LEYENDAS CELTAS

Fergus y el caballo del rio

Leyenda celta
El gobernador Fergus adoraba explorar los lagos y los ríos de Irlanda. Un día mientras paseaba por el lago Rury, dio con el Muirdris, un caballo de río del que a penas pudo escapar. A causa del terror la cara de Fergus quedó torcida, y teniendo en cuenta que los gobernantes no podían tener ningún defecto, los nobles escondieron todos los espejos del palacio y lo mantuvieron ignorante ante sus apariencias.
Un día, Fergus golpeó a una esclava y ella indignada le gritó: "¡Sería mejor que os vengarais del caballo de río que os dejó la cara torcida, antes que cometer actos atroces contra una simple mujer que no os ha hecho nada!"
Fergus hizo traer un espejo, se miró y decidió que como él era el gobernador no podía permitir tener esa apariencia sin ningún tipo de venganza. Se puso los zapatos mágicos, tomó su espada y fue al lago Rury.

El nacimiento de Cuchulainn
Leyenda celta
Cuenta la leyenda que la doncella Dectera, hija de Cathbad, uno de los más destacados nobles de la Corte de Connor Mc Nessa, desapareció un día junto con otras cincuenta jóvenes vírgenes y durante más de dos años no se supo nada de ellas.
Ya hacía tiempo se había dejado de buscarlas, cuando durante una cacería en la que tomaban parte los más prestigiosos señores del Ulster, vieron posarse sobre una llanura cercana a la capital, Emain Macha, a una bandada de pájaros blanquísimos. Los nobles decidieron cazar a las aves, persiguiéndolas con sus carros y lanzando piedras y lanzas. A través de campos, arroyos y pequeños bosques continuó la persecución. Pronto notaron que eran aves muy extrañas, ya que volaban divididas en nueve grupos, cantando, y cada grupo era guiado por una pareja de aves sujeta entre sí por un delgado yugo de plata. Llegó la noche, y los cazadores estaban cansados y frustrados por el fracaso de la cacería. El rey Connor envió a dos hombres a buscar un refugio. Estos siguieron la ribera del Boyna, hasta llegar a las cercanías de Brug na Boyne, donde descubrieron una humilde choza.
Sin embargo, viendo que la noche se estaba cerrando cada vez más, se acercaron a la cabaña, siendo recibidos por un hombre joven, de aspecto gentil y elegante, junto al cual se encontraba una hermosa dama, su esposa. Ambos salieron a recibir a los enviados, invitándolos con deferencia a compartir esa noche con ellos en su morada.
La comitiva entera cruzó, un rato después, las puertas de la cabaña, y esta se convirtió de pronto en un hermoso castillo, con salón de banquetes, aposentos y demás. Sin embargo, la mayor sorpresa fué cuando el Rey reconoció en la dama a la bella Dectera, la perdida doncella, y en su esposo a Lugh, el del "Brazo Largo", hijo de Ethlinn, y en las doncellas que los acompañaba, a las cincuenta vírgenes que habían desaparecido. A pesar de la intriga, la velada transcurrió apacible, estaban todos tan cansados que casi ni hablaban.
Pero, la aún más insólita revelación llegó en la mañana, cuando todos despertaron y se hallaron yaciendo sobre la hierba, y todo lo visto en la noche había desaparecido mágicamente. En lugar de la cabaña, había un pequeño recinto, donde en su interior había una modesta cuna con un niño muy pequeño. Este era el regalo que Dectera hacía al pueblo del Ulster a través de su rey, Connor Mc Nessa, el cual había sido atraído con el señuelo de los pájaros, hasta el mágico lugar de Brug Na Boyne
El niño fué llevado por los nobles hasta el palacio, y entregado a Finchaum, la hermana de Dectera, quien lo aceptó y bautizó como Setanta, viviendo desde ese momento en las posesiones que el Rey le otorgara a su madre adoptiva. Con el tiempo creció y se convirtió en un apuesto joven, y luego adoptó el nombre de Cuchulainn.
También se cuenta que el archidruida Morann, cuando el bebé Cuchulainn llegó al castillo, profetizó lo siguiente: "Sus hazañas le ganarán el aprecio de los hombres y estarán en boca de todos. Reyes, sabios y guerreros cantarán sus alabanzas, pues este niño vengará las injusticias que los afligen, luchará en sus combates y paliará sus necesidades."

La hija adoptiva del vaquero
Leyenda celta
La mujer de Cormac, rey de Ulster, sólo pudo tener una hija. Esto amargó profundamente al rey ya que su deseo era tener un heredero. Rechazó a su esposa y ordenó que se deshicieran de su hija tirándola a un pozo.
Los esclavos encargados de tal labor miraron a los ojos de la niña y no pudieron realizar tal crimen, así que, a escondidas del rey decidieron dejarla al cuidado de un buen hombre: un vaquero que vivía en el reino de Tara.
El hombre la crió y la enseño con mucho cariño hasta convertirla en una hábil doncella, diestra en las artes del bordado.
El vaquero observó que la joven Messbuachalla (que así fue como llamó a la princesa) comenzaba a revelar una belleza increíble y tuvo miedo de que fuera descubierta. Finalmente decidió esconderla, para mayor protección, en una casa de mimbre con una única abertura en el techo. Pero sus esfuerzos fueron en vano, alguien del reino de Tara tuvo curiosidad y trepó por las paredes de la cabaña para poder ver lo que ocultaba.
Así fue como llegó a oídos del rey de Eteskel la existencia de esta doncella quien, pensó, debería ser "la mujer de raza desconocida que le daría un heredero" tal y como lo había profetizado un druida. El rey mandó buscar a la joven al día siguiente, pero esa noche Messbuachalla fue visitada: Un gran pájaro entró por el techo y se convirtió en un hombre. La doncella le dio su amor al dios que la estaba visitando;.él le advirtió que sería tomada por un rey, y, antes de marcharse también le dijo que había sido fecundada y que el hijo de ambos debía llamarse Conary, quien tendría prohibido cazar pájaros
El niño nació y creció en palacio, convirtiéndose en un gran monarca, pero nunca cazó un solo pájaro en honor a su verdadero padre a pesar de no saber de su existencia.

La doncella magica
Leyenda celta
Angus Og, hijo de Dagda y Boanna del palacio de New Grange, cayó profundamente enamorado de una doncella a la que había visto en sueños. Angus y Bov viajaron hasta el lago Boca de Dragón, donde encontraron a quinientas doncellas paseando en parejas, unidas entre si por una cadena de oro.
Entre todas las doncellas, Angus reconoció a la de sus sueños, que era Caer, la hija de Ethal Anubal, el príncipe de los daanos de Connacht. Angus se lamentó por no ser lo suficientemente fuerte como para arrancarla de sus compañeras, pero siguiendo el consejo de Bov el Rojo, fue a pedir la ayuda de los reyes mortales de Connacht, Ailell y Maev.
Los reyes mandaron un mensaje al príncipe Ethal, pidiéndole la mano de Caer para Angus, pero él se negó a entregarla. Ante el rechazo de Ethal, las fuerzas del rey Ailell lo sitiaron en su castillo y ante el segundo pedido de mano de Caer, el príncipe explicó que la joven vivía alternativamente bajo la forma de doncella un año y de cisne al año siguiente: "El próximo 1 de noviembre la podéis ver con otros ciento cincuenta cisnes en el lago Boca de Dragón".
Angus fue allí en el tiempo propicio, se acercó a la orilla y llamó a la blanca y alada Caer, le explicó quién era y de pronto se trasformó en cisne él también. La doncella correspondió su amor y juntos volvieron al palacio de Angus, emitiendo una música tan divina que todos lo que la oyeron cayeron en un sueño plácido durante tres días y tres noches.

El destino de los hijos de Ir
Leyenda celta
El rey de Irlanda, Boadbh Dearg y Lir de Sidhe Fionna estaban enemistados, pero cuando la mujer de Lir murió, el rey pensó que sería un buen momento para reconciliarse. Boadbh Dearg le ofreció sus tres hijas adoptivas, Niamh (niav), Aoife (ifa) y Albha para que escogiera. Lir se casó con la mayor, Niamh, y volvió a su reino, donde Niamh tuvo dos hijas gemelas y luego otros dos hijos gemelos que se llamarían Finola, Aedh (eir), Conn y Fiachra, en un corto pero feliz matrimonio. Niamh murió en el parto de los dos últimos, y entonces Lir volvió a por Aoife, la otra hija del rey para casarse con ella.
Aoife no tuvo hijos propios, pero fue la verdadera madre de los de su hermana. Aoife se empezo a sentir desplazada porque Lir sólo prestaba atención a los niños y enfermó gravemente. Durante su enfermedad, Aoife planeó librarse de sus sobrinos. Dijo que lo primero que tenía que hacer al recuperarse, era visitar a su padrastro Bodbh Dearg y llevarle los niños una temporada. Se recuperó, y partió a Emhain Mocha con los hijos de Lir. Cuando los niños estaban descansando del viaje bañándose en un lago, Aoife los transformó en cisnes. Además les echó una maldición, que les haría permanecer en ese lago 300 años, otros 300 en el mar entre Irlanda y Escocia, 300 más en la costa oeste , y que luego habrían de esperar hasta que llegara la nueva fe a Irlanda, y hasta que el pincipe Lairgnean y la princesa Deichthe se hubieran casado para volver a su forma humana.
Después de esto, Aife se sintió culpable, y les concedió la habilidad de hablar y unas voces melodiosas, cuyo canto haría a los hombres no querer hacer nada más salvo escucharles. Cuando Aoife llegó a Emhain Mocha trató de justificar la ausencia de sus sobrinos, pero Lir descubrió la verdad y la transformó en un cuervo
Lir fue a vivir a orillas del lago donde vivían sus hijos, y los escuchaba cantar su desgracia. Pasaron 300 años, y los cisnes se fueron, pero esta vez vivieron solos en el frío mar de Moyle. Todos a los que conocieron siendo humanos estaban muertos, la fortaleza de Sidhe Fionna destruida. Los años pasaron y los hechos prometidos se acercaban , y los cisnes fueron a vivir con Caemhoch, que habia sido discípulo de San Patricio. La reina Deichthe oyó hablar de los cisnes, y se encaprichó con ellos. Le pidió a su marido Lairgnean que se los trajera, y él se los fue a pedir a Caemhoch.
En ese momento, los cisnes empezaron a recobrar su forma humana, pero ya no eran niños, eran ancianos de 1500 años a punto de morir. Lairgnean se asustó al verlos y Finola le pidió Caemoch ser bautizados, y después que los enterrara a todos juntos, de pie, en la misma tumba.
Finalmente se cumplieron sus deseos.

El arpa de Dagda
Leyenda celta
Se cuenta que el arpero de Dagda cayó prisionero de los fomorianos,
Fueron entonces Dagda y Lugh hasta el campamento enemigo a rescatarlo. Allí vieron, colgada de una pared, el arpa. Dagda la llamo y voló inmediatamente a donde estaba él, matando a nueve hombres que se atravesaron en su camino. Una vez en sus manos, Dagda tocó una música mágica y los fomorianos cayeron en un largo sueño y lograron escapar

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