Guía de Introducción a la Meditación: Parte I Basado en los escritos de Alice A. Bailey

Guía de Introducción a la Meditación: Parte I
Basado en los escritos de Alice A. Bailey

Contenidos:

Nota Clave
I. Aspectos Teóricos: Alma y Personalidad
# Alma
# Personalidad (el mecanismo del Alma)
# Meditación: el Puente entre el Alma y la Personalidad

II. Hipótesis de Trabajo: El Alma y su Método de Conocimiento

III. Algunas Preguntas Importantes

* ¿Cuáles son los objetivos de la meditación?
* ¿Puede, quién lo desee, beneficiarse con la práctica de la meditación y dominar su técnica?
* ¿Es necesario retirarse a la soledad a fin de evocar el alma?
* ¿Cuál es la diferencia entre plegaria u oración y meditación?
* ¿Qué le ocurre psicológica y fisiológicamente, al aspirante durante la meditación?

IV. La Mecánica del Proceso de Meditación

V. Etapas de la Meditación
# Concentración.
# Meditación.
# Contemplación.
# Iluminación.
# Inspiración

VI. Algunas Sugerencias Preliminares
# Encontrar tiempo
# Encontrar un lugar para la meditación
# La Postura
# La respiración
# La visualización y el empleo creador de la imaginación
# La concentración

VII. Trabajo a Realizar
# Investigación y Estudio
# Práctica de la Meditación




Nota Clave:

EL SEÑOR BUDA HA DICHO:

que no hemos de creer en lo dicho, simplemente porque ha sido dicho; ni en las tradiciones, porque han sido trasmitidas desde la antigüedad; ni en los rumores como tales; ni en los escritos de los sabios, porque ellos los han escrito; ni en las fantasías que sospechamos nos han sido inspiradas por un deva (es decir una supuesta inspiración espiritual); ni en las deducciones basadas en alguna suposición casual que hemos hecho; ni por lo que parece ser una necesidad analógica; ni por la mera autoridad de nuestros instructores o maestros, sino que hemos de creer cuando lo escrito, la doctrina o lo dicho, está corroborado por nuestra propia razón y conciencia. "Por eso" dice, "les he enseñado a no creer por el solo hecho de haberlo oído decir; pero que cuando crean con toda conciencia, entonces actúen de acuerdo a ello, con plenitud".

La Doctrina Secreta, VI, 84. I.

I. Aspectos Teóricos: Alma y Personalidad

Alma

El alma es el asiento de la conciencia y la cualidad, el verdadero servidor, el discípulo. El término 'discipulado' define el esfuerzo por vivir una vida de servicio con sus inevitables expansiones de conciencia.

El alma es la voluntad al bien inteligente del principio amor, el centro de fuerza espiritual por el que pueden realizarse los Planes de Dios. Toda forma, de cualquier clase, ya sea un átomo, un ser humano o un planeta tiene - o es - un alma. El alma, o principio de conciencia, aunque es idéntico en naturaleza en todos los seres humanos, varia sin embargo en el grado de desarrollo alcanzado.

El estudiante de meditación requiere una fuente de enseñanzas prácticas en las que tenga confianza y que pueda aplicar y probar en sí mismo. Cada expansión de conciencia, que es siempre autoiniciada, prepara para expresar la conciencia del alma de forma más clara y exacta. Existe una 'cadena' jerárquica, en relación con la vida del alma, que relaciona a todos quienes son capaces, en cierta medida, de expresar las cualidades y principios de nuestra vida planetaria en evolución. Todos están relacionados unos a otros siendo interdependientes, de la unidad al todo, y la realización de cualquier individuo afecta profundamente al todo.

El alma humana incluye a la personalidad a través de la cual la vida se expresa, pero no está limitada por ella. Por medio de la meditación y la contemplación, y a través del propósito sostenido del discípulo, el alma ilumina la mente e inspira al corazón, que a su vez, transmiten comprensión y sabiduría al cerebro. La psique o alma, el sujeto que percibe o el pensador, es la inmortal e imperecedera chispa de divinidad, el Hijo de Dios, la inteligencia espiritual que es el verdadero hombre.

Personalidad (el mecanismo del Alma)

El mecanismo del alma es una mezcla o fusión de energías, la energía de la sustancia misma que torna la forma de la estructura atómica del cuerpo físico, más la vitalidad que anima a ese cuerpo, y la energía de ese cuerpo que llamamos astral, caracterizado por la sensibilidad, la actividad emocional y esa fuerza magnética denominada deseo. Por último tenernos la energía de la mente misma. Estas cuatro clases de energía forman lo que llamamos el yo personal inferior, pero lo que vincula subjetivamente esta personalidad con el alma es el aspecto mental superior.

El resultado de esta unión de energías en forma objetiva, constituye la autoconciencia. Su fusión produce ese sentido de individualidad que justifica el empleo de la palabra "yo", y relaciona todos los acontecimientos a un yo. Donde existe esta entidad central consciente que utiliza la mente, reacciona sensualmente por medio del cuerpo emocional y energetiza al físico denso (mediante el. cuerpo vital), entonces tenemos una personalidad.

Personalidad proviene del latín "persona", literalmente "máscara". La personalidad es entonces la máscara o escudo con que se recubre el Ego para poder objetivar sus potencias en el mundo manifestado; es el cuaternario inferior, compuesto por el triple hombre inferior, a saber, cuerpo etero-físico, cuerpo sensorio, astral o de deseos y el cuerpo mental concreto.

* cuerpo físico, corresponde a los elementos físicos que componen nuestro cuerpo más la forma etérica que lo estructura.
* cuerpo etérico, es la energía que mantiene los procesos vitales del cuerpo físico y permite que lo diferenciemos de un cuerpo "muerto".
* cuerpo emocional, corresponde a las emociones, abarcando desde las más sublimes hasta las más groseras.
* cuerpo mental-conceto, corresponde al conjunto de ideas formales, es la mente egoísta que trabaja exclusivamente al servicio del yo inferior.

Meditación: el Puente entre el Alma y la Personalidad

El reconocimiento de la dualidad en la naturaleza humana, provoca eventualmente la intención de salvar la brecha entre la personalidad y el alma, puesto que el alma siempre busca la unión consciente con la personalidad que es su expresión. Mientras que la aspiración puede proporcionar el motivo, el trabajo real en la construcción del puente se lleva a cabo en el nivel mental, basado en la capacidad de controlar la mente por medio de la disciplina de una meditación regular.

La meditación establece la relación entre el alma y la personalidad. Es una relación de cooperación, conduciendo finalmente a la fusión del alma con la personalidad. El trabajo está basado en la simple premisa de que la energía sigue y se conforma al pensamiento. El uso correcto del poder de la mente realizará cualquier propósito; bueno o no tan bueno. La meditación oculta implica una mente enfocada, la capacidad de visualizar, la habilidad para construir formas mentales y utilizar la imaginación creadora, además de una exacta comprensión del propósito del alma.


II. Hipótesis de Trabajo: El Alma y su Método de Conocimiento

Primero: Aceptamos la hipótesis de que existe un alma y que esta alma puede ser conocida por el hombre capaz de entrenar y controlar su mente.

Segundo: Con esta hipótesis como base empezamos a coordinar los tres aspectos de la naturaleza inferior y a unificar la mente, las emociones y el cuerpo físico, en un todo organizado y comprensivo. Esto se logra mediante la práctica de la concentración.

Tercero: A medida que la concentración se fusiona con la meditación (acto de concentración prolongada) se hace sentir la imposición de la voluntad del alma sobre la mente. Poco a poco, el alma, la mente y el cerebro, se ponen en armonía. En primer lugar la mente controla al cerebro y a la naturaleza emocional, luego el alma controla a la mente. Lo primero es consecuencia de la concentración; lo segundo, de la meditación.


III. Algunas Preguntas Importantes


¿Cuáles son los objetivos de la meditación?

El propósito de la meditación es el contacto con el alma y, finalmente, la unión con el alma; todo su objetivo es permitir al hombre ser en la manifestación externa lo que es en la realidad interna. Mediante la práctica de la meditación el hombre puede identificarse con su aspecto alma y no simplemente con las características de su personalidad.

Los poderes del alma se desarrollan por medio de la meditación. Cada vehículo por el cual se expresa el alma, contiene latente en sí cierta potencia inherente; pero el alma, fuente de todos ellos, la posee en su forma más pura y sublime...

Los poderes del alma se desenvuelven en forma normal y natural, no porque se deseen o desarrollen conscientemente, sino porque a medida que el Dios interno ejerce control y domina Sus cuerpos, Sus poderes se manifiestan en el plano físico como potencialidades y son realidades conocidas...

...El testimonio de los místicos e iniciados de todas las edades, puede corroborarlo. El hecho de que otros se hayan realizado puede alentarnos a interesarnos, pero únicamente eso, a no ser que emprendamos una acción definida; porque este proceso para el desarrollo de la consciencia razonadora debe ser autoaplicado y autoiniciado.

Esto implica el desarrollo de la mente como un sentido que se ha sintetizado, el sentido común, rigiendo su empleo en relación con el mundo de la vida terrena, de las emociones y del pensamiento. Involucra también su orientación a voluntad hacia el mundo del alma, y su capacidad de actuar como intermediaria entre el alma y el cerebro físico.

La primera relación se desarrolla y fomenta por medio de los sensatos métodos educativos exotéricos y de entrenamiento. La segunda es posible por la meditación, una forma más elevada del proceso educativo.


¿Puede, quién lo desee, beneficiarse con la práctica de la meditación y dominar su técnica?

...Debe recordarse, desde el comienzo, que el sólo anhelo de emprenderlo puede considerarse que indica el llamado del alma hacia el Sendero del Conocimiento. No debemos amedrentarnos si en ciertas cosas esenciales descubrimos que carecemos de las cualidades necesarias. La mayoría estamos más avanzados, mejor equipados y somos más inteligentes de lo que creemos. Todos podemos empezar a practicar la concentración desde ahora, si queremos.

Poseemos una gran masa de conocimientos, de poder mental, de aptitudes, que nunca hemos extraído de los reinos del subconsciente, ni hemos llevado a la utilidad objetiva. Quienquiera haya observado los efectos de la meditación, producidos en el principiante, corroborará esta afirmación...

Los resultados del primer paso en la disciplina de la meditación, es decir, la concentración, son a menudo sorprendentes. Las personas se descubren a sí mismas; descubren facultades ocultas y una comprensión que nunca habían aplicado; desarrollan una percepción, incluso del mundo fenoménico, que para ellas es milagrosa; repentinamente registran la existencia de la mente y de que pueden utilizarla, y la diferencia entre el Conocedor y el instrumento de conocimiento se hace cada vez más evidente y reveladora.

Al mismo tiempo se produce una sensación de pérdida. Los antiguos estados de ensoñación, de beatitud y paz, otorgados por la oración y meditación mística, desaparecen, y se experimenta temporalmente un sentido de aridez, nulidad y vacuidad, siendo a menudo desesperante. Esto se debe a que el foco de la atención se ha alejado de las cosas de los sentidos, no importa lo bellas que sean.

Las cosas que la mente conoce y puede registrar, aún no se han plasmado; tampoco el mecanismo sensorio hace su impacto familiar sobre la consciencia. Es un período de transición que debe mantenerse hasta el momento en que el nuevo mundo empiece a impresionar al aspirante. Ésta es una de las razones por las cuales la persistencia y la perseverancia deben desempeñar su parte, particularmente en las primeras etapas del proceso de la meditación.

Uno de los primeros efectos de la práctica de la meditación es comúnmente una creciente eficiencia en la vida diaria, sea en el hogar, en el trabajo o en cualquier campo de la actividad humana. Emplear la mente en los asuntos del vivir es en sí, un ejercicio de concentración y produce notables resultados. Alcance o no el hombre la iluminación final, mediante la práctica de la concentración y la meditación, habrá adquirido mucho y enriquecido grandemente su vida, aumentando mayormente su utilidad y poder y ampliando su esfera de influencia .

...Todo aquel que no sea puramente emocional, que tenga una regular educación y esté dispuesto a trabajar con perseverancia, puede emprender el estudio de la meditación con ánimo, empezar a organizar su vida y dar los primeros pasos en el sendero hacia la iluminación, y tal organización constituye uno de los pasos más difíciles. Téngase presente que todo paso inicial es difícil, porque deben neutralizarse hábitos y ritmos de muchos años; pero una vez dados y dominados dichos pasos, el trabajo resulta más fácil.

Resumiendo, por tanto, ...la respuesta a nuestra pregunta es:

Primero: Aceptamos la hipótesis de que existe un alma y que esta alma puede ser conocida por el hombre capaz de entrenar y controlar su mente.

Segundo: Con esta hipótesis como base empezamos a coordinar los tres aspectos de la naturaleza inferior y a unificar la mente, las emociones y el cuerpo físico, en un todo organizado y comprensivo. Esto se logra mediante la práctica de la concentración.

Tercero: A medida que la concentración se fusiona con la meditación (acto de concentración prolongada), se hace sentir la imposición de la voluntad del alma sobre la mente. Poco a poco, el alma, la mente y el cerebro, se ponen en armonía. En primer lugar la mente controla al cerebro y a la naturaleza emocional, luego el alma controla a la mente. Lo primero es consecuencia de la concentración; lo segundo, de la meditación.

De esta correlatividad de actividades, el investigador interesado logrará comprender que hay un verdadero trabajo que realizar y que la primera cualidad necesaria es perseverancia... la organización de la vida mental en todo momento y en todas partes y, en segundo lugar, la práctica regular de la concentración, diariamente a la misma hora si es posible, proporciona la actitud unilateral, siendo ambas la base del éxito.

¿Es necesario retirarse a la soledad a fin de evocar el alma?

La mayoría de nosotros vivimos en medio de una multitud y una condición caótica que hace imposible toda esperanza de rodearnos de paz y quietud; y la solución está en la recta comprensión de nuestro problema y en el privilegio que tenemos de demostrar un nuevo aspecto de la antigua verdad.

Los occidentales pertenecemos a una raza más joven. En el milenario Oriente, unos pocos precursores aventureros buscaron la soledad, aseguraron las oportunidades y conservaron las reglas. Protegieron la técnica hasta el momento en que las masas estuvieran preparadas para avanzar en gran número, y no de uno o dos a la vez.

Ese momento ha llegado. En medio de la tensión... del moderno vivir..., los individuos pueden descubrir, y descubren, el centro de paz dentro de sí mismos y pueden entrar, y entran, en ese estado de positiva concentración silenciosa que les permite llegar a la misma meta, obtener el mismo conocimiento y penetrar en la misma Luz, de que los grandes Personajes de la raza dieron testimonio.

El lugar solitario en que el hombre se retrae lo descubre en sí mismo; el lugar de silencio, donde establece contacto con la vida del alma, es ese punto dentro de la cabeza donde el alma y el cuerpo se unen... el hombre que puede entrenarse para estar suficientemente centralizado puede retirar sus pensamientos a un centro dentro de sí mismo, en cualquier momento y en cualquier lugar. Allí se realiza la gran obra de unificación.

La verdadera concentración nace de una vida concentrada y regida por el pensamiento. El primer paso para el aspirante es empezar por organizar su vida diaria, regularizar sus actividades de manera que su vida esté centrada y sea unilateral. Esto puede hacerlo quien tiene bastante interés en realizar el esfuerzo necesario y es capaz de llevarlo a cabo con perseverancia...

Cuando reorganizamos y ajustamos nuestra vida, abandonando las actividades no esenciales, ponemos a prueba nuestro temple y la fortaleza de nuestro deseo... Se observará que para el individuo de vida centralizada no cabe la negligencia en el deber. Cumple con sus deberes familiares, sociales, comerciales y profesionales, con mayor perfección y eficacia…

¿Cuál es la diferencia entre plegaria u oración y meditación?

La oración expone la idea del deseo y del requerimiento; la fuente del deseo es el corazón. Pero debe tenerse en cuenta que el deseo del corazón puede ser la adquisición de algo que la personalidad ambiciona, o las posesiones trascendentales y celestiales que el alma anhela. Sea lo que fuere, la idea básica es demandar lo que se desea, y así entra el factor anticipación, y también algo se adquiere finalmente, si la fe del peticionante es suficientemente intensa.

La meditación difiere de la oración en que es, ante todo, una orientación de la mente, orientación que produce comprensión y reconocimiento, y se convierten en conocimiento formulado. Existe una gran confusión en la mayoría de las personas sobre esta diferencia.

Las personas polarizadas en su naturaleza de deseos, siendo predominantemente de tendencia mística, demandan lo que necesitan, se esfuerzan por adquirir en la plegaria virtudes largo tiempo anheladas; ruegan a la Deidad que los escuche y mitigue sus dificultades; interceden por sus seres queridos y quienes los rodean; importunan a los cielos por las posesiones materiales o espirituales, que consideran esenciales para su felicidad. Aspiran y ansían cualidades, circunstancias y factores condicionantes, que simplifiquen sus vidas o los liberen, para alcanzar lo que creen ser la libertad para una mayor utilidad; agonizan orando, para obtener alivio en sus enfermedades y padecimientos, y tratan de que Dios responda a su demanda mediante alguna revelación. Pero este pedir, demandar y esperar, son las principales características de la oración, predominando el deseo a implicando el corazón.

La naturaleza emocional y la parte sensoria del hombre busca lo que necesita, y el campo de las necesidades es grande y real; el acercamiento se hace por medio del corazón. Lo antedicho contiene cuatro tipos de plegaria:

1. Para beneficios materiales y ayuda.
2. Para virtudes y cualidades del carácter.
3. Para otros, es decir oración intercesora.
4. Para iluminación y comprensión divinas.

Se observará en el análisis de estos cuatro tipos de plegaria, que todos tienen su raíz en la naturaleza de deseos, y el cuarto lleva al aspirante a un punto donde puede terminar la oración y comenzar la meditación. Séneca debió haber comprendido esto cuando dijo: "La oración no es necesaria, salvo para pedir por un buen estado de la mente y por la salud (plenitud) del alma."

La meditación lleva el trabajo hasta el reino mental; el deseo cede su lugar al trabajo práctico de preparación para el conocimiento divino, de manera que el hombre que inició su larga carrera y experiencias de la vida con el deseo como cualidad básica, y alcanzó el estado de adoración de la Realidad divina tenuemente percibida, pasa ahora del mundo místico al del intelecto, al de la razón y de la eventual comprensión. La oración más la abnegación del altruismo disciplinado produce al místico. La meditación más el servicio disciplinado y organizado produce al Conocedor. El místico, como hemos visto, presiente las realidades divinas, establece contacto (desde las alturas de su aspiración) con la visión mística y ansía incesantemente la repetición constante del estado de éxtasis a que su oración, adoración y veneración, lo han elevado. Por lo común es completamente incapaz de repetir esta iniciación a voluntad. En la meditación sucede lo contrario, pues mediante el conocimiento y la comprensión, el hombre iluminado puede entrar a voluntad en el reino del alma y participar inteligentemente de su vida y estados de conciencia. Un método implica la naturaleza emocional y está basado en la creencia en un Dios que otorga; el otro involucra la naturaleza mental y está basado en la creencia en la divinidad del hombre mismo, aunque no niega las premisas místicas del otro grupo.


¿Qué le ocurre psicológica y fisiológicamente, al aspirante durante la meditación?

Psicológicamente hablando, la mente queda controlada y bajo el dominio del alma; al mismo tiempo, no hay negación de las facultades mentales comunes, las cuales pueden ser utilizadas más fácilmente, y la mente se hace más aguda. Se adquiere la facultad de pensar con más claridad. El aspirante descubre que además de poder registrar impresiones del mundo fenoménico, puede también registrar las del mundo del espíritu. Posee poder mental en dos sentidos, y la mente se convierte en agente coordinador y unificador. La naturaleza emocional, a su vez, queda dominada por la mente y se la mantiene quieta y tranquila y, por consiguiente, no obstaculiza la afluencia de conocimiento espiritual al cerebro. Una vez producidos ambos efectos, tienen lugar en la cabeza ciertos cambios en el mecanismo mental y perceptivo -según los Conocedores orientales, y la evidencia parece confirmarlo. Los pensadores avanzados de Occidente, como ya vimos, ubican las facultades mentales superiores y el asiento de la intuición, en la parte superior del cerebro, y las facultades mentales inferiores y las reacciones emocionales elevadas, en la parte inferior del cerebro. Esto coincide con la enseñanza oriental de que el alma (con su conocimiento superior y la facultad de percepción intuitiva) tiene su asiento en un centro de fuerza situado en la región de la glándula pineal, mientras que la personalidad tiene su asiento en un centro de fuerza situado en la región del cuerpo pituitario.



IV. La Mecánica del Proceso de Meditación Las hipótesis sobre las cuales se basan las teorías señaladas en este manual pueden expresarse mediante las siguientes proposiciones:

Una: El centro de energía por intermedio del cual actúa el alma se halla en la parte superior del cerebro. Durante la meditación, si ésta es efectiva, la energía del alma afluye al cerebro y produce un efecto preciso sobre el sistema nervioso. Pero si la mente no está controlada y predomina la naturaleza emocional (como ocurre en el caso del místico puro), el efecto se hace sentir principalmente en el mecanismo sensorio, en los estados emocionales del ser. Cuando la mente es el factor dominante, entonces el mecanismo mental de la parte superior del cerebro entra en actividad organizada. El meditador adquiere una nueva capacidad para pensar clara, sintética y poderosamente...

Dos: En la región del cuerpo pituitario tenemos el asiento de las facultades inferiores, cuando están coordinadas en el ser humano de tipo superior. Allí se coordinan y sintetizan y de acuerdo a ciertas escuelas acreditadas de psicología y endocrinología - residen las emociones y los aspectos más concretos de la mente (derivados de hábitos raciales a instintos heredados, y por lo tanto no exigen el ejercicio de la mente creadora o superior)...

Tres: Cuando la personalidad (los estados físicos, emocional y mental) es de orden elevado, el cuerpo pituitario actúa con creciente eficacia y la vibración del centro más cercano de energía llega a ser muy potente. Debe observarse que de acuerdo a esta teoría, cuando la personalidad es de orden inferior, cuando las reacciones son principalmente instintivas y la mente prácticamente está inactiva, entonces el centro de energía está cercano al centro plexo solar y predomina en el hombre la naturaleza animal.

Cuatro: El centro situado en la región de la glándula pineal, y la parte superior del cerebro, entran en actividad cuando se aprende a enfocar atentamente la consciencia en la cabeza... Las diversas avenidas de percepción de los sentidos se aquietan, y la consciencia del hombre real ya no afluye externamente a través de sus cinco avenidas de contacto. Los cinco sentidos quedan dominados por el sexto, la mente, y toda la consciencia y la facultad perceptiva del aspirante se sintetizan en la cabeza y se dirigen hacia adentro y hacia arriba. De esta manera la naturaleza psíquica queda subyugada y el plano mental se convierte en el campo de la actividad del hombre. Este proceso de retiro o abstracción, se verifica en etapas:

1. El retiro de la consciencia física o de percepción, por medio del oído, el tacto, la vista, el gusto y el olfato. Estos medios de percepción quedan momentáneamente dormidos. La percepción del hombre es puramente mental y la consciencia del cerebro es lo único activo en el plano físico.

2. El retiro de la consciencia a la región de la glándula pineal, de modo que el punto de comprensión del hombre se centralice en la región situada entre el medio de la frente y la glándula pineal.

Quinto: Cuando se ha hecho esto y el aspirante adquiere facilidad para enfocarse en la cabeza, el resultado de este proceso de abstracción es el siguiente: Los cinco sentidos van siendo sintetizados constantemente por el sexto, la mente. Éste es el factor coordinador. Más tarde, percibe que el alma tiene análoga función. La triple personalidad se pone así en comunicación directa con el alma y, por lo tanto, el hombre llega a ser con el tiempo inconsciente de las limitaciones de la naturaleza corporal, y el cerebro puede ser entonces impresionado directamente por el alma vía la mente. La consciencia del cerebro se mantiene en una condición de espera positiva con todas las reacciones del mundo fenoménico totalmente inhibidas, aunque temporalmente.

Sexto: La personalidad intelectual, de alto desarrollo, con su foco de atención localizado en la región del cuerpo pituitario, empieza a vibrar al unísono con el centro superior en la región de la glándula pineal. Entonces se establece un campo magnético entre el aspecto positivo del alma y la personalidad en expectativa, que se hace receptiva, debido al proceso de atención enfocada. Se dice que entonces irrumpe la luz, eI hombre Iogra la iluminación y aparece la luz en la cabeza. Todo esto es el resultado de una vida disciplinada y del enfoque de la consciencia en la cabeza, producido a su vez por el intento de concentrarse en la vida diaria y mediante determinados ejercicios de concentración. A esto le sigue el esfuerzo de meditar y más tarde - mucho después - se hace sentir el poder de la contemplación.

Éste es un breve resumen de la mecánica deI proceso, siendo necesariamente sucinto e incompleto. Sin embargo, estas ideas deben ser aceptadas provisionalmente, antes de poder emprender con inteligencia la práctica de la meditación...

Habiendo formulado nuestra hipótesis y aceptándola momentáneamente, continuaremos con el trabajo hasta comprobar su falsedad, o mientras nos interese. Una hipótesis no será necesariamente falsa por no lograr probarse a sí misma en el plazo que consideramos adecuado. La gente abandona frecuentemente su búsqueda en este campo del conocimiento, porque carece de la necesaria perseverancia, o su interés se transfiere a otra parte.

Sin embargo, hemos determinado seguir adelante con nuestra investigación y dar tiempo a que las técnicas y fórmulas antiguas se comprueben a sí mismas. Cumpliremos los primeros requisitos y trataremos de que nuestra vida sea influida por una actitud mental más concentrada, a fin de practicar la meditación y concentración diariamente.

Si somos principiantes o poseemos una mente desordenada, fluídica, versátil o inestable, empezaremos por practicar la concentración. Si somos intelectuales disciplinados, lo único que debemos hacer es reorientar la mente hacia un nuevo campo de conocimiento y empezar a meditar verdaderamente. Es fácil enseñar a meditar al hombre cuyo interés se cifra en los negocios.

V. Etapas de la Meditación

El proceso de meditación se divide en cinco partes, cada una conduce sucesivamente a la otra. Tomaremos las dos primeras etapas y las estudiaremos por separado, porque al dominarlas podemos atribuir el ascenso constante del hombre espiritual consciente, desde la esfera del sentimiento a la del conocimiento. Estas etapas pueden ser brevemente enumeradas como sigue:

* Concentración. Es el acto de concentrar la mente, aprendiendo a enfocarla y a utilizarla.
* Meditación. Es el enfoque prolongado de la atención en una dirección y el firme mantenimiento de la mente sobre cualquiera idea deseada.
* Contemplación. Es una actividad del alma, en forma independiente de la mente, mantenida en estado de pasividad.
* Iluminación Es el resultado de los tres procesos anteriores, y consiste en hacer descender a la conciencia cerebral el conocimiento adquirido.
* Inspiración. Es el resultado de la iluminación, tal como se manifiesta en la vida de servicio. Concentración La palabra "concentración" deriva de las palabras latinas "con", con, y "centrare", centrar. Significa "reunir o traer a un centro común o punto focal"; supone reunir nuestros pensamientos a ideas dispersos y mantener la mente firme y fijamente enfocada o centrada, en el objeto de nuestra atención inmediata, sin desviación ni distracción. Implica la eliminación de todo lo externo o extraño al asunto en observación.

Concentración

es el poder de enfocar la conciencia sobre un tema dado y mantenerla allí todo el tiempo deseado; es el método de percibir con exactitud y el poder de visualizar correctamente; cualidad que permite al pensador percibir y conocer el campo de percepción. Patanjali la define así: "La concentración, consiste en fijar la sustancia mental en un objeto determinado".

Esto necesariamente involucra la diferencia entre el pensador, el mecanismo del pensamiento y lo que el pensador va a considerar. Por lo tanto debemos establecer la diferencia entre quien piensa y aquello que se emplea para pensar, la mente. Luego viene el tercer factor, sobre qué se piensa.

Los estudiantes harán bien, desde el comienzo de la meditación, en aprender a establecer claramente estas diferenciaciones básicas y cultivar el hábito diario de hacer estas distinciones. Hay que distinguir siempre entre:

* El pensador, el verdadero yo o alma.
* La mente, o el mecanismo que el pensador trata de utilizar.
* El proceso de pensar, o la tarea del pensador al imprimir en la mente (cuando está equilibrada) lo que está pensando.
* El cerebro, que a su vez es impresionado por la mente, actuando como agente del pensador, a fin de trasmitir impresiones c información.

Meditación.

Patanjali define la concentración como el mantenimiento de la conciencia perceptora en cierta zona, y la meditación como el mantenimiento prolongado de la conciencia perceptora también en cierta región. Ello implica simplemente una diferencia en el factor tiempo y parecería que ambas etapas fueran la adquisición del control. Mediante la práctica de la concentración el estudiante deberá lograr el suficiente control a fin de no tener que reunir continuamente sus pensamientos dispersos. Por lo tanto, la concentración prolongada ofrece oportunidad a la mente para actuar sobre cualquier objeto, dentro del círculo infranqueable de la zona elegida. La elección de una palabra o de una frase como tema de meditación, establece este "círculo infranqueable", y si la meditación se practica en forma correcta, la mente nunca se aparta del tema elegido, se mantiene enfocada y continuamente activa, durante todo el período de meditación. Además no debe permitirse a la mente hacer lo que le plazca con el tema o pensamiento simiente. Durante la concentración, el que medita debe estar en todo momento consciente de que utiliza su mente. Durante la meditación, desaparece la conciencia de que se está utilizando la mente, pero no se debe soñar despierto ni seguir el hilo de las ideas relacionadas con el tema, surgidas al azar. El pensamiento simiente se elige con un propósito -sea por su efecto sobre quien medita, o por el servicio dedicado a otra persona, o en relación con alguna obra espiritual, o en alguna fase de la búsqueda de la sabiduría. Si el proceso tiene éxito, produce en quien medita poca o ninguna reacción, sea ésta placentera o no. Si se trascienden las reacciones emocionales, la mente, por propio derecho, puede actuar libremente. El resultado es una claridad mental nunca lograda anteriormente, porque la actividad común de la mente está siempre asociada a algún deseo, o es afectada por éste. En tal estado de conciencia se trasciende el deseo, así como más adelante se trasciende el pensamiento en la etapa de contemplación. Cuando la mente se aturde hasta la inacción, sea por inhibición o por repetición persistente, no puede ser trascendida en la contemplación ni utilizada en. la meditación. La práctica de dejar la mente en blanco no sólo es tonta, sino realmente peligrosa.


VI. Algunas Sugerencias Preliminares


Encontrar tiempo

Es aconsejable fijar cada día un determinado momento para este trabajo específico. Al principio, quince minutos son suficientes. Seamos honestos con nosotros mismos y reconozcamos las cosas tal cual son. La excusa "no tengo tiempo" es completamente vana, e indica simplemente falta de interés. En verdad podría decirse que no está interesado quien dice no disponer de quince minutos de los mil cuatrocientos cuarenta que constituyen un día.

Ante todo, procuraremos hallar tiempo por la mañana temprano para la práctica de la meditación. La razón estriba en que después de haber participado de los acontecimientos del día y en el ajetreo general de la vida, la mente está en un estado de violenta vibración, lo cual no sucede si la meditación es la primera práctica de la mañana. Entonces la mente está relativamente aquietada y puede sintonizarse más rápidamente con los estados superiores de consciencia.

Además, si iniciamos el día enfocando nuestra atención en cosas espirituales y cuestiones del alma, vivimos el día en forma muy distinta. Si esta práctica se convierte en hábito, veremos muy pronto cambiar nuestras reacciones a las incidencias de la vida y empezamos a pensar lo que el alma piensa. Entonces se realiza el proceso de la actuación de una ley, porque "como el hombre piensa, así es él".



Encontrar un lugar para la meditación

Luego trataremos de buscar un lugar realmente tranquilo y libre de intromisiones. No quiero decir tranquilo en el sentido de que no haya ruido, porque el mundo está lleno de sonidos; pero libre de todo acercamiento y exigencias de otras personas.

Los aspirantes a la meditación hablan mucho de la oposición que encuentran por parte de la familia y los amigos. En la mayoría de los casos, es culpa del aspirante mismo. La gente habla demasiado. A nadie le importa qué hacemos durante quince minutos de nuestro tiempo cada mañana y no es necesario hablar de ello a la familia, ni exigirles estar quietos porque queremos meditar.

Si es imposible tener un momento para meditar, antes que la familia se disperse para los quehaceres del día, o antes de iniciar nuestra tarea, busquemos el momento propicio durante el día. Siempre hay una salida para cualquier dificultad si lo deseamos suficientemente, en forma que no signifique eludir deberes u obligaciones. Como último recurso, siempre es posible levantarse quince minutos más temprano cada mañana.



Postura

Encontrado el momento y el lugar, sentémonos cómodamente y empecemos a meditar. Entonces surge la pregunta ¿cómo debemos sentarnos? ¿Cual es la mejor posición, las piernas cruzadas, arrodillados, sentados o de pie? La posición más fácil y normal es siempre la mejor.

La posición con las piernas cruzadas ha sido, y aún es, la más corriente en Oriente, y se han escrito muchos libros sobre posturas. Algunas de las posturas tienen relación con el sistema nervioso y con esa estructura interna de nervios sutiles que los hindúes denominan nadis, que subyacen el sistema nervioso, como se lo conoce en Occidente.

El inconveniente de tales posturas es que conducen a dos reacciones, hasta cierto punto indeseables: nos llevan, primero, a concentrar la mente en la mecánica del proceso y no en su finalidad; segundo, con frecuencia producen un agradable sentido de superioridad, basado en la intención de hacer algo que la mayoría no hace y que permite destacarnos como conocedores en potencia. Nos preocupamos del No - yo en lugar del Yo.

Debemos elegir esa postura que nos haga olvidar más fácilmente el cuerpo físico. Para el occidental probablemente la mejor postura es estar sentado: lo importante es que nos sentemos erguidos, con la columna vertebral en línea recta, relajados (sin dejarse caer) para que no haya tensión en ninguna parte del cuerpo, bajando la barbilla parcialmente a fin de eliminar toda tensión en la nuca. La meditación es un acto interno y se practica con éxito sólo cuando el cuerpo está relajado, en posición adecuada y, luego, olvidado.



La respiración

Obtenida la comodidad física y el relajamiento, y habiendo retirado la consciencia del cuerpo, observamos a continuación nuestra respiración. Veamos si es tranquila, pareja y rítmica.

Considero útil hacer una advertencia acerca de los ejercicios respiratorios, que no son recomendables sino para quienes primeramente han practicado durante años en debida forma la meditación y la purificación de la naturaleza corpórea. En las antiguas enseñanzas de Oriente no se permitía el control de la respiración, sino después de haberse perfeccionado en los tres primeros "medios de unión", y sólo con la adecuada instrucción.

La práctica de ejercicios respiratorios nada tiene que ver con el desarrollo espiritual, pero sí con el desarrollo psíquico, y su práctica conduce a muchas dificultades y peligros. Los instructores elegían antiguamente a algunos individuos para este tipo de enseñanza que, sumada a un entrenamiento que había producido ya cierta medida de contacto con el alma, permitía a ésta guiar las energías evocadas por la respiración, impulsar sus objetivos y servir mundialmente.

Por lo tanto, lo único que debemos procurar es que nuestra respiración sea tranquila y regular; entonces retiraremos totalmente nuestro pensamiento del cuerpo y empezaremos la tarea de concentración.


La visualización y el empleo creador de la imaginación

El siguiente paso en la práctica de la meditación es el empleo de la imaginación. Nos imaginamos cómo el triple hombre inferior alineado, o en comunicación directa con el alma. Hay varias maneras de hacerlo. A esto lo llamamos práctica de la visualización. La visualización, la imaginación y la voluntad parecen ser tres factores muy potentes en todo proceso creador. Son las causas subjetivas de muchos de nuestros efectos objetivos.

Al principio la visualización es, en gran parte, cuestión de fe experimental. Sabemos que mediante el proceso de razonamiento, llegamos a la comprensión de que dentro y más allá de los objetos manifestados existe un Objeto o Canon Ideal, que está tratando de manifestarse en el plano físico. La práctica de la visualización, la imaginación y el empleo de la voluntad, son actividades calculadas para acelerar la manifestación de este Ideal.

Al visualizar, utilizamos nuestra concepción más elevada de lo que ese Ideal puede ser, revestido de cierto tipo de materia, generalmente mental, pues aún somos incapaces de concebir formas y tipos más elevados de sustancia con la cual envolver nuestras Imágenes.

Cuando creamos una imagen mental, la sustancia mental de nuestra mente establece cierto ritmo de vibración que atrae hacia sí el correspondiente grado de sustancia mental, en que la mente está sumergida. La voluntad mantiene esta imagen fija y le da vida. Este proceso continúa, seamos o no capaces de verlo con el ojo mental. No tiene importancia que podamos o no verlo, porque el trabajo creador se realiza igualmente. Quizás podamos alguna vez seguir y ejecutar conscientemente todo el proceso.

En conexión con este trabajo, en la etapa del principiante, algunas personas se imaginan a los tres cuerpos (los tres aspectos de la naturaleza forma) vinculados por un cuerpo radiante de luz, o visualizan tres centros de energía vibrante que recibe el estímulo de un centro más elevado y poderoso; otros imaginan al alma como un triángulo de fuerza, unido al triángulo de la naturaleza inferior -vinculado por el "cordón plateado", mencionado en la Biblia cristiana, el sutratma o hilo del alma de las escrituras orientales, la "línea de la vida" de otras escuelas de pensamiento. En cambio otros mantienen la idea de una personalidad vinculada con la divinidad que mora internamente, ocultando en sí misma a esa divinidad, "Cristo en nosotros, esperanza es de gloria".

Tiene poca importancia la imagen elegida, siempre que se inicie con la idea fundamental de que el Yo trata de establecer contacto con el No-yo, utilizar su instrumento en los mundos de la expresión humana y viceversa, impulsar al pensamiento de ese No-yo para que se dirija hacia la fuente de su ser. Una vez realizado esto podemos continuar con la práctica de la meditación. El cuerpo físico y la naturaleza de deseos se sumergen a su vez bajo el umbral de la consciencia, entonces nos centramos en la mente y tratamos de someterla a nuestra voluntad.

La concentración

Precisamente aquí enfrentamos el problema. La mente se niega a amoldarse a los pensamientos que decidimos pensar, y recorre todo el mundo en su acostumbrada búsqueda de temas. Pensamos en lo que vamos a hacer durante el día, en lugar de reflexionar sobre nuestro "pensamiento simiente"; recordamos a alguien a quien debemos ver o alguna actividad que demanda nuestra atención; empezamos a pensar en algún ser querido, e inmediatamente descendemos al mundo de las emociones, debiendo empezar a trabajar de nuevo.

De manera que reunimos nuevamente nuestros pensamientos y los retomamos con mucho éxito durante medio minuto, pero de pronto recordamos una cita o una diligencia que alguien está gestionando y volvemos otra vez al mundo de las reacciones mentales, quedando olvidada la línea de pensamientos. Nuevamente reunimos nuestras ideas diseminadas y retornamos la tarea de someter a la mente obstinada. Pero a la larga y con la práctica, se adquiere la habilidad de mantener una centralización mental con una cierta efectividad.

¿Cómo se alcanza esta condición? Siguiendo una fórmula o delineamiento al practicar la meditación que, automáticamente, establece un círculo infranqueable alrededor de la mente, que dice "llegarás hasta aquí y nada más". Deliberadamente y con intención inteligente, establecemos los límites de nuestra actividad mental, en tal forma que forzosamente tenemos que darnos cuenta cuándo salimos de esos límites. Entonces sabemos que debemos ubicarnos nuevamente dentro del muro protector, establecido por nosotros mismos.


VII. Trabajo a Realizar

Investigación y Estudio

1. Lea y estudie los siguientes capítulos (1) La Precaución en la Meditación, en: Del Intelecto a la Intuición, Alice A. Bailey, pp.143-158, y (2) Peligros a Evitarse en la Meditación, en: Cartas sobre Meditación Ocultista, Alice A. Bailey, pp 74-109.

2. En base a su estudio mencione en que consiste, durante el proceso de meditación, el/los problemas:

* derivados de la ilusión de mente inferior: encuentro con "maestros" y similares.
* por inhibición
* por atrofiamiento
* por negatividad
* por congestión
* por realizar ejercicios de respiración
* de sobreestimulación de los órganos sexuales

Práctica de la Meditación

Primero, encontrar un momento y lugar donde pueda hacerse el trabajo sin interrupción o distracción. Por la mañana temprano es el mejor momento, antes de que la mente llegue a estar preocupada con los asuntos mundanos del día. La regularidad diaria es importante.

Sentarse en una silla con respaldo recto teniendo bien derecha la columna vertebral aunque con el cuerpo confortable y relajado. Poner las manos, con los dedos entrelazados, sobre las rodillas. Efectuar algunas respiraciones lentas y profundas al tiempo que la conciencia se vacía de todo aquello que podría causar ansiedad y distraer la atención.

Elevar la conciencia a través de la imaginación creadora hacia un punto focal fuera y por encima de la cabeza. Considerar ese punto como la mente inferior, la mente analítica, crítica, tranquila y sin movimiento, como un tranquilo estanque de luz. Proyectar una línea de luz hacia arriba al centro del alma, viendo al alma como un sol brillante, una fuente radiante de energía. Este es el Yo espiritual real.

Visualizando, prolongar la proyección de la línea de luz en dirección a la mente superior o abstracta, el aspecto más inferior del Yo divino. Mantener este alineamiento iluminado en la imaginación por medio de la visualización. Esto debería llevar tan sólo unos pocos minutos. Hacer una pausa o intervalo, consciente de la luz y la energía del alma como el punto central en la conciencia. Así, manteniendo la mente firme en la luz, meditar durante unos pocos minutos (no más de cinco) sobre un pensamiento simiente, por ejemplo, "Que el alma controle la forma externa, la vida y todos los acontecimientos. Que el amor prevalezca. Que todos los hombres amen".

Examinar primero las palabras con la mente analítica, después, tratar de penetrar en el significado interno real. ¿Qué significaría si el alma controlara toda la vida sobre la tierra y si el amor fuera la energía relacionando a todo el género humano? Visualizar entonces el flujo y la precipitación de energía en todo el planeta, desde el punto más elevado de la vida divina al punto más inferior de la manifestación física.

Detenerse unos momentos para reflexionar sobre las vías y medios de emplear las energías de luz y amor en todos los dominios de la vida humana, en todas las partes del mundo.

Finalmente, actuando como un canal para la transmisión de energía y como un acto de servicio a la humanidad, derramar las energías liberadas durante la meditación. Utilizar la Gran Invocación para visualizar la luz, el amor y el poder irradiando e inspirando la conciencia humana:

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