los ríos o fuentes rumorosas y aprovechaban para tomar un baño. Las diosas eran muy celosas de su intimidad y no podían ser vistas en su desnudez por ningún mortal so pena de arrostrar el castigo correspondiente.
Esto le ocurrió a Acteón, un joven de la familia real de Tebas, educado por el centauro Quirón, que practicando un día en el monte Citerón su actividad favorita, la caza, encaminó involuntariamente sus pasos hasta el lugar donde la diosa y sus ninfas tomaban un baño. El joven no se retiró sino que se quedó contemplando la escena con sus mortales ojos, extasiado ante la visión de la belleza de la diosa.
Ártemis, irritada al sentirse observada, lo castiga duramente: lo convierte en un ciervo y excita contra él a los perros que integraban su jauría. Acteón conserva su consciencia humana e intenta hablar con los perros que no lo reconocen y se abalanzan sobre él, desoyendo los sonidos lastimeros que el ciervo emitía en su deseo de que lo reconocieran. Luego buscan desesperados a su amo por todo el bosque hasta llegar a la cueva donde habitaba Quirón quien, para consolarlos, modeló una estatua a imagen de Acteón y se la mostró.

El rapto de Europa:

Zeus es un incansable conquistador y sus amores con diosas, ninfas y mortales llenan una amplia página de la mitología. En el mito que nos ocupa Zeus ha puesto sus ojos en una bella joven asiática, hija de Agenor, rey de Tiro, en Fenicia, en la cuenca oriental del Mediterráneo.
Pide ayuda a su hijo Hermes para la preparación del encuentro y posterior rapto que va a ser de los más historiados porque el dios ha decidido metamorfosearse en un bello toro. Hermes va a ser el encargado de conducir al rebaño de bueyes del rey desde los altos prados hasta la playa cercana donde Zeus sabía que Europa y otras doncellas de Tiro acudían a pasar la jornada de diversión y asueto.
Zeus toma la forma de un toro blanquísimo, de facciones nobles, que no infunde miedo y se aproxima saliendo del rebaño hasta el grupo de las jóvenes. Éstas se asustan al principio pero poco a poco van cogiendo confianza con el manso toro que acepta sus caricias y las guirnaldas de flores que las muchachas trenzan para colocarlas entre los cuernos. Europa llega a sentarse encima del animal, tan confiada y ajena a lo que le espera. El toro besa los pies de la joven, mientras sus amigas la adornan, y se dispone a continuar su plan.
El animal se incorpora y sin demora se lanza al mar con la ansiada carga en su grupa. Las amigas se quedan en la costa, sorprendidas, levantando las manos en gesto de sorpresa y el grupo se introduce en mar abierto donde los Vientos ayudan a avanzar y donde grupos de divinidades marinas surgirán como cortejo.
Llegan a las costas de la isla europea de Creta. Allí Europa dará a luz a tres hijos, Minos, Sarpedón y Radamantis dejando así la estirpe divina en la isla.

Teseo y el Minotauro:

Se trata del más célebre héroe y mítico rey ateniense, El rey Minos reinaba en Creta y su mujer tuvo un hijo con un toro, el famoso minotauro, que tenía cabeza de toro y cuerpo de hombre. El rey Mino decidió encerrarlo y le encargó a su arquitecto, Dédalo, la construcción de un laberinto. Luego encerró a Dédalo en el mismo junto a su hijo Ícaro. Para escapar Dédalo construyó unas alas de cera para él y para su hijo, pero éste se acercó demasiado al Sol y se quedó sin alas, y consecuentemente, sin cráneo.
Teseo era hijo de Egeo, rey de Atenas. Esta ciudad sufría la tiranía de Minos, que les exigía todos los años siete mozalbetes y otras tantas mozas para alimentar al minotauro que moraba en el siniestro laberinto. Teseo quiso acabar con eso, y se ofreció voluntario para el viaje a Creta. Allí conoció a Ariadna, hija de Minos, que se enamoró locamente de Teseo y decidió ayudarle. Le dio un carrete de hilo, y lo ató en la entrada del laberinto, así que cuando Teseo avanzaba por los pasillos iba soltando hilo y así no se perdería. Llegó donde estaba la bestia y la mató y huyó en un barco a Atenas, llevándose consigo a Ariadna. Pero a Teseo no le iba mucho Ariadna, y a la primera de cambio la dejó abandonada en un islote. Egeo esperaba ansioso a su hijo al que le había dicho que alzase una vela blanca si regresaba y que dejara la negra si había muerto. Pero se les olvidó cambiar la vela, y Egeo preso de la pena se tiró al mar que hoy lleva su mismo nombre.

Rapto de Proserpina:

Démeter, hermana de Zeus, diosa de la agricultura tenía una hija con la que estaba estrechamente unida: Perséfone-Prosérpina. Esta diosa crecía feliz entre las ninfas y otras doncellas haciendo la vida propia de la juventud que no se preocupa del matrimonio.
Un día en que estaba cogiendo flores en la pradera de Nisa, en las llanuras de Sicilia, en el momento en que se disponía a arrancar un narciso, súbitamente la tierra se abrió a su alrededor y apareció en su carro el dios de los Infiernos, Hades-Plutón, que se había enamorado de la joven. El dios descendió, salió al encuentro de la diosa y la raptó, llevándosela con él a las profundidades.
Esta acción la cometió con la complicidad de Zeus. La desolada madre de la joven la buscó en vano por toda la tierra durante nueve días y nueve noches en las que se ayudaba de una antorcha. Mientras tanto descuida sus tareas de diosa de la agricultura y la tierra en Grecia se vuelve estéril ocasionando un período de hambre. Zeus ordena a Hades, por medio de la diosa mensajera Iris, que devuelva la hija a su madre.
No va a ser ya posible porque Perséfone ha comido un grano de una granada cultivado en el Infierno y por tanto queda ya ligada a este lugar definitivamente.
La solución es el acuerdo que toman los tres dioses olímpicos: Perséfone dividirá el año entre su estancia en los Infiernos con Hades (lo que simboliza el invierno, ausencia de vegetación y su regreso a la tierra con su madre) que simboliza la primavera.

El mito de Narciso:

Narciso era un bellísimo joven, hijo de un dios río y de una ninfa. Cuando nació, sus padres consultaron al adivino Tiresias que dio la siguiente respuesta: "Vivirá hasta viejo si no se contempla a sí mismo".
De adolescente el joven despreciaba al amor y rechazaba a ninfas y doncellas que, despechadas, piden venganza a los dioses. Su petición es aceptada y un día de calor, después de una cacería, Narciso siente la necesidad de beber agua. Se inclina sobre las aguas cristalinas de un remanso y en ese momento contempla la imagen de su rostro y le parece tan bello que se enamora de él y no puede apartarse de esta contemplación hasta dejarse morir en esta postura. En el lugar de su muerte brotaron unas flores que recibieron el nombre del joven, narcisos.

La Aurora:


Mensajera del sol, precede al nacimiento el día. Los poetas la describen montada en un carro rutilante, tirado por cuatro caballos blancos. Con sus rosados dedos abre las puertas de Oriente, esparce sobre la tierra el rocío y hace crecer las flores. El sueño y la noche huyen a su presencia, y a medida que ella se acerca, las estrellas desaparecen.

El juicio de Paris:

En la antigüedad mítica se celebraron unas importantes bodas a la que estaban invitados dioses y mortales. Los contrayentes eran Peleoy Tetis, un mortal y una diosa, lo que explica la afluencia de invitados. Tetis, una nereida, hija de Nereo, antiguo y anciano dios del mar, era, por tanto, una divinidad marina e inmortal y Peleo, discípulo del centauro Quirón, era el afortunado mortal que tenía el privilegio de casarse con una diosa.
Pero no todos habían sido invitados a la fiesta: la diosa Éride (Discordia) quiso hacer notar su ausencia y se presentó en la fiesta con una manzana de oro que tenía grabada la siguiente frase: "Para la más bella". Lanzó la manzana sobre la mesa donde se sentaban los dioses y se fue.
Tres de las diosas presentes en el banquete, Hera, Atenea y Afrodita, se creyeron merecedoras del título y se lanzaron a por la manzana. La enojosa situación que se produjo entonces no tenía fácil solución y ni el mismo Zeus quiso intervenir en una decisión tan comprometida.
Encargó a su fiel hijo Hermes que condujese a las tres diosas al monte Ida, en la llanura deTroya, y se las presentase a Paris , bello joven, hijo del rey Príamo de Troya, que pastoreaba los rebaños reales en aquel lugar. Él debía ser el encargado de dirimir el pleito, según voluntad de Zeus, y así se lo explicó el dios mensajero Hermes al asustado joven.
Durante el juicio cada diosa hizo valer sus méritos al título pero además le prometieron a Paris beneficiosos dones si éste fallaba a su favor. Hera se comprometió a hacerle soberano de toda el Asia. Atenea le ofreció la prudencia y la victoria en todos los combates y Afrodita le brindó el amor de la mortal más hermosa de Grecia, Helena de Esparta.
Paris dio la manzana a Afrodita, granjeándose así la fiel protección de la diosa para él y los suyos para siempre, y la enemistad de las otras dos diosas lo que quedará reflejado en la Guerra de Troya.

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