EL COLGADO DEL TAROT






Carta XII: El Colgado
Ensayos de Andrea Vitali para la iconografía del Tarot





En las miniaturas más antiguas, la figura en la carta doce muestra un hombre colgado de un pie a una viga de madera. En los Tarots de Carlos VI (fig. 1), el hombre lleva una bolsa en cada mano, de la cual caen monedas, mientras que en los Trionfi de los Visconti (fig. 2) sus manos están atadas detrás de su espalda. Encontramos ambos rasgos respectivamente en los "minchiate" y los llamados tarots clásicos, con una variante en el caso de los "minchiate". En las cartas de Carlos VI, la pierna libre está arqueada y oscila en el aire, mientras que en los "minchiate" retoma la iconografía de los Tarots Visconti, con una pierna doblada detrás de la otra formando una cruz.
En los "Sermones de ludo cum aliis", nuestro hombre se llama "lo imphicato" ("el colgado"), término que encontramos, con una variación sintáctica, en Folegon y Garzoni, que lo llaman el "Appicato" o el "Impiccato". En otros documentos del siglo XVI se lo llama el "traidor". En efecto, muchos documentos e informes nos cuentan que éste era el castigo final para la traición. Hay una referencia bastante obvia a la figura de Judas, mencionado explícitamente en algunos textos. En el "Gioco de tarochi fatto in Conclavi" ("Tarots que se jugaban en los Cónclaves") el cardenal Farnese mezcla la baraja y da una carta a cada uno de los cardenales participantes. La carta de "Judas" le toca al cardenal de Pisa, considerado un traidor. Un término similar ya aparecía con los Tarots, para ser exacto, en las cartas Visconti de la Biblioteca de la Universidad de Yale. La carta de la Esperanza, aparentemente inusual en un mazo de tarots (ver más abajo), está representada por una mujer arrodillada en el acto de orar. Sus manos tienen dos cuerdas, una atada a un ancla, la otra alrededor del cuello de un viejo que yace en el suelo, cuyo blanco vestido lleva las palabras "Juda traditor" (Judas el traidor).
El diario manuscrito de Iacopo Rainieri, que nos cuenta los acontecimientos que ocurrieron en Boloña entre 1535 y 1549, dice lo siguiente respecto del castigo para los traidores: "Adi 21 detto fu atachati su li cantoni de la piaza uno folgio de carta nel quale li era depinto cesaro di dulcini e vicenzo de fardin ditto il Vignola li quali erano apichati per uno piedo per tradittori de la patria li quali avevano portato in la città di Trento il mestiero del fillatoglio de lavorare la seda et aveano taglia drieto che li amazava guadgnava ducati 100 e chi li deva vivi ducati 200. Notta che il ditto Cesaro Dolsino feva l'arte dela seda et Vicenzo feva l'arte del ligname zioe faceva li filatogli" ("El día 21, se puso una hoja de papel en las esquinas de la plaza, con un dibujo de Cesaro di Dulcini y de Vicenzo De Fardin, conocido como il Vignola. Los mostraba colgados de un pie, como traidores a su patria, puesto que habían traido el arte de hilar la seda a Trento, y se había puesto un precio de 100 ducados sobre su cabeza por matarlos, y 200 por capturarlos vivos. Se mencionab que Cesaro Dolsino trabajaba con a seda, mientras Vicenzo era un carpintero que hacía la estructura de hilar") (c. 40 recto -12 Marzo 1532)
En este documento, los dos traidores son "colgados de un pie" porque enseñaron a hilar la seda en otro pueblo, promoviendo lo que bien podía devenir una peligrosa competencia para el negocio de su ciudad. En "Triompho di Fortuna" (Triunfo de la Fortuna) de Sigismondo Fanti hallamos otro ejemplo significativo. La cuestión XLVII es un intento de responder "Quel cha l'huomo, o alla donna per li loro ma pensieri averra" ("Qué le ocurrirá a un hombre, o a una mujer, por sus malos pensamientos") y la ilustran tres figuras: la primera muestra un convicto ascendiendo los escalones del cadalso, la segunda un hombre colgado de un pie, mientras que la tercera muestra lo que queda de un hombre condenado a tal castigo. Una cabeza, un brazo y una pierna cuelgan de la cuerda. Fanti explica así la cuestión: "Nella presentedomanda, l'Auttore tratta di coloro che sono oppressi da molti e scelerati pensieri, e spetialmente di quelli che pensano operarli contra de loromaggiori, notificando, che ogni tristo lor disegno andera fallato, e che da cieli sarano ridotti a pessimo e disperato fine. Onde il Fanti essorta tutti i potentati a doversi da questi tali per ogni modo guardare" ("En esta cuestión, el Autor trata con aquellos asediados por muchos malos pensamientos, y especialmente aquellos que piensan emplearlos contra sus superiores, y les advierte de que cualquier plan malicioso fallará, y que serán arrastrados a un final malo y desesperado. Por ello Fanti advierte a los hombres poderosos para que se cuiden en todos los sentidos de tales gentes")
En la carta LXII v. de las respuestas, la Sibila de Cumas dice lo siguiente en el cuarteto XVI, ilustrado por la misma figura de un hombre colgado por un pie: "Se inhumano serai, o traditore / A Signori, o parenti in fatto o in detto /Senza cagion privo d'ogni rispetto / Te veggio in aer terminar tue ore" ("Si eres inhumano, o traidor/ a los Señores, o parientes de hecho o dicho/ sin razón carente de respeto/ en el aire veo que acabarán tus horas") (fig. 3)
También hemos hallado una figura idéntica a esa en el Tarot de Carlos VI y el Tarot de Marsella. Esta figura puede verse en la Basílica de San Petronio en Boloña en el fresco que describe el Infierno, en la Capilla Bolognini, pintado por Giovanni da Modena en 1410. En su testamento, Bartolomeo Bolognini invitaba a su heredero a que hiciera la imagen el Infierno "Orribilis quantum pluspotest" (tan horrible cuanto se pueda") y el resultado intentado sin duda fue logrado. En el centro, un gigantesco demonio gastrocéfalo -pintado de acuerdo a la iconografía corriente en ese tiempo- está sentado en su trono. Se muestra a los condenados entre trozos de roca agudos, cortantes y masivos, mientras padecen castigos, con sus faltas escritas en pequeñas bandas, sobre las rocas y por encima de la línea del horizonte. Sobre este horizonte de color de brea, la única vida vegetal son troncos y ramas con forma de esqueleto, sobre las cuales se cuelga o se desmembra a los condenados. Entre éstos, dos hombres cuelgan de un pie de las ramas del mismo árbol. Vemos a uno de frente, el otro de espalda. Sus cabezas están encima de otros condenados, dos grupos de tres personas metidas en el agua hasta sus pechos, que miran a las figuras que cuelgan encima de ellos. (fig 4) El rótulo que identifica su pecado comienza a la izquierda de la figura colgada, cuya espalda vemos, y acaba a la derecha de la segunda figura colgada: "ido/latria". Entre las cabezas de estos idólatras, sobre la gente metida en el agua, están las palabras "ninusrex". Es una referencia al máximo idólatra, el rey Nino, fundador de Nínive, la ciudad donde se practicaban más ritos idólatras que en cualquier otro lugar. Al pintar este fresco, Giovanni da Modena ciertamente se inspiró en modelos anteriores para inventar y describir ciertos castigos. El "Maestro Bolognese" de las iniciales d Bruselas, al describir el Infierno en el "Libro de las Horas" de Carlos el Noble, y en el "Libro de las Horas" que está en la Biblioteca Bodleian de Oxford, parece haberse referido también a los mismos modelos. En efecto, el Maestro muestra una escena semejante: un hombre colgado sobre una cisterna, que contiene mucha gente, incluido el rey Nino con una corona sobre su cabeza. La escena se refiere a la descripción bíblica de la destrucción de Nínive por Dios (Nahum 2, 9): "Pero Nínive es desde antiguo como una piscina de agua: empero se desbandarán".
Giovanni da Modena no representó explícitamente al rey Nino, y usó las piedras como una cisterna natural en la que meter a los idólatras. El término “idolatría“ viene del griego "idolatres", formado por "eidolon" = imagen, y "latres"= siervo.
Las imágenes se basan en una ley de represalia; los idólatras que adoran imágenes de falsos dioses, son obligados a observar las imágenes de su propio error por toda la eternidad, representadas por la condición del castigo. Los dos hombres colgados debían representarse uno de espalda y el otro de frente para que la visión de su culpa, y por tanto del sufrimiento causado por el castigo, fuera completa.
La idolatría es la última expresión de la traición, y la más innoble, puesto que repudia al mismo creador. Al responder a la cuestión LXIII de su "Triomphi", considera "Se il fin dell huomo sara buono" ("si el fin del hombre es bueno") y dice: "L'Auttore in questo luogo dimostra che Iddio, rispetto alla sua infinita altezza e somma deita, non hauer potutocrear l'huomo in altra forma, che a l'imagine e similitudine sua. Benche `l Fanti dice, che gli huomini si potrebbero oggi ragionevolmente metter nelnumero de gli animali bruti, perche non riconoscono il ricevuto beneficio Ma pagano i loro debiti d'una somma ingratitudine...". ("El Autor en este sitio muestra que Dios, por su infinita altura y suprema bondad, no podría haber creado al hombre en ninguna otra forma sino a su propia imagen y semejanza. Sin embargo, dice Fanti, los hombre de hoy podrían razonablemente contarse entre las bestias, puestos que no reconocen el beneficio recibido, sino que pagan la deuda con suma ingratitud").
Es interesantes advertir las figuras que ilustran esta cuestión: una vez más, encontramos a un hombre ascendiendo los escalones del cadalso, y las partes del cuerpo a la izquierda colgando de la cuerda. La figura del hombre colgando de un pie, esto es del traidor, se reemplaza por la de un hombre arrodillado en oración. Hay aquí una clara conexión con la carta de la Esperanza de los tarots Visconti de la Biblioteca de la Universidad de Yale; sólo mediante la plegaria y la devoción al verdadero Dios puede evitarse el castigo reservado a los traidores.
El pecado del hombre se representa iconográficamente en la imagen de una caída. Primero Lucifer, seguido por su hueste. "El hombre boca abajo, esto es el hombre que ha perdido su posición erecta, ha perdido todo lo que simboliza un impulso ascensional, un impulso hacia el cielo, hacia lo espiritual, ya no eleva el axis mundi hacia el polo celeste y hacia Dios; al contrario, se sumerge en el mundo animal y en el oscuro mundo de la aniquilación" (G. de Champeaux. S. Stercks: Simboli del medioevo, Milan, 1981)
El esoterismo explotó la conformación iconográfica de la figura, la cruz formada por las piernas y la posición invertida, a fin de satisfacer sus especulaciones doctrinales. De hecho, la posición de la pierna suelta doblada era la natural en esta situación, ya que la víctima inevitablemente tendía a descansar una pierna contra la otra a fin de amortiguar el dolor provocado por la postura desequilibrada del cuerpo.
Ser colgado, por uno o dos pies, siempre de arriba a abajo, también se volvió una representación alegórica de las situaciones negativas que provocan dolor y sufrimiento moral. Podemos ver un ejemplo en un plato italiano de cerámica de 1510 que representa una alegoría del amor. De las ramas de un árbol podado, una mujer ha sido colgada de los pies, "per non avere fede sopposta" ("por no haber tenido fe en su amante") (fig.5).

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